El sitio InSight Crime elaboró un informe en conjunto con el Centro de Estudios Latinoamericanos y Latinos de la Universidad Americana sobre la pesca ilegal de barcos chinos en el mar argentino exclusivo, y por el volumen de esa actividad ilegal concluyó que peligra la supervivencia del calamar dientuso en la zona, un recurso valioso.
El estudio indica que las embarcaciones se mueven en el límite de la línea de Zona Económica Exclusiva (ZEE), territorio de aguas internacionales, pero tienen una estrategia para ingresar a mar argentino sin ser registrados.
El informe cita en este tema otro estudio de la ONG Oceana, según el cual la mitad de las capturas mundiales de calamar dientuso provienen de aguas argentinas. La pesca ilegal, sin límite de captura, en territorio nacional, pone en riesgo la población de esta especie.
Según Oceana, barcos pesqueros chinos apagaron los sistemas de rastreos durante más de 600 mil horas para operar ilegalmente en aguas argentinas. Fue entre 2018 y 2021. La ONG logró detectar estas irregularidades a través de un sistema de rastreo de buques.
En su mayoría, estas flotas se dedican a capturar calamares dientusos, una especie que es clave para la economía del país, ya que es el alimento de otras, como el atún y el pez espada.
El también llamado calamar argentino es una especie de vida corta, de rápido crecimiento y muy susceptible a los cambios ambientales. Se encuentra principalmente alrededor de la pendiente de la plataforma continental en el suroeste del Océano Atlántico: en mar abierto, desde la superficie hasta unos 800 metros de profundidad frente a las costas de Brasil, Argentina y las Islas Malvinas.
Los barcos de pesca trabajan por la noche. Utilizan potentes focos para atraer a los calamares a la superficie y capturarlos en artes de pesca que incluyen ollas con un señuelo fluorescente y múltiples anzuelos. Los calamares se capturan de a uno y se izan vivos a cubierta.
Todas las noches entre noviembre y abril, los reflectores de cientos de barcos pesqueros chinos resplandecen a unas 200 millas de la costa Atlántica argentina. “Muchos la describen como una ciudad flotante, pero, por el ruido y las luces, a mí me parece más un montón de aspiradoras dentro de una máquina gigante”, dijo a InSight Crime un experto pesquero argentino que prefirió mantenerse en el anonimato porque trabaja en el sector.
Según el derecho internacional, los países tienen el control de las aguas en las 200 millas náuticas alrededor de sus costas. La plataforma marítima de Argentina, una de las más anchas del mundo, se extiende hasta el borde de su territorio oceánico. Esto proporciona grandes caladeros justo donde termina la ley marítima argentina.
“Más allá de la milla 200 no hay control, y ellos pescan todo lo que pueden día y noche”, afirmó Daniel Coluccio, director del Observatorio Marítimo Naval Argentino, dedicado a monitorear la pesca en el Atlántico sur.
Barcos con reflectores, pero oscuros
Los datos de la ONG Oceana no son nuevos. Entre noviembre de 2020 y mayo de 2021, un total de 523 barcos pesqueros, en su mayoría chinos, fueron detectados apenas más allá del límite de la zona económica exclusiva de 200 millas náuticas de Argentina, según datos satelitales analizados por Windward, una empresa de inteligencia marítima.
De esa cantidad, el 42% apagó sus transpondedores de seguridad obligatorios al menos una vez. Un tratado marítimo de Naciones Unidas, del que China es signataria, obliga a los barcos grandes a utilizar continuamente lo que se conoce como sistema de identificación automático (AIS, por sus siglas en inglés) para evitar colisiones. Apagarlo, excepto en caso de una amenaza inminente, por ejemplo para esconderse de los piratas, es una violación grave que debería dar lugar a sanciones para el barco y su propietario bajo las leyes de la nación a la que corresponda su bandera.
Las irregularidades se detectaron precisamente a través de uno de esos dispositivos AIS provisto por Global Fishing Watch (GFW), una firma independiente fundada por Oceana en asociación con Google y SkyTruth. El sistema permite conocer en tiempo real información como el nombre de la embarcación, el estado del pabellón y la ubicación.
Así, se estableció que más de 800 barcos extranjeros completaron más de 900.000 horas totales de pesca aparente.
Entre el 1 de enero de 2018 y el 25 de abril de 2021, estas embarcaciones estuvieron en el límite de la Zona Económica Exclusiva. El 69% de esta actividad pesquera fue hecha por 433 buques de nacionalidad china, mientras que 145 navíos de bandera argentina realizaron 9.269 horas de trabajo en la misma zona.
La ONG detectó más de 6.000 eventos ocurridos en los cuales no se pudo detectar la ubicación de estos buques durante más de 24 horas, lo que podría suponer que desactivaron su sistema de seguimiento público.
En resumen, los pesqueros, el 66% de origen chino, «fueron invisibles durante más de 600.000 horas en total«, ocultando su ubicación y «enmascarando comportamientos potencialmente ilegales, como cruzar a las aguas nacionales de Argentina para pescar», indicó Oceana a través de un comunicado.
En el documento que difundió la ONG precisaron que «las aguas argentinas cuentan con una tremenda abundancia y diversidad de vida marina, incluidos más de 330 tipos de peces, casi 120 de ellos de aguas profundas, y una variedad de invertebrados«.
«Los pescadores comerciales buscan entre 60 y 70 de estas especies, incluyendo el calamar argentino (Illex argentinus), que conforma la segunda pesca de calamar más grande del mundo», detallaron en el informe.
Según la organización, la pesca mundial del calamar representa un valor comercial de casi 4 mil millones de dólares, según cifras de 2016. La variedad del calamar dientuso llegó a generar, en América del Sur, ganancias que rondan los 2.400 millones de dólares.
En aguas internacionales, los buques no están obligados a cumplir con los topes, los estándares o las leyes de pesca de Argentina, explicó el doctor Rodolfo Werner, asesor sénior de Argentina en la Coalición para la Antártida y el Océano Austral, una alianza internacional de organizaciones dedicadas a la conservación.
“No se puede ejercer autoridad porque no hay ley, no hay límites claros”, dijo el especialista a InSight Crime. “Este vacío legal posibilita un montón de barcos sin escrúpulos y sin ningún tipo de supervisión, especialmente chinos, que hacen lo que se les da la gana”.