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Ombú Bonsai: la vuelta al libro como objeto fetiche

Por Laura Hintze / Agustín Aranda.- El emprendimiento que hace ediciones artesanales esta semana suma dos títulos de autores locales.


Ombú Bonsai, pequeño ensayo de editorial, lleva un año y medio plantado en Rosario. A partir del trabajo de tres estudiantes del ámbito humanista, el espécimen comenzó a crecer desde los deseos personales de revitalizar el oficio de encuadernación, perdido en la vorágine industrial, que según los “pequeños empresarios”, produce más cantidad, menor calidad y relega los libros no vendidos al olvido. La pasión y la marca distinta del mini Ombú es la experimentación de las técnicas de encuadernado tendientes a personalizar cada libro. La condición de objeto fetiche, único e irrepetible decanta al tomar las últimas dos ediciones planteadas por la editorial. Con tapa dura y elaborada con papel pintado que deja un efecto marmolado –técnica que aprendieron mediante el contacto con el artista bonaerense Ato Menegazzo– las ediciones de “Libro de filosofía”, del periodista Fabricio Simeoni, y “Teoría de la lectura”, del escritor y académico Roberto Retamoso, serán presentadas en sociedad el jueves y viernes en Mano a Mano, Ovidio Lagos 791 y el Museo Estévez, Santa Fe 748, respectivamente.

El núcleo vegetal está compuesto por Nicolás Manzi, Rodrigo Castillo y Rafael Carlucci, seis manos dedicadas a la artesanal labor de confección de las ediciones. Comenzaron a publicar tiradas chicas de piezas propias, de no más de 30 libros, para luego ponerse en contacto con los distintos ganadores de los premios municipales de incentivo a escritores rosarinos. Uno de los primeros libros fue el de Quique de María, que adquirió el servicio y se hizo de 200 ejemplares de “Se nos cayó el Sistema”. Seguido, un estudiante de filosofía, Gonzalo Quevedo, lanzó mediante la editorial 30 libros de “Aescatografía”. Como cola de este proceso llegaron 60 ejemplares de “Cuentos que soñaron con tapas” de Federico Ferroggiaro a principio de este año, junto con “Avión de sopa”, novela de Martín Donatti. Otros títulos de Ombú son “Como alguien que está perdido”, de Marcelo Britos, y “Góndola”, de Andrea Ocampo, dedicado a la poesía.

“Ombú Bonsai es un proyecto extraordinario. Me enorgullece que mi libro salga ahí, además de que quiero ser uno más que colabore en su crecimiento”, rescató Roberto Retamoso, a punto de “estrenarse” en esta nueva experiencia. “El libro artesanal es la expresión de una concepción mucho más profunda: hacer libros a contra mano de la lógica mercantil de las editoriales. Eso sólo puede sostenerse con valores: amor por el libro, por su recuperación; la idea de que el libro es también una creación estética y que cuando se le da al lector no se le está vendiendo una mercancía, si no que se le hace un regalo”. Siguiendo con la línea del orgullo y los halagos, Fabricio Simeoni resumió: “Con que cada edición sea única ya está”. Para él, el trabajo particular de los tres jóvenes resignifica completamente las concepciones generales que existen sobre el libro: no solamente dan ganas de leerlo, sino también de “verlo, agarrarlo, tocarlo, olerlo”.

Estética y oficio

“La búsqueda es por revivir la encuadernación a la época donde los libros se hacían a mano, la era preindustrial. Es un oficio que requiere aprendizajes básicos pero son «animales en extinción». Valoramos los libros viejos por lo que significan más allá del escritor”, sostiene Manzi y remarca que la editorial no hace dos libros iguales.

De la mano de la inquietud estética y de oficio, va la posibilidad de generar un espacio gris para aquellos autores de la ciudad sin demasiado dinero ni renombre para publicarse. Según Manzi, las editoriales locales, salvando algunos casos, piden unos 6 mil pesos para hacer una tirada de 300 libros, “que luego terminarán apilados en algún almacén”. El fenómeno se acentúa cuando los títulos responden a autores nuevos de Rosario.

Mayor calidad, condición de único y accesibilidad de los precios, que no superan los 50 pesos, es el ADN del Ombú Bonsai. Esto, junto a la formación de los tres integrantes y los satélites, los escritores rosarinos que definen precios, traen nuevos autores para publicar y en algunos casos participan de la elaboración, ya sea con sus propias manos o “cebando unos mates”.

El sistema de financiamiento se basa en generar con cada edición un fondo mínimo de materiales para el próximo proyecto. Y, a diferencia de las editoriales “grandes” y las autogestivas de la ciudad –Últimos Recursos y Más Acá–, Ombú no pone manos en el texto. Ni siquiera un prólogo desvela a los integrantes de la editoriales, quienes postulan libertad absoluta del libro para su adentro.

La iniciativa editorial se da en el marco de la multiplicación de experiencias culturales de producción y distribución alternativa de piezas literarias. Vale recordar que hace tan sólo un mes culminó la cuarta edición local dela Feriadel Libro Independiente Autogestiva, mejor conocida como “Flia”. El “grupo familiar”, que usó la plaza Libertad (Sarmiento e Ituzaingó) como escenazrio, se nutre de “pequeñas editoriales, escritores, músicos, actores, bailarines, artesanos y todos aquellos que vivan o trabajen a través del arte y la autogestión”.

Foto de la Nota: Blog de Viviendo Fotografía: http:// www.fotografiadfd.blogspot.com/2011/11/feria-del-libro-independiente-y.html

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