El ex mandamás del paravalanchas de Newell’s Diego «Panadero» Ochoa se defendió en la Cámara Penal tras la presentación de dos habeas corpus que en primera instancia fueron rechazados. El primero tuvo que ver con las visitas de sus hijos, las que se llevan adelante una vez a la semana en una unidad penitencia de Rosario. Ochoa se quejó de las condiciones deplorables de higiene en las que tiene que encontrarse con su familia. El segundo planteo fue porque quiere estudiar. Terminó el secundario en un Eempa dentro de la unidad penitenciaria, se anotó para estudiar abogacía pero le denegaron el permiso; ahora está haciendo tres cursos virtuales y reclamó condiciones técnológicas para llevarlos adelante. El camarista Carlos Carbone hizo lugar a los planteos. Intimó al Servicio Penitenciario para que las visitas se realicen en un lugar acorde para los niños y dispuso que su actual pareja pueda ingresar la información necesaria para estudiar en un pendrive y retirarlo con los trabajos prácticos que Ochoa debe presentar para aprobar el cursado.
De camisa y jeans, con el cabello muy largo atado en una cola y algunos kilos de más Ochoa contó que hizo un intento por estudiar abogacía, pero por cuestiones de seguridad el Servicio Penitenciario le dijo que no podía garantizar su asistencia a la facultad. Así que este año decidió probar suerte con cursos virtuales que ahora no puede completar porque no tiene acceso a internet.
Este miércoles Ochoa, con un folio repleto de papeles, le aclaró al magistrado Carlos Carbone que las presentaciones las hizo por derecho propio. Ello quedó plasmado en la introducción que hizo su defensor Hérnan Tasada para darle paso a su cliente para que se explayara.
Ochoa hizo un relato de las dificultades que tuvo para estudiar dentro de la cárcel, la negativa penitenciaria a permitirle ir a la facultad y la recomendación del director del penal, según afirmó, para que hiciera cursos virtuales. Fue así que el Panadero se anotó en tres: despachante de aduana, introducción a la neuroeducación y comunicación problemática en entornos laborales.
Estos cursos son a distancia y necesitan una interacción a través de internet, donde debe subir los trabajos prácticos requeridos. El Panadero dice que el Servicio Penitenciario no lo habilita a tener acceso a una computadora cuando sí lo hace para tener conocimiento de su causa y las escuchas que hay en el expediente.
Entonces su pareja le imprime el material y se lo lleva el día de visita, él hace los trabajos pero, como los tiene que presentar antes del próximo encuentro, le dicta el contenido por teléfono y su pareja lo tipea y los sube a la página web de la institución. Ochoa pidió que lo dejen trabajar durante dos horas, tres veces por semana, en una computadora con internet para subir y bajar el material de estudio.
La fiscal de Cámaras María Eugenia Iribarren se opuso: explicó que Ochoa está condenado (por el crimen de su antecesor en el paravalanchas leproso, Roberto «Pimpi» Caminos») y en la cárcel. Qué se le dé una notebook para ver su causa no significa que tenga acceso libre a internet. Para Irribarren, Ochoa debe entender sus propias limitaciones: es un preso de alto perfil y sus ganas de estudiar deben adecuarse a su situación de privación de libertad, aseguró.
Visitas
El otro reclamo estuvo enmarcado en las visitas de sus hijos al penal. Ochoa contó que se hizo un trámite en el juzgado de familia para poder verlos. Se acordó que la visita se lleve a cabo en una unidad penitenciaria de Rosario, por lo que es trasladado desde Piñero una vez a la semana. Pero el lugar donde se llevan adelante los encuentros tiene condiciones de higiene deplorables, dijo. Hay restos de comida, suciedad, pis y olores nauseabundos, describió.
Ochoa reclamó un lugar mejor para recibir las visitas y aseguró que la situación fue constatada incluso por un asistente social. Entonces surgieron otras alternativas: tener las visitas en su casa o hacerlas en Tribunales. Las dos fueron rechazadas por el Servicio Penitenciario, aseguró. Actualmente las visitas siguen siendo en la cárcel, pero las condiciones de higiene no cambiaron, aseguró, y pidió un lugar digno donde estar con sus hijos.
En este caso la fiscal dijo que no hay informes que corroboren los dichos de Ochoa y es sólo su palabra, por lo que pidió el rechazo del planteo y la constatación de las condiciones en las que se llevan adelante las visitas.
Finalmente Carbone resolvió hacer lugar a los planteos: dijo que las visitas deben cumplirse en un lugar adecuado e intimó al jefe de la unidad penitenciaria para que brinde un lugar acorde a las condiciones de salud y dignidad de los visitantes y el condenado.
En cuando a los estudios, dijo que imposibilitarlo implica un agravamiento de las condiciones de detención. El camarista aclaró que no está en juicio salir extramuros a estudiar sino recibir educación dentro de la cárcel, por lo que permitió el cursado con una modalidad particular.
Carbone dispuso que la pareja de Ochoa pueda ingresar con un pendrive con el material de estudio y luego retirarlo con los trabajos prácticos hechos y subirlos a la plataforma con la posibilidad, por parte del Servicio Penitenciario, de controlar el contenido del dispositivo.