Con las chicas no. Micaela tomó la posta y fue la voz cantante de sus siete compañeras, esas mismas que hoy, al igual que ella, reclaman ni más ni menos que poder cobrar lo que se les adeuda, como así también poder recuperar su fuente de trabajo.
«Desde marzo a hoy perdieron todo, hasta la dignidad», recalcan desde el Sindicato de Vendedores Ambulantes de la República Argentina (Sivara) delegación Rosario, que acompaña su reclamo. Las ocho chicas del carrito de la zona oeste fueron desechadas como si fuesen un vaso descartable, describe Micaela. Mismos vasos que ellas y sus colegas sabían llenar con bebidas para los clientes que iban y venían.
«La caradurez y falta de tacto en estos días de pandemia sorprende, y por momentos así también las decisiones patronales pasan a ser lacerantes para las trabajadores que son el sostén de sus familias y algunas también están en vías de convertirse en madres», dicen desde el gremio.
Pero esta situación no las detiene, reclaman y se hacen escuchar como lo hicieron en las Cuatro Plazas. Todas y cada una de ellas solicitaron en calle Provincias Unidas y Mendoza que se cumplan sus derechos. Piden lo que les corresponde, no buscan que les regalen nada, trabajaron y merecen su salario, como bien explica Micaela.
Bombos, pancartas y platillos ser hicieron sentir junto a las empleadas, y no ex, ya que hasta el momento ninguna de ellas fue notificada sobre la pérdida de su puesto de trabajo, y eso sin contar el mal trago que tuvieron que digerir cuando, al llegar a su puesto laboral, les dijeron, como recordaron con amargura durante la protesta, que habían cambiado de dueños y ya no tenían sus lugares a disposición.
El mal momento pasó al igual que el dolor por quedar desempleadas. Pero eso sí, la batalla sigue y van a ir hasta el final, aseguran. Piden y claman por sus derechos laborales. Quieren lo que les corresponde, ni más ni menos. Sueldo, aguinaldo, vacaciones, obra social y, lo más importante, ser blanqueadas. Quieren ser empleadas formales. Necesitan salir de la informalidad parea así también poder superarse como personas, esas mismas personas que se hicieron sentir y le cambiaron la fisionomía a la oeste de Rosario.
«Pero las chicas la tienen toda a su favor, y ese viento que venía de cola, y que por momentos las hizo zozobrar, hoy pasó a ser el mismo que las va a llevar a su cometido», recalcan desde la organización sindical.
Todo esto se debe a que Poder Ejecutivo, mediante el Decreto de Necesidad y Urgencia Nº 487, ha establecido la prórroga por 60 días (contados desde el vencimiento del Decreto 329/20) de la prohibición de efectuar despidos y/o suspensiones sin justa causa y por las causales de falta o disminución de trabajo y fuerza mayor.
Expresamente, establece como única excepción, las suspensiones dispuestas en los términos del artículo 223 bis de la Ley de Contrato de Trabajo (avalando la ya comentada Resolución 397/2020 del MTEySS), las cuales necesitan la homologación de la autoridad de aplicación y garantizar una prestación no inferior al 75 % del salario neto que debiera percibir el trabajador.
Finalmente dispone que los despidos y las suspensiones que se dispongan en contravención a la prohibición dispuesta no producirán efecto alguno, manteniéndose vigentes las relaciones laborales existentes y sus condiciones actuales.
«Esto recién comienza, pero las ocho hermanas van a ir hasta las últimas consecuencias, aseguran desde el gremio, y cierran: «Esta vez será como el Quijote peleando contra los molinos de viento y su Sancho Panza es y será Sivara».