Barack Obama afirmó hoy que si el Congreso de su país rechaza el acuerdo nuclear con Irán, Washington enfrentará una nueva guerra en Medio Oriente, en un discurso en el que además criticó la decisión de los congresistas de apoyar la guerra de Irak en 2002.
El 14 de julio pasado, Irán llegó a un acuerdo en Viena sobre su plan nuclear con el llamado Grupo 5+1 (Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido, Francia y Alemania) tras largas negociaciones.
Obama calificó al debate en el Congreso sobre ese acuerdo como el más importante que enfrentan los legisladores sobre una cuestión de política exterior desde que el legislativo estadounidense autorizó la guerra de Irak en 2002.
Según el actual ocupante de la Casa Blanca, los mismos congresistas que en su momento apoyaron esa guerra se oponen ahora al acuerdo nuclear con Irán.
Esa invasión, planteó Obama, solo benefició a Irán, y Estados Unidos sigue pagando el precio de esa equivocación y sus «consecuencias» diez años después.
Esos legisladores, agregó, se equivocan al pensar que el pacto con el país del Medio Oriente fue un «error histórico».
Como parte de su campaña para asegurar un apoyo legislativo al acuerdo, que legisladores de ambos partidos critican acerbamente, Obama señaló que «todos los países del mundo que se expresaron públicamente sobre el acuerdo lo apoyaron, excepto el gobierno de Israel», según informó la cadena CNN.
«El pacto con Irán es el acuerdo de no proliferación más sólido jamás negociado», argumentó Obama, para quien «cualquier beneficio que saque Irán del levantamiento de las sanciones empalidece contra el fin de la amenaza de una bomba nuclear iraní».
«Cualquier rechazo parlamentario a este acuerdo nos enfrenta a una nueva guerra en el Medio Oriente», agregó, añadiendo dramatismo a su planteo, que esta vez tuvo un público de unas 200 personas.
«El presupuesto militar de Irán es la octava parte del de nuestros aliados del Golfo combinados», señaló Obama, para dimensionar la amenaza que representa, a su juicio, el Estado islámico.
Para entrar en vigor, el acuerdo alcanzado en Viena el 14 de julio debe ser aprobado por el Congreso de EE.UU., así como por los Parlamentos de los demás países firmantes del pacto, recordó la agencia de noticias EFE.
Los legisladores solo podrían anular la participación de EE.UU. en el acuerdo si una mayoría de dos tercios en ambas Cámaras del Congreso vota en ese sentido, algo que invalidaría el veto que Obama ha prometido imponer a cualquier legislación contra el pacto.
Dado el rechazo mayoritario de los republicanos al acuerdo, Obama está centrando sus esfuerzos en convencer a los congresistas de su partido, el Demócrata, para intentar evitar que haya dos tercios de votos contrarios al pacto.
El pacto firmado en julio prevé que Teherán limite su programa nuclear de forma que no pueda fabricar armas atómicas durante al menos diez años, a cambio de que la comunidad internacional levante las sanciones que lastran su economía.
Obama habló en la misma American University donde Kennedy pronunció su discurso sobre la importancia de la acción de los diplomáticos y del tratado de no proliferación nuclear que se firmó poco después.