Minutos antes de la medianoche, el frente Cambiemos lograba victorias en 12 distritos, entre los que se destacaban algunos históricamente esquivos para la oposición como San Luis. Aunque también recibía algunas palizas, como los 47 puntos que le sacaba el oficialismo santiagueño.
En la previa de los comicios, el espacio gobernante auguraba ocho victorias (en la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, Mendoza, Santa Cruz y Santa Fe) y siete derrotas (Chubut, Formosa, La Pampa, Misiones, Río Negro, San Juan y Santiago del Estero). En las restantes ocho provincias, entre las que se destacaba la vital Buenos Aires, preveían un recuento «voto a voto» y hasta «empates técnicos». A escasos minutos de que concluyera el día, los resultados ratificaban las proyecciones sobre los triunfos previstos y también le daban a la Casa Rosada la posible victoria en territorio bonaerense, así como también en La Pampa, Neuquén y San Luis.
En esa última provincia, con predominio histórico de los hermanos Adolfo y Alberto Rodríguez Saa, el ex gobernador puntano Claudio Poggi obtenía un holgado triunfo por una diferencia de 19 puntos: 57 a 38 por ciento. El mejor resultado para el frente oficialista era en la Ciudad de Buenos Aires, donde la figura de la líder de la Coalición Cívica-ARI Elisa Carrió llegaba a los 48 puntos en las urnas.
Del lado de las derrotas, el peor resultado se daba en Santiago del Estero, donde recibía una paliza del espacio gobernante por 64 a 17 por ciento. Ante estos resultados, que daban cuenta de una gran ingeniería electoral, el frente Cambiemos celebraba especialmente dos triunfos que, de ratificarse en octubre, serán tildados de «históricos»: el de Buenos Aires, frente a la ex presidenta Cristina Kirchner, y el de San Luis, ante Adolfo Rodríguez Saá.