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Olas feministas: conceptos llenos de emociones

En la segunda jornada del seminario sobre “Mujeres y géneros en la sociedad argentina”, Dora Barrancos destacó la renovación feminista, y continuó con una detallado relato sobre los orígenes del feminismo y su llegada al país

Los ojos de Dora Barrancos lagrimean cuando habla de la nueva ola del feminismo en el país. Dice que Argentina es uno de los países con más derechos formales para las mujeres pero que aún faltan conquistas, y seguidamente levanta el puño con el pañuelo verde. “Tenemos un dispositivo feminista derramado. Es extraordinario. Si no nos faltara nada, nos hubiéramos privado de tanta renovación”, resumió Barrancos en la segunda jornada del seminario Mujeres y géneros en la sociedad argentina. Historia y perspectivas. Ante un auditorio que por segundo día consecutivo colmó la sala del tercer piso del Centro Cultural Fontanarrosa, la historiadora habló de la evolución del género femenino. Deslizó conceptos y explicaciones sobre el lugar que ocuparon las mujeres a lo largo de todos los tiempos. Barrancos será la protagonista de una entrevista pública que cerrará el ciclo de actividades programas por este diario relacionadas con el periodismo de género.

Llegó el feminismo, chicas

Al igual que el día anterior, cientos de mujeres y algunos hombres se apuraron por ocupar un lugar en la sala. Son jóvenes y adultos y vienen de diversas disciplinas y profesiones, pero nadie quiere perderse las reflexiones que hará Barrancos. La socióloga hizo su entrada triunfal y fue recibida con una ovación.

Si en la primera jornada Barrancos intentó acercarse al nacimiento del patriarcado, ayer habló sobre lo que todas esperábamos: los orígenes del feminismo. Lo ubicó en la segunda mitad del siglo XIX, al que señaló como «uno de los más hostiles» para las mujeres.

En el feminismo, la lucha por abolir la esclavitud tuvo un papel fundamental. “Las mujeres se ven reflejadas en las esclavas», aseguró Barrancos. La abolición de la esclavitud fue a la par del surgimiento del capitalismo. Inglaterra fue uno de los países que más se opuso a la esclavitud. “No por bueno”, aclaró Barrancos, “sino por conveniente”.

“El capitalismo necesita consumidores, y un esclavo no consume. Se dieron cuenta que era más barato pagar salarios que mantener a un esclavo”, señaló. Pero el movimiento abolicionista dejó afuera a las mujeres. Y en esa negativa surgió el primer germen de organización femenina. Una revuelta feminista en Inglaterra y otra similar en Estados Unidos fueron los inicios de un movimiento que se extendería por todo Occidente y que vería su mayor desarrollo a fines del siglo XIX.

La primera ola

Las primeras mujeres se habían reunido para reclamar por la igualdad jurídica, el derecho a votar, el acceso a la educación y para que el Estado les reconociera las tareas de maternaje. “Sentían que era un mandato y que requería ciertos derechos. Cuando el Estado reconoce la asignación universal, lo hace sólo con los varones”, contó Barrancos.

La investigadora trazó un recorrido por las reivindicaciones feministas en los diferentes partidos políticos, en particular en los socialistas y anarquistas. Habló de las coincidencias entre los movimientos y también de las divisiones. El gran punto en común era la lucha por el derecho al voto.

La llegada al país

En Argentina el movimiento llegó formalmente en 1910 con el primer congreso femenino. Aparecieron las primeras grandes pensadoras y las primeras publicaciones feministas. Para Barrancos, los años 20 fueron los de mayor intensidad. El interés por el derecho a votar atrajo a nuevos grupos de mujeres. Fue en la década del 30 cuando el derecho al sufragio estuvo cerca de ser aprobado. Había pasado el voto de los diputados, junto con el proyecto del divorcio, pero una vez más, los senadores irían contra los derechos de las mujeres. La llamada Década Infame pausó la lucha feminista que se centró durante esos años en frenar una posible llegada del fascismo al país.

Con el peronismo emergió la figura de Eva Perón. “No era feminista pero tuvo la intuición para que el ingreso a la política de las mujeres fuera masivo. Acompañó el voto femenino”, destacó. Barrancos aseguró que todas las fuerzas políticas tenían el propósito de permitir que las mujeres voten. Contó que Evita pidió estar presente en las sesiones de 1947 y que fue ella quien consagró la rama femenina del partido peronista.

“Hubo una politización de las mujeres en Argentina. Sin ciudadanía, actuaban en política”, señaló.

Las últimas olas

Durante las décadas del 60 y 70 las mujeres comienzan a ir a la universidad, participan en el mercado laboral, y en movilizaciones sociales. “En todas las movilizaciones armadas populares hubo contingentes femeninos. Éramos muy cocoritas, pero no teníamos una articulación densa con nuestros derechos”, aseguró. Y mencionó que hubo más de 35 por ciento de mujeres desaparecidas por el terrorismo de Estado según las denuncias del libro Nunca Más.

Barrancos ubicó los inicios de la segunda ola en Estados Unidos. Está marcada por un encuentro de las mujeres con sus cuerpos. “La dimensión de sus cuerpos, la tragedia de la violencia patriarcal en sus cuerpos y en sus huellas, hacen resonar al cuerpo no como elemento material sino como cónclave de significados. El feminismo renacido no es como el anterior. Es de los sentidos y las sensibilidades”, aseguró.

Con gran solvencia, y sin dejar de mirar al público en ningún momento, la investigadora dio cátedra de feminismo a un público atento y respetuoso que seguía con ella cada parte de la disertación. Algún chiste irónico y el uso del lenguaje inclusivo en algunos términos específicos fueron el toque que descontracturó una charla cargada de conceptos, pero también de emociones. Para cerrar, un pañuelazo entre las y los asistentes y la consigna rítmica de aborto legal sonó en la sala donde hoy Barrancos se presentará por última vez, ahora para hablar de ella.

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