En la votación del tratamiento sobre tablas de la reforma constitucional, los diputados del PJ, de Cambiemos y del interbloque Igualdad coincidieron en rechazar el pedido del Frente Progresista. Y coincidieron también en los argumentos: por un lado, remarcaron la intención reeleccionista del gobernador Miguel Lifschitz; por otro, cuestionaron el apuro del oficialismo por saltear el debate previo y llevar el tema directo al recinto, aun cuando no tenía dictamen de cuatro de las cinco comisiones a las que fue asignado por los presidentes de bloque.
El primero en argumentar el rechazo fue el justicialista Leandro Busatto: “Lo que acá está en juego es la posibilidad de entender para qué queremos reformar la Constitución. No pedimos nada nuevo, sino un tratamiento parlamentario como lo acordamos en Labor Parlamentaria (donde se decidió girar el proyecto a cinco comisiones). Queremos discutir las reformas, hacer aportes, pero lo que intenta el oficialismo no tiene nada que ver con los consensos”.
Busatto criticó el método elegido por el oficialismo para dar el debate: “No se hace una reforma imponiendo mayorías. La reforma de la Constitución necesita acuerdos básicos y consensos al cubo: consenso, consenso y más consenso. ¿Hay necesidad de abordar un tema como este sobre tablas? ¿Hay necesidad de imponerlo?”. Y añadió: “Se necesitan acuerdos políticos y parlamentarios; no conozco constituciones que hayan prosperado en el tiempo sin acuerdos parlamentarios”.
Luego, el jefe del bloque justicialista, Héctor Cavallero, aclaró que su espacio no rechaza la reforma: “Queremos que siga la discusión en comisiones de todos los proyectos como acordamos en su momento”. Cavallero criticó, entre otros puntos del proyecto oficial, la elección de convencionales sin primarias, ya que a su entender va a contrapelo de la legislación electoral vigente y de los estatutos de los partidos políticos. Y por último señaló que “el consenso se hace con los que están en contra, no con los aliados. Es como un proceso de paz: no se logra con los amigos sino con los enemigos”.
El justicialista Luis Rubeo reiteró que su partido es reformista pero agregó: “Estamos aquí porque se agotan los tiempos del gobernador para competir por una eventual reelección”. Rubeo –autor de un proyecto alternativo de reforma– añadió que el intento del oficialismo “es una necesidad política del gobernador que solo quiere la reelección y presenta esta Constitución enlatada cuando sabe de antemano que fracasará el tratamiento sobre tablas”.
Desde Cambiemos, el principal orador fue Sergio Más Varela: “La dinámica de generación de leyes requiere consenso. Y la norma máxima, superior, que es la Constitución, requiere de un consenso máximo”. El legislador macrista planteó los “vicios de origen” del intento oficialista al remarcar la falta de consenso al momento del ingreso del proyecto, en abril: “Todos los que estamos acá lo intentamos subsanar a través del trámite parlamentario. Pero cuando determinadas formas de encarar los procesos políticos no se disimulan, nos encontramos con un anticipo del rechazo”.
Desde el interbloque Igualdad, Carlos Del Frade dijo que “la reelección del gobernador Lifschitz está lejos de ser progresista”. El diputado criticó las políticas económicas del gobierno provincial, la decisión de Lifschitz de firmar el Pacto Fiscal con el presidente Mauricio Macri y remató con una frase dirigida a todos los partidos del oficialismo: “Alguna vez el progresismo tendrá que hermanarse con la palabra valentía”.
Rubén Giustiniani –también integrante del interbloque Igualdad– cuestionó la decisión de apurar el debate “desconociendo el acuerdo político” por el cual el tema fue asignado a cinco comisiones y dijo que la sesión extraordinaria “fue un error político” del Frente Progresista.