Luego de tres décadas de poder infranqueable, el régimen del presidente egipcio Hosni Mubarak tiene sus horas contadas. Los principales líderes de la oposición se rehusaron a iniciar un diálogo para afrontar reformas políticas y le dieron un ultimátum: antes del viernes debe abandonar el gobierno. Esto desencadenó que los cientos de miles de personas que se movilizaron hasta el centro del El Cairo decidieron permanecer en la plaza Tahrir hasta que el mandatario de un paso al costado.
Los manifestantes, muchos de ellos con banderas egipcias, confluyeron hacia la Plaza Tahrir (Plaza de la Liberación), epicentro de la rebelión que según datos de la ONU pudo haber dejado hasta 300 muertos. En la multitud había familias enteras, con niños que jugaban a la guerra mientras sus padres coreaban una de las consignas del día: «¡Mubarak se va, nosotros nos quedamos!».
Una marcha similar a la de El Cairo fue convocada en Alejandría, junto al Mediterráneo, como respuesta a la decisión de las autoridades de interrumpir el tráfico ferroviario desde ayer.
El opositor egipcio Mohamed El Baradei pidió a Mubarak que abandone el poder antes del próximo viernes. Además, rechazó entablar cualquier tipo de conversaciones antes de que se vaya el mandatario, quien encargó al vicepresidente del país Omar Suleimán que inicie un diálogo con las fuerzas opositoras para estudiar posibles reformas de la Constitución.
Para el exdirector de la Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), «la partida de Mubarak debe anteceder a cualquier diálogo» y consideró que la salida del jefe de Estado egipcio es necesaria «para evitar un derramamiento de sangre».
También indicó que «se debe iniciar un diálogo nacional y global para estudiar el periodo pos-Mubarak», y apuntó que «deben disolverse las dos cámaras del Parlamento y dejar sin efecto la actual Constitución, y se requiere una etapa interina».
El principal grupo opositor del país, los Hermanos Musulmanes, y la Asamblea Nacional para el Cambio, que encabeza El Baradei, muy criticado dentro de Egipto por sus largas ausencias, anunciaron la creación de un comité para analizar con el Ejército el final del régimen.
Los organizadores de las marchas también llamaron a una huelga general, en un país que de todos modos ya está paralizado, sin trenes, con los bancos y la bolsa cerrada, las gasolineras con las reservas a menudo agotadas y los cajeros automáticos vacíos.
Egipto, el más poblado de los países árabes (80 millones de habitantes), es un aliado de Occidente y administra el Canal de Suez, esencial para el aprovisionamiento petrolero de los países industrializados. Es, además, uno de los dos países árabes (el otro es Jordania) que firmó un tratado de paz con Israel.
Por otra parte, la embajadora de EEUU, Margaret Scobey, habló con El Baradei, para explicarle el apoyo de Washington a una «transición ordenada» en el país africano, según confirmó el Departamento de Estado.