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Ofrecen medio millón de pesos para descifrar la misteriosa muerte de una familia

Un matrimonio encontrado en estado de descomposición, un hijo con parálisis cerebral que murió cuatro días después deshidratado y con hipotermina y una vivienda sin signos de violencia. Se buscan sospechosos

El 24 de octubre de 2018 un matrimonio fue encontrado muerto dentro de su casa de barrio Sur de la ciudad de Santa Fe. Además de los cadáveres de Rafael Fernando Espino, de 62 años, y el de su mujer Rita Mónica Rampazzo, de 60, en el interior de la vivienda agonizaba Rodrigo, el hijo de ambos, de 38 años, quien padecía parálisis cerebral y estaba imposibilitado de movilizarse. Falleció cuatro días después de ser rescatado.

Como los cuerpos de sus padres no presentaban lesiones, las hipótesis que barajaron los investigadores fueron variadas. Se habló de un pacto suicida con muerte tóxica, luego de muerte natural y finalmente de un robo violento. Sin embargo, a más de ocho meses del macabro hallazgo el caso sigue siendo un misterio.

Al punto tal que el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la provincia ofreció una recompensa de medio millón de pesos para quienes aporten información que ayude a descifrar lo que pasó.

Así se publicó este martes en la resolución 129 del Boletín Oficial que dispone la suma de 500 mil pesos para “aquellas personas que aporten datos útiles, relevantes y decisivos al esclarecimiento de los hechos” en la pesquisa caratulada como “averiguación de causa de muerte”.

Al respecto, la publicación argumenta que si bien los fiscales Andrés Marchi y Ana Laura Giorgia recolectaron evidencias de interés sobre la materialidad del delito, no lograron ningún avance para identificar al posible autor, o autores, del presunto homicidio del matrimonio y el abandono seguido de muerte del hijo de ambos.

En ese sentido explicaron que no se consiguieron testigos porque “existe cierto hermetismo y reticencia entre los vecinos” de las víctimas y detallaron que el matrimonio tenía pocos amigos y escasa vida social. También por ese motivo aclararon en el Boletín Oficial que “la identidad de quienes brinden información y sean adjudicatarios de la recompensa se mantendrá en secreto antes, durante y después de finalizada la investigación judicial”.

Misterio y estupor

La tarde del 24 de octubre pasado, una noticia conmovió a los vecinos del barrio Sur de la capital provincial. Una empleada doméstica que no podía comunicarse con la familia Espino decidió ir al domicilio de calle Francia al 1100.

Apenas llegó, sintió un fuerte olor nauseabundo por lo que llamó a la Policía. Los uniformados encontraron al matrimonio sin vida, tendido en el piso de la cocina y en estado de descomposición, mientras que el hijo de ambos, quien padecía una enfermedad que no le permitía moverse por sí mismo se encontraba en la planta alta, aún con vida con un avanzado cuadro de abandono.

Según se informó, Rafael era empleado público de la Junta Electoral Provincial y su mujer Mónica se acababa de jubilar en el Ministerio de Educación. Su hijo Rodrigo tenía una discapacidad mental y motriz y sobrevivió otros cuatro días en el hospital Cullen, donde falleció por un cuadro de hipotermia y deshidratación.

La primera hipótesis que circuló fue un pacto suicida porque no encontraron lesiones causales de muerte en los cuerpos del matrimonio, la casa estaba en perfecto orden y ninguna puerta ni ventana estaban violentadas. Luego se mencionó que podría haber sido un homicidio seguido de suicidio ya que había un cuchillo y una piedra al lado del cuerpo de cada víctima.

Sin embargo, la investigación se inclinó luego por la de un robo violento ya que faltaba el auto de la pareja, una costosa camioneta Renault Duster modelo 2018 que fue encontrada abandonada en Azopardo y La Rioja con la chapa patente doblada.

El misterio creció con las semanas de la pesquisa y a casi nueve meses continúa. Primero se informó que en la casa no había faltantes ni desorden y luego de la exhaustiva requisa policial en busca de pistas se mencionaron placares violentados y una mancha que parece de sangre en la pared de la cocina donde estaban los cuerpos.

Esa información, que algunos medios locales publicaron con fotos y videos, provocó la reacción de familiares de las víctimas, quienes expresaron sus dudas sobre el accionar policial.

Dos amigos de la familia, según publicó un medio santafesino, también se inclinaron por la hipótesis del doble homicidio seguido de robo. De acuerdo a esos relatos, antes de morir, Rafael y Mónica organizaban un viaje en crucero a Brasil para celebrar el cumpleaños 39 de su hijo Rodrigo.

Algunos allegados a Rafael intentaron desacreditarlo en su calidad humana al resaltar que era una persona que se dirigía a los gritos. Pero sus familiares aclararon que gritaba porque estaba prácticamente sordo.

Entre sus amigos, un sacerdote que aseguró juntarse a comer una o dos veces por semana en la casa de los Espino confesó que Rafael le contó sentirse angustiado porque personas ajenas a su familia habían descubierto el escondite de una suma cuantiosa de dólares con la que pensaba comprar una propiedad.

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