Una joven mujer llega a Rosario proveniente de su pueblo. Necesita hacer trámites y el cierre de los bancos a las 15 la pone en aprietos. Apurada deja su auto estacionado en una cochera privada y corre para llegar a tiempo. Dos horas después, cuando logró cumplir con todo quiere ir a buscar el auto, pero no recuerda exactamente dónde lo dejó. Se mete la mano en el bolsillo y no halla el ticket. Entonces se da cuenta: perdió nada menos que el auto.
El despiste de Jorgelina Ceser, que en las últimas horas ganó prensa nacional, parece un caso extremo. Hay casos más sensibles, como padres que pierden a sus niños en lugares donde se concentra mucho público y que transitan por otro carril. Pero volviendo a los objetos que se pierden, la Guardia Urbana Municipal recibe entre dos y tres llamados diarios de gente que intenta que le tiren alguna punta de ovillo para encontrar algo que perdió. Según informaron desde la GUM, las pérdidas más comunes tienen que ver con celulares, tarjetas de créditos y documentos, ya sea DNI, o de automotores, como la tarjeta verde. También son frecuentes los extravíos en el transporte urbano, con estudiantes que se olvidan mochilas y libros. Los más insólitos: gente que llamó porque había perdido el chip de un teléfono celular, un estudiante que había extraviado su título universitario y hasta una persona que se dejó un cuadro.
“En promedio devolvemos entre dos y tres objetos perdidos por semana. Esto es lo que tenemos registrado. Sucede muchas veces que hay cosas que se encuentran en la calle y se entregan ahí mismo o a los pocos minutos, y por tanto no quedan registradas. En otros casos siempre se registran actas, tanto de las cosas que alguien acerca porque la encontró extraviada como de los objetos cuando son devueltos”, contó el titular de la GUM Mariano Savia.
Una oficina de otros tiempos
Hasta hace algunos años existió en la Policía de la provincia la Oficina de Hallazgos y Extravíos, la cual hasta el día de hoy sigue figurando en los protocolos pero no está operativa.
El subjefe de la Unidad Regional II, Daniel Jiménez, confirmó que hace tres años la oficina dejó de funcionar. Físicamente atendía en Catamarca al 1300 y se registraban denuncias y se recepcionaban y entregaban objetos extraviados.
Por las versiones que recogió ayer este diario de diferentes referentes de la Policía local, en los últimos años muy pocas personas se acercaban a la dependencia, quizás porque era muy poco conocida, pero también porque lo más común es que quien perdió o está buscando alguna pertenencia lo haga en la comisaría más cercana.
Lo del desconocimiento de la oficina es tal que antes de la confirmación del comisario Jiménez, este diario consultó en las tres comisarías del centro de la ciudad (1ª, 2ª y 3ª, donde se supone que más cantidad de objetos se extravían) y no lograban ponerse de acuerdo sobre si la misma seguía existiendo y en ese caso dónde funcionaba.
En la comisaría 2ª, de Paraguay al 1100, indicaron que los objetos perdidos que habitualmente suelen recibir son documentos de identidad, aunque destacaron que no son muchos y no es algo que “suceda todos los días”. En la comisaría 3ª, de Dorrego al 100, dijeron que ocasionalmente se acercan personas a entregar o buscar pertenencias. “La mayoría de las veces los que vienen a buscar no encuentran sus pertenencias”, contaron. Por las dudas tienen una “cajita” preparada para guardar documentación extraviada que de vez en cuanto les acercan.
El tema de los extravíos también motivó proyectos legislativos con la intención de unificar en un punto de encuentro a quienes buscan y a quienes encuentran. El Concejo Municipal de Rosario tuvo varios proyectos, el último del radical Jorge Boasso, que proponía la creación de una oficina en la órbita de la Municipalidad. En Santa Fe capital el concejal justicialista Luciano Leiva promueve un proyecto similar.