“La unificación que nosotros buscamos con la CGT, hoy por hoy está expresada como un mandato y un objetivo a lograr. Pero en la práctica no se pudo dar ni un solo paso en ese sentido”, se quejó el titular de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, quien apuntó a caciques de la mayor central obrera por no hacer fácil la unidad comprometida incluso con el presidente electo, Alberto Fernández.
“Los dirigentes de la CGT tradicional tuvieron una actitud reactiva, trataron de trabar la posibilidad de que ese mandato pueda avanzar”, sostuvo en declaraciones a Radio Cooperativa.
En ese sentido, Yasky dijo que en la CGT ve “más preocupados a algunos dirigentes en mantener cierta hegemonía, tratando de que no se agiten las aguas”, que en abrir el juego a la discusión para actualizar el modelo sindical. Distintos gremios, como la UOM, modificaron sus estatutos para incluir a las empresas recuperadas por sus trabajadores que pertenecen al sector; otros establecieron mecanismos para ampliar la participación de mujeres en las conducciones, y en la CTA desde su fundación tuvieron representación los colectivos de desocupados y movimientos sociales.
En la CGT todos esos cambios se fueron dando en forma más lenta, y en algunos gremios, nula. “Están tratando de congelar la foto que hoy tienen, porque ahí se sienten seguros”, consideró Yasky, con ironía.
“Saben que abrir las puertas significa también debatir hacia el futuro el papel de la CGT”, evaluó en referencia a la resistencia de la cúpula cegetista a avalar el desembarco de los gremios de la CTA de los Trabajadores, entre ellos la poderosa federación de docentes, Ctera.
Yasky trazó una coalición gremial con los sectores que con más decisión se opusieron a las políticas de la gestión de Mauricio Macri para menguar derechos de los trabajadores, como la reforma jubilatoria, la degradación del Ministerio de Trabajo a Secretaría y otras medidas, ejecutadas o que por la resistencia quedaron en proyecto, como la reforma laboral. En esa línea compartió calle y palco con el camionero Hugo Moyano y su Frente Sindical para el Modelo Nacional, con el bancario Sergio Palazzo y la Corriente Federal de Trabajadores, el triunvirato de San Cayetano (los movimientos sociales que se organizaron alrededor de la línea Tierra, Techo y Trabajo, del papa Francisco) y otros sectores que confluyeron en la movilización del 21 de febrero de 2018.
Entre ellos también estaban regionales de la CGT –media docena de ellas en Santa Fe– y gremios que participaron de protestas a las que sus conducciones nacionales o federadas no adherían.
Pero hubo sectores cegetistas no se plegaron a ninguna de esas protestas, e incluso gremios que participaron decididamente de la alianza Cambiemos como Uatre (Peones Rurales), Plásticos, y otros enrolados en las ahora quebradas 62 Organizaciones. Incluso estos últimos participaron del plenario en el que habló Alberto F. el pasado viernes 8.
En ese proceso interno cegetista, el desembarco de la CTA quedó postergado. Pero Yasky ratificó que “el mandato que se votó” hace dos meses en un congreso de la CTA de los Trabajadores para impulsar el retorno a la CGT “es el camino justo, era lo que había que votar”.
“Si del otro lado traban las puertas, ponen argumentos burocráticos, nos dicen que tenemos que ir por ventanilla, llevar un frasquito con orina para analizarlo antes, lo que quieran decir, nos tiene sin cuidado”, apretó el docente.
A diferencia de la iniciativa que impulsa Yasky, la CTA Autónoma que conduce el visitador médico Ricardo Peidro descartó la chance de seguir ese camino: “La CGT expresa un viejo modelo que no contiene a toda la clase trabajadora”, se desmarcó.