Una de las cosas que primero viene a la cabeza al recordar la película argentina El Aura es que con ese nombre se describe la sensación que viven los epilépticos en los segundos previos a tener un ataque. Saben que ese momento es la antesala a la pérdida de conciencia. Al despertar, no recuerdan cuánto tiempo pasó, si cayeron al piso, se rompieron los dientes o se mordieron la lengua. Ocho años antes del estreno, la odontóloga Diana Connie Alisio vio a un hombre ahogándose en pleno ataque en la calle y creó un kit para asistir a epilépticos y evitar la muerte por asfixia. El dispositivo tiene cinco piezas. Está diseñado para que los pacientes lo usen solos o con ayuda de otros. El invento ganó en 1998 la medalla de oro en el 26° Salón Internacional de Inventos de Ginebra. Alisio fue la primera mujer latinoamericana en conseguirla. Casi dos décadas después y ya con 60 años tiene más de 20 creaciones patentadas. El viernes desde las 18.30 será declarada ciudadana distinguida en el auditorio del Banco Municipal de Rosario (San Martín 730).
De profesión
Diana Alisio se recibió de odontóloga, pero a los ocho años descubrió que su profesión era la de inventora. Diseñaba mecanismos y dispositivos para jugar y resolver problemas. En diálogo con El Ciudadano contó que una de sus primeras creaciones fue un sistema para ir de un árbol al otro que causó entre los padres y las madres de sus amigos más preocupación que aplausos. En la facultad dedicaba horas a mejorar las técnicas de los instrumentos que usaban los dentistas y los métodos para hacer cirugías. Con los años se dio cuenta que los inventos no eran sólo el desarrollo de una idea. Tenía que patentarlos y aplicarles diseño y marketing para que llegaran a ser usados.
Hoy tiene más de 20 inventos patentados. La mayoría son dispositivos odontológicos y de salud, aunque también dedicó tiempo mejorar otros objetos de la vida cotidiana. “Me molestaba que el limpiaparabrisas del auto limpie sólo el 40 por ciento del vidrio. Entonces inventé uno que barre todo el vidrio”, contó.
El kit para epilépticos y muerte por asfixia estuvo en la cabeza de la odontóloga antes de ver al hombre ahogarse en la calle. “Llegaban muchos pacientes epilépticos con la lengua cortada y deformada por morderse en los ataques o con dientes rotos por haberse caído al piso. Se me ocurrió que había que hacer algo para que puedan protegerse en el momento del aura, que es cuando sabés que vas a tener el ataque”, explicó.
El dispositivo tiene cinco partes: un par de guantes de protección para paramédicos, una pieza que abraza la cara y protege el cráneo por si cae al piso, un mordillo, un lazo para traccionar la lengua hacia fuera y una bomba manual de aspiración para evitar la asfixia.
Uno de los pacientes que lo usó fue el poeta y escritor Fabricio Simeoni. Padecía una atrofia espinal progresiva que paralizó casi todo su cuerpo. “Una vez fui a una presentación de uno de sus libros y me contó que le dolía mucho una muela, pero que los dentistas no querían atenderlo porque no podía mantener la boca abierta. Le dije que venga a mi consultorio y lo curé usando el kit”, recordó.
En los casi 20 años que pasaron desde el primer prototipo, Alisio rediseñó y perfeccionó el dispositivo que hoy está listo para la fabricación a gran escala.
Otros inventos para los dientes
Entre los inventos patentados de la odontóloga hay un dispositivo para lavarse los dientes que funciona con electrones. “Estoy convencida que el cepillo y la pastita no sirven mucho. Por eso inventé un dispositivo que altera la flora bacteriana por medios electrónicos”, explicó. Como está en contra de los braquets, creó una ortodoncia móvil universal que puede ser ajustada por cualquier odontólogo sin ir a los laboratorios para comprar piezas. También inventó un chip antibacteriano y un sistema para detectar las huellas del paladar que, como las dactilares, son únicas.
Cuna de inventores
El viernes a las 18.30 Alisio será declarada ciudadana distinguida en el auditorio del Banco Municipal de Rosario (San Martín 730). Según contó a este diario, aprovechará que también se conmemora el Día del Inventor (por el creador de la birome László József Bíró), para refundar la sede rosarina de la Asociación Argentina de Inventores. “Quiero hacer una incubadora de inventores porque esa es la etapa del producto que no se fomenta. El emprendedurismo no se mete en cuestiones tecnológicas y por lo general se piensa en el marketing y en la fabricación, pero no en la semilla del invento. Creo que es necesario que una persona que inventa algo nuevo tenga un espacio de colaboración entre pares”, concluyó.