Tras recibir el Año Nuevo junto a su familia en El Calafate, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner retornó ayer a Buenos Aires para ser sometida mañana a una operación por un cáncer de tiroides en el Hospital Austral, lugar donde militantes y simpatizantes iniciaron una vigilia en su apoyo.
Tras recibir el Año Nuevo con sus hijos, Máximo y Florencia Kirchner; su madre, Ofelia Wilhelm, y su cuñada y ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, además de otros allegados, en El Calafate, mañana, la jefa de Estado se internará en el Hospital Austral de la localidad de Pilar donde se someterá a una intervención quirúrgica para remover el tumor cancerígeno que se le detectó en la glándula tiroides el pasado 22 de diciembre.
La presidenta no tiene previsto realizar actividades oficiales, aunque hoy mantendría reuniones en Olivos con el vicepresidente Amado Boudou, quien la reemplazará al frente del Ejecutivo entre mañana y el 24 de enero, y otros funcionarios.
En dicha reunión, la jefa del Estado impartirá las últimas instrucciones a su vice antes de dejar en sus manos el ejercicio de la Presidencia durante los 20 días que durará su licencia por enfermedad.
El jueves pasado antes de partir a El Calafate, Cristina ya había mantenido dos reuniones privadas con Boudou en Olivos, una a la mañana y luego otra a la tarde.
Por su parte, militantes de diversos movimientos kirchneristas comenzaron ayer a instalarse en las inmediaciones del Hospital Austral para transmitirle mensajes de aliento a la presidenta. Militantes del Movimiento Evita y de la JP Evita comenzaron una vigilia en las afueras de ese centro de salud, donde además montaron algunas carpas para quedarse mientras dure la internación de la mandataria.
La operación estará a cargo del doctor Pedro Saco, uno de los especialistas más reconocidos sobre cáncer de cabeza y cuello, quien calificó como “un privilegio” la tarea asignada y se manifestó “optimista” sobre la recuperación de la presidenta.
La intervención durará al menos unas dos horas y está previsto que se le extraiga la glándula tiroides, encargada de recibir hormonas desde el cerebro y regular el metabolismo del cuerpo.
Por eso, durante la internación que se extenderá durante 72 horas, se le administrarán las hormonas necesarias para contrarrestar la ausencia de la glándula.
Según indicaron fuentes oficiales, en la residencia presidencial de El Calafate están todos los preparativos para que regrese allí y realice el postoperatorio durante los 16 días restantes de la licencia médica que pidió. Así también se lo había adelantado la propia presidenta Cristina Kirchner a su par chileno Sebastián Piñera, cuando éste la llamó para desearle una pronta recuperación.
El carcinoma papilar que se le detectó a Cristina Kirchner es el cáncer más común de la glándula tiroides y tiene alta tasa de curación, indicaron especialistas.
De acuerdo a lo que había informado el gobierno, el carcinoma que tiene la presidenta no se encuentra ramificado ni mantiene comprometido a ningún otro órgano.
En tanto, Máximo Kirchner, el hijo de la presidenta, fue quien se encargó de ajustar los detalles de la operación a la que se someterá la presidenta con el cuerpo de médicos. Máximo tuvo pormenorizadas conversaciones con Pedro Saco, el jefe del equipo médico del Hospital Austral, y también intercambió información con otros médicos, como Luis Bounomo y Marcelo Ballesteros. Se le comentó que “el pronóstico es benigno dentro de lo que son los tumores malignos” y que era muy auspicioso que “el estado de ánimo de la presidenta sea bueno ante la adversidad porque ello ayuda mucho al equipo médico”.