La detención de Alan Funes, de 19 años, y su mujer Jorgelina Selerpe hace 10 días fue vendida desde los distintos ministerios de Seguridad, de Nación y provincia, casi como el fin del narcotráfico. Quizás sea ese el único parecido con la banda de Los Monos: la venta que los funcionarios hicieron en los medios como el fin del mal en Rosario.
Alan Funes no colaboró a preservar su imagen. Su video tirando tiros con una metralleta cuando tenía prisión domiciliaria, y su mujer sacando la lengua a los medios en los pasillos de Tribunales parece ser el combo perfecto de estos nuevos malos, una creación del verano rosarino que se vende y se consume en el exterior. Hasta los diarios españoles titularon “detienen a un peligroso narcotraficante de 19 años”. Pero si los Funes eran los únicos malos, ¿por qué no cesan las muertes? Parece que la intervención policial hubiese aniquilado a una banda y empoderado a otra que hasta el momento no deja de matar.
¿Quiénes están del otro lado? ¿Quiénes son los adversarios? Esos datos no se filtran en los medios. Y no hay Patricia Bullrich en cadena contando lo que pasa. Lo cierto es que desde marzo de 2016 se sumaron 39 muertes y por lo visto no hay quién las detenga.