Botes sospechosos, un buzo con equipo de alta tecnología muerto en la costa, un barco granelero proveniente de San Lorenzo y el hallazgo de paquetes flotando con un total provisorio de 54 kilos de cocaína son datos de un impactante tráfico de drogas descubierto el lunes último en el puerto de Newcastle, en Australia. Los investigadores del caso describieron la operación como «profesional» y «sofisticada». Todos los indicios apuntan a que los estupefacientes estaban siendo descargados del buque Areti GR, que había partido de Santa Fe el miércoles 4 de mayo y arribado a Newcastle el domingo pasado, aunque con al menos una escala en La Plata.
En la tarde de este miércoles, la policía federal de Australia detuvo en la ciudad de Cairns, en el noreste, estado de Queensland, al operador turístico James “Jimmy” Blee, de 62 años, cuando intentaba salir del país en un vuelo a Singapur. Sospechan que es uno de los organizadores del contrabando de cocaína que salió mal. La audiencia del apresado fue aplazada para este viernes en el Tribunal de Magistrados local. En ella, los detectives del Escuadrón del Crimen Organizado de Nueva Gales del Sur pedirán su traslado a Newcastle.
Blee fundó North Queensland Superyacht Marine and Tours en Australia después de que la pandemia afectara sus intereses comerciales en Indonesia, según su perfil de LinkedIn. Se describe como un capitán con “gran demanda” como guía de súper yates, con varios trabajos en esas embarcaciones de lujo para los ricos y famosos del mundo en aguas del sudeste asiático.
La policía de Nueva Gales del Sur busca a otras dos personas por supuesto vínculo con el cargamento ilegal. Se trata de un hombre descrito como de «apariencia sudamericana», complexión atlética y «potencialmente peligroso», y una mujer delgada de tez bronceada con cabello rubio y canoso. Difundieron su foto para dar con ellos.
Algo salió mal
El tráfico quedó al descubierto en la mañana del lunes, cuando apareció un buzo inconsciente en la playa, al norte del puerto de Newcastle, en el estado australiano de Nueva Gales del Sur. Personal de emergencia convocado al lugar trató de reanimarlo, pero falleció. Poco antes, había llamado la atención de las autoridades portuarias la presencia de dos botes en la zona, con varias personas. Y después, divisaron los envoltorios amarillos con cocaína flotando en el agua. Lo recogido totaliza 54 kilos de la sustancia, pero estiman que hay bastante más. Hasta ahora, el valor de la droga en la calle fue estimado en unos 14 millones de dólares estadounidenses.
El buzo, que ya fue identificado aunque no informaron su apellido, es «extranjero» y había ingresado hace un tiempo al país en un barco. La policía supone que sufrió un inconveniente con el equipo sofisticado que portaba, que incluía el sistema “rebreather” para respirar bajo el agua sin las burbujas que permitan detectar su presencia. Y que lo abandonaron sus compañeros. “Es repugnante que se haya dejado morir a este hombre, sin importar en qué estaba involucrado”, refirió el superintendente de la brigada contra el crimen organizado de Nueva Gales del Sur, Robert Critchlow.
Cerca de todos esos acontecimientos estaba anclado el carguero Areti GR, construído en 2017 y con bandera de las islas Marshall, en el Pacífico. Su hoja de ruta indica que había partido de un puerto de San Lorenzo. La hipótesis es que allí estaba la droga que era descargada cuando algo falló.
Critchlow explicó que se habían divisado dos botes, uno inflable y el otro de aluminio con una franja verde, cerca del barco durante la medianoche del domingo. Estaban, dijo, “realizando algún tipo de tarea en la oscuridad que aún no fue precisada”.
“Es una operación sofisticada de alto nivel”, se sorprendió este martes Critchlow. “Tenemos información sobre el tráfico en general y no dejaremos piedra sin remover para averiguar de dónde vino este cargamento y también identificar» a sus responsables, prometió.
La policía registró el barco y entrevistó a todos los miembros de la tripulación. “Hemos detectado esta metodología de forma intermitente a lo largo de los años. A menudo, los barcos son agentes no involucrados”, aclaró Critchlow.
El ex investigador de la policía de Nueva Gales del Sur y ahora consultor del sector privado Peter Moroney explicó que una vieja táctica de los traficantes consiste en entrenar a personas en buceo en aguas profundas. Identifican un buque de carga, un buzo se sumerge y coloca drogas en el casco y otro lo retira en destino, describió el especialista.
Descargo local
Tras la difusión sobre el tráfico de cocaína fallido en el buque que había partido de San Lorenzo, fuentes locales de Prefectura Nacional señalaron que no hay información oficial al respecto tras las consultas realizadas con la Aduana local –responsable del control de las cargas– y con la empresa de Terminal Puerto San Lorenzo, a cargo de la seguridad de la instalación portuaria y el buque según las normativas nacionales e internacionales.
Las autoridades reconocieron que efectivamente el Areti GR estuvo en el puerto de San Lorenzo a principios de abril pasado, pero aclararon que eso no implica que el buque haya sido «contaminado» con la droga en la Argentina.
Prefectura añadió que todos los buques que navegan en aguas argentinas son controlados y se les hace un seguimiento mediante un sistema que posee la fuerza desde que ingresa al país hasta que sale hacia aguas internacionales.
En coincidencia con lo que declararon autoridades policiales de Nueva Gales del Sur, Prefectura agregó que la «contaminación» de este barco en particular presupone un grado de profesionalismo y dificultad muy alto, porque se trata de colocar droga dentro de la embarcación debajo de la superficie, a través de las rejillas en el casco por donde se ingresa o expulsa agua con bombas a fin de estabilizar el rumbo. Esto exige conocimiento de buceo y equipo sofisticado, de tecnología de punta, además de insumir largos tiempos.
En ese sentido, la fuerza federal añadió que si la operación efectivamente se realizó cuando el buque estaba sobre el Paraná, las dificultades se multiplican, por la falta de visibilidad debido a las aguas turbias y la corriente