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Por Daniela Barreiro
“El amor es una temática universal, y partimos de ella para mostrar distintas visiones y situaciones en diferentes lenguajes y con variados recursos”, dijo Javier Matteucci, productor de Amor Amor Amor (capítulo 1) una película conformada por ocho cortos que podrá verse mañana y el sábado, a partir de las 20.30, en el Cine El Cairo (Santa Fe 1120); el domingo, a las 18, en el Centro Cultural Cine Lumière (Vélez Sarsfield 1027); el miércoles 12, a las 20, en el Cine Club Rosario (España y Tucumán); el jueves 13, a las 20, en el Parque España (Sarmiento y el río Paraná), y el miércoles 26, también a partir de las 20, en el Museo de la Memoria (Córdoba 2019).
“Vamos a regalar pen drives en las salas, inspirados en una práctica de los años 50 que se llamaba «malcriados». En ese momento, se regalaban juguetes para que la gente vaya al cine, esto es similar a eso pero con un juguete moderno. Después, va a participar una chica que toca el violín y otra que hace lo propio con el bandoneón; ellas van a tocar en cada función ofreciendo a la gente un regalo musical, haciendo que la gente pase un lindo momento”, adelantó el también realizador.
Amor Amor Amor muestra la mirada sobre el amor de Javier Monzón, Maia Ferro, Estefanía Clotti, Chula Navone, Paula Barés, Ariel Luque, Tati Babini y Julia Bastanzo, ocho jóvenes directores que también invitan a recorrer Rosario, ciudad que les sirvió de escenario para el proyecto. Además, el film cuenta con la participación de Rita Cortese y Bárbara Peters, que ponen sus voces a los off de dos de los cortometrajes y un grupo de 20 actores locales.
Algunas de las ocho historias son “Pathos”, que hablan de lo contradictorio del amor cuando la pasión se contamina; “Hace instantes”, que muestra los encuentros y desencuentros de una pareja en la ciudad; “La cola del gato”, que plantea sacar afuera lo que lastima por dentro; “Líneas de amor”, un corto que aborda al amor a través de un simple punto en la pantalla, y “Amor a escala…”, que documenta el curioso mundo de los pasacalles y graffitis dedicados al amor en la ciudad.
“Siempre me gustó la producción y tenía ganas de trabajar con muchos amigos, pero no es algo fácil de hacer. Se me ocurrió pensar un film con ocho directores, ocho montajistas, ocho directores de arte, y ocho de fotografía; hacer una película colectiva y en este caso utilizar el formato de cortometraje que te da la posibilidad de experimentar y valerte de otros recursos narrativos”, relató Matteucci.
“La temática la elegimos porque es tradicional, es un tema bastante universal –contó–. Pero mas que nada, encaramos este proyecto pensando que debíamos terminarlo en un año. Siento que dejamos pasar mucho tiempo entre un proyecto y otro, y eso hace que te cueste mucho aprender, porque uno aprende de los errores. Por otro lado, y como el cortometraje no tiene formato de explotación comercial, decidimos unir fuerzas, unir todos esos cortos bajo la misma temática y hacer un largo. Cada uno fue utilizando distintos formatos como la animación, el video clip o el documental, buscando el lugar en el que se sentía más cómodo para hablar del amor”.
Respecto de la dinámica de trabajo abordada para realizar el film colectivo, Matteucci describió: “Cada director se autofinanció y unió su equipo de trabajo. Tuvimos algunas reuniones de producción, pero los equipos trabajaron por separado. Este es un proyecto parecido a Paris je t’aime y I love New York, salvando las distancias, porque son proyectos de mayor magnitud y con directores prestigiosos. Intentamos seguir ese formato, unir muchos talentos en una sola película y poder llegar a tener más de sesenta técnicos, veinte actores y ocho directores en un sólo film, en una red de historias”.
“Había tres premisas básicas –continuó–, cada corto debía durar entre 3 y 10 minutos, tenía que ser sobre el amor y debía ser en formato digital. Estoy convencido de que si uno hace cuatro películas de 100 mil pesos, la última sale mucho mejor que si haces una de 400 mil; la experiencia y el equivocarte es lo que genera el conocimiento. Entonces, la idea es hacer un producto, terminarlo y lanzarlo para entonces aprender de eso”.
“Si bien comenzamos haciendo esto como un proyecto autofinanciado, conseguimos el apoyo municipal para la distribución, algo que nos permitió aprovechar que por primera vez en la ciudad hay seis salas de video. Estamos muy contentos y ya disfrutamos de las primeras repercusiones: recibimos algunas invitaciones para participar en festivales del país; la película se va a proyectar en el ciclo Rosario bajo las estrellas y la Señal Santa Fe va a pasar el film completo”, agregó.
“Tenemos que atrapar al público local, el teatro en Rosario ha ganado un público pero al sector audiovisual todavía le falta, y hay mucha gente talentosa. Tenemos seis salas con proyector de video que no es poca cosa, pero falta atraer a un público más masivo y acortar tiempos, estrenar más y aprender a partir de eso”, concluyó el productor.