Con miras a un “muy buen” 2014, el presidente estadounidense, Barack Hussein Obama, se comprometió antenoche, en su discurso anual del estado de la Unión ante el Congreso, a revertir la corriente de desigualdad económica en su país con subas de salarios, y advirtió al Congreso que de ser necesario tomará acciones unilaterales.
Obama presentó un escenario económico camino a la recuperación, con los niveles de desempleo más bajos en cinco años, mayor producción energética doméstica, y el regreso del país a la cima mundial como destino de inversiones.
“Tras cinco años de grandes esfuerzos, Estados Unidos está mejor posicionado para el siglo XXI que cualquier otro país en la Tierra”, aseveró el mandatario ante los legisladores.
Pero, a pesar de ello, “los que están arriba no pueden estar mejor” mientras los “salarios promedio apenas se han movido, la desigualdad se ha profundizado y la movilidad ascendente se ha paralizado”, lamentó. Y sostuvo que es labor del gobierno “revertir esas tendencias”.
El gobierno propuso el incremento del sueldo mínimo, igualdad salarial para las mujeres y grupos de diversidad sexual y reformar el sistema de patentes. Las medidas “van a requerir una acción del Congreso y estoy entusiasmado de trabajar con todos ustedes”, afirmó Obama. Pero Estados Unidos “no se queda quieto y yo tampoco. Así que donde y cuando pueda tomar pasos sin legislación para expandir las oportunidades para más familias estadounidenses eso es lo que haré”, advirtió.
Como primera decisión anunció que en los próximos días decretará que los nuevos trabajadores contratados por el Estado federal pasarán a cobrar un salario mínimo de 10,10 dólares la hora, frente a los 7,25 actuales.
En tanto, una propuesta para subir el salario mínimo está en estudio en el Congreso, pero su aprobación es incierta debido a la hostilidad de los republicanos. La medida beneficiaría directamente a cerca de 17 millones de estadounidenses, según el Economic Policy Institute, mientras que la propuesta de Obama concierne a cerca de 250.000 trabajadores.
Estos datos muestran el alcance de las medidas administrativas en un país donde la Constitución define un delicado equilibrio de poderes. La Cámara de Representantes, por ejemplo, es la única que puede autorizar nuevos gastos.
“En los próximos meses, vamos a ver dónde más podemos hacer avances juntos. Hagamos de éste un año de acción”, afirmó Obama, que inicia el segundo año de su segundo y último mandato.
Promete veto sobre Irán
Como es costumbre en estos discursos, la situación internacional también fue repasada. Obama adelantó que vetará cualquier sanción que el Congreso apruebe contra Irán durante las negociaciones sobre el programa nuclear. Consideró que las negociaciones “serán difíciles” y “pueden no tener éxito”, pero que nuevas sanciones amenazarían el proceso.
Respecto de la lucha contra el terrorismo, Obama dijo que puso a Al Qaeda “en el camino de la derrota” pero advirtió que su “amenaza evolucionó” y grupos anexos toman raíces en países como Yemen, Somalia, Irak o Mali.
En otro orden, dio respaldo a los opositores en Ucrania que se han movilizado desde noviembre pasado contra el presidente Viktor Yanukovich, defendiendo su derecho a “expresarse libre y pacíficamente”.
EE.UU. perjudicó a países emergentes y Argentina
La Reserva Federal (FED) de EE.UU. decidió mantener sin cambios su tasa directriz y seguir reduciendo sus inyecciones de liquidez, con lo que profundizó las tensiones monetarias en países emergentes y en la propia Argentina, a pesar de las sugerencias en sentido contrario que le hicieron a Washington organismos económicos europeos y el propio Fondo Monetario Internacional (FMI).
Tras una reunión de dos días de su Comité de Política Monetaria (Fomc), la última presidida por Ben Bernanke, la FED dijo que el crecimiento económico de EE.UU. “se aceleró” en los últimos trimestres, por lo cual recortará desde febrero próximo en 10.000 millones de dólares mensuales (a 65.000 millones) su programa de recompra de activos.
El endurecimiento de la política monetaria era esperado por los analistas, y algunos expertos ya habían advertido de sus consecuencias sobre los países emergentes, que en los últimos días enfrentaron turbulencias, entre ellos Argentina.
Inquietos por problemas sociales y políticos internos, y anticipando la decisión de la Fed, los inversores ya habían comenzado a abandonar de manera masiva sus colocaciones en los países emergentes, provocando una caída de sus divisas.
Las monedas de Argentina, Turquía, Rusia y Sudáfrica, entre otras, sufrieron fuertes caídas en los últimos días.
Algunos bancos centrales, como los de India y Turquía, reaccionaron el martes pasado a la caída de las divisas anunciando aumentos de sus tasas de interés.
Sin embargo, esto no tuvo aún resultados auspiciosos, al menos de manera inmediata.
En su comunicado, la FED no mencionó los movimientos que afectan a los emergentes.
“Los mercados emergentes siguen constituyendo la primera línea económica de los mercados de divisas”, estimó Alistair Cotton, analista de Currencies Direct, pronosticando más turbulencias.
Las disminuciones de la FED “están tras la salida de capitales y ejerciendo presión hacia abajo sobre las monedas de muchos mercados emergentes”, agregó Cotton.