El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, redobló hoy desde Nueva York su presión en favor de una reforma del sistema financiero, acusando una vez más a Wall Street de «irresponsabilidad», al tiempo que advirtió que el libre mercado no debe ser «una licencia para tomar todo lo que se pueda, de cualquier manera que se pueda».
«Yo creo en el poder del libre mercado, creo en un fuerte sector financiero que ayude a la gente a recolectar capital y conseguir préstamos e invertir sus ahorros», dijo el presidente, según un despacho de la agencia DPA.
«Pero el libre mercado nunca fue pensado para ser una licencia libre para tomar todo lo que se pueda, de cualquier manera que se pueda», añadió Obama.
Asi se expresó en un discurso pronunciado en la Cooper Union, una importante casa de altos estudios, a pocas cuadras de Wall Street.
Estas declaraciones las efectuó mientras el Congreso avanza con la legislación para imponer nuevas reglas a los bancos y entidades financieras, señalados entre los grandes culpables de la última recesión.
Para el mandatario estadounidense «eso fue lo que ocurrió demasiado a menudo en los años que llevaron a la crisis» financiera global, que se desató tras la explosión de la burbuja inmobiliaria norteamericana.
«Algunos en Wall Street -acusó Obama- se olvidaron de que detrás de cada dólar intercambiado o prestado hay una familia buscando comprar una casa, pagar por una educación, abrir un negocio o ahorrar para el retiro».
El pico de la crisis se dio entre 2008 y 2009, al caerse el complejo esquema de inversiones especulativas montado sobre el enorme volumen de créditos hipotecarios colocados por los bancos del país entre miles de familias de bajos recursos.
La consecuencia fue que muchas personas dejaron de pagar las cuotas de esas hipotecas de alto riesgo, denominada «subprime» iniciando así la caída del edificio de inversiones establecido sobre esos préstamos.
Obama remarcó hoy que la Casa Blanca quiere una reforma que «traiga nueva transparencia» a los mercados financieros y establezca procesos ordenados de bancarrota y de protección para los ahorristas no sólo en el caso de los bancos comunes sino también para las grandes firmas de inversión de Wall Street.
«Este plan pondrá en funcionamiento las protecciones financieras para los consumidores más fuertes de la historia», prometió Obama, según el cual «esto es absolutamente necesario».