En sus mensajes de Navidad, los obispos volvieron a advertir sobre el avance del narcotráfico, la violencia y la inseguridad, al tiempo que convocaron a al diálogo y el reencuentro entre los argentinos.
«¡Qué lejos nos encontramos del mensaje de paz y amor de Navidad, cuando tenemos que hablar de esa realidad tan cercana que no corresponde a la dignidad del hombre!», exclamó en su mensaje navideño el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo.
Y agregó: «Me refiero al desprecio por la vida de mi hermano, que se expresa en la violencia y la inseguridad, al delito del narcotráfico y la trata de personas, al odio que cierra el camino al encuentro y la reconciliación, al egoísmo que nos aísla y debilita los lazos fraternos».
El arzobispo de Santa Fe recordó que «en Navidad se enciende una luz de esperanza que nos invita a proclamar su mensaje de verdad y de vida, de justicia y solidaridad, de reconciliación y de paz», pero aseguró que «este mensaje necesita de protagonistas, de testigos, no de repetidores».
«¡Cuánta responsabilidad personal y social nos cabe, cuando nos acostumbramos a convivir con estas realidades que ofenden al hombre y deterioran el nivel moral y cultural de la sociedad!», agregó en un mensaje reproducido por la agencia.
Monseñor Alfonso Delgado, arzobispo de San Juan de Cuyo, presidió una misa en la Casa de Gobierno a la que asistieron el gobernador, las máximas autoridades y los trabajadores de la administración, como es tradición en la provincial.
Allí, el arzobispo pidió a los gobernantes «honestidad, una mejor justicia y verdadera preocupación por la inseguridad que sufren los ciudadanos y las consecuencias del narcotráfico» e invitó a pensar en todo el bien que los gobernantes pueden hacer con los limitados recursos, que «son fruto del esfuerzo y del trabajo de todo un pueblo».
Monseñor Delgado también invitó a los políticos a «recorrer con la frente alta el camino de la honestidad», sin dejarse atrapar «por el éxito efímero de la corrupción», y «anhelar la mejor justicia posible, sembrando paz, diálogo y entendimiento».
«¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los más pobres!», enfatizó.
El obispo de Rafaela, monseñor Luis Alberto Fernández, ofreció un saludo navideño a los fieles de esta jurisdicción del noroeste santafesino en el que insistió en que el cristiano debe dar lo mejor de sí, no solo durante una Nochebuena y la Navidad, sino también en todo 2015, un año que vendrá con «muchos compromisos electorales y políticos».
El prelado sugirió que cada uno deberá esforzare para elegir lo mejor que el pueblo tenga, para que las autoridades estén al servicio de la gente y favorezcan a los que menos tienen:
«Abrámosle el corazón para decirle a Dios que tiene cabida en este mundo, y que es lo que más necesitamos. No para vivir de arriba ni de magia, sino para servir y ayudar», apuntó.
El arzobispo de Mendoza, monseñor Carlos María Franzini, también grabó un saludo de Navidad en el llamó a ser constructores de «una verdadera amistad social».
«Que esta Navidad nos ayude a reencontrarnos como hermanos, reconociéndonos como constructores de una verdadera amistad social. Que el Niño de Belén nos regale paz en los corazones, en las familias y en nuestra sociedad», expresó.
En un mensaje de Navidad conjunto, los prelados de Santiago del Estero aseguraron que «ante la realidad de la violencia y la falta de paz, el desprecio por la vida, el delito del narcotráfico, la corrupción y falta de ejemplaridad sin duda, necesitamos más que nunca del compromiso del amor y la esperanza que viene del Niño Dios».
«Nos hemos comprometido a trabajar para que reine la justicia tan esperada; para estar cerca de aquellos que viven la angustia de no tener lo necesario para una vida digna, para prevenir y contener a los jóvenes que sufren por la droga y el alcohol», manifestaron el obispo Vicente Bokalic Iglic CM y el obispo auxiliar diocesano, monseñor Ariel Torrado Mosconi.
El obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones, advirtió por su parte que «cuando se empodera con ansias de dominio, cuando se encierra en el egoísmo este retrato de Dios que es el hombre, se hace desagradable, casi inhumano en los rostros del codicioso, del traficante, del testaferro, del prepotente, del mentiroso, del coimero, del violento».
«Por esto –indicó- la Iglesia es tan celosa de los derechos humanos, y el primero es el derecho a la vida, a la dignidad y la libertad humana. Ella grita cuando ve que lastiman la imagen de Dios: en el rostro del indigente, el desocupado, el sufriente, el despojado de la tierra, la adolescente embarazada o cooptada por las redes de trata y narcotráfico», alertó.
El obispo de Comodoro Rivadavia, monseñor Joaquín Gimeno Lahoz, observó que hay «demasiada confrontación» en el ámbito de la política y llamó a dirigentes y funcionarios a «atender los problemas reales» de la sociedad chubutense, como «la educación, la seguridad y la salud».
«Creo que hay demasiada confrontación», dijo el obispo, y estimó que «tal vez se haya incrementado por el clima electoral, lo que no es bueno».
«Lo bueno es el diálogo, afrontar los problemas que nos afectan a todos y descubrir las soluciones. Cuantos más dirigentes encuentren soluciones que puedan compartir, más fácilmente se podrán afrontar esos problemas. Si cada uno tira para su lado, difícilmente se pueda solucionar los problemas muy serios que tenemos», aseguró el obispo.
El obispo de Gualeguaychú, monseñor Jorge Lozano, pidió mirar «cuántos también hoy sufren la intemperie social, pasan sus días en la calle, no tienen trabajo, ´viven´ de la mendicidad; cuántas familias habitan casillas precarias con paredes de plástico o cartón o chapas…».
«Algunas ciudades se parecen a la Belén que expulsa y margina, que esconde e ignora. No sigamos repitiendo historias de egoísmo individualista, de globalización de la indiferencia», reclamó el prelado en su columna semanal.