Por: Mariano Faurlin
Cuando el rival no presenta resistencia, ganar es un trámite. Newell’s pasó ayer por caja y se quedó con tres puntos por los que Chacarita nunca peleó. La Lepra apuntaló así una levantada anímica de cara al clásico con una goleada por 3-0 ante el Funebrero, que está enterrado en el descenso directo y que reza por un milagro para alcanzar la Promoción.
Cristian Núñez tuvo su tarde soñada: Roberto Sensini le dio una chance más después de una floja tarea ante River y el chaqueño respondió con goles. En la cancha fueron dos (el segundo la metió Ignacio Fideleff), aunque para el árbitro los tres fueron del Negro. Apenas un detalle; la Lepra hilvanó la segunda victoria y dio muestras de haber cambiado la mentalidad en la búsqueda de un final de semestre más decoroso.
En diez minutos, Newell’s dejó en claro que iba a ganar el partido. Porque mostró convicción para arrinconar a Chacarita, desde el ímpetu que aportó Mauricio Sperduti, las ganas de Diego Torres y el buen trabajo de la defensa. Y pese a la poca participación de Mauro Formica, quien evitó todo el partido llegar a la quinta amonestación y casi no entró en juego.
Al Funebrero los golpes le duelen cada vez más. El primer tanto leproso lo ratificó. Y si el partido quedó abierto fue porque los accidentes a veces suceden. Salvo un grosero error de la Lepra, no había forma que Chacarita lo empatara. En efecto, ni siquiera le hizo cosquillas.
Con la segunda conquista se terminaron las esperanzas visitantes y se desató la euforia rojinegra. Hubo 25 minutos de sobra, que sólo sirvieron para que Newell’s estirar la ventaja. Bien pudo haber terminado en humillación el cotejo.
La Lepra se alzó así con una victoria que nunca corrió riesgos y que le permite renovar el espíritu para el clásico del próximo fin de semana. Dos triunfos consecutivos que ayudan a pulir detalles bajo un manto de tranquilidad para llegar en plenitud al partido más esperado por los hinchas.