El juez de Garantías 4 de San Martín, Alberto Brizuela, ordenó este viernes la excarcelación extraordinaria de la madre e hija que mataron de 185 cuchillazos a su esposo y padre, respectivamente, en la localidad bonaerense José C. Paz, aunque deberán seguir detenidas hasta que la medida quede firme, informaron fuentes judiciales.
La medida benefició a Paola Elvira C., de 38 años y de su hija Paula Milagros N. de 18, quienes estaban presas desde el sábado, cuando se produjo el homicidio de Alberto Elvio Naretti, de 46 años. Por ahora permanecerán en la alcaidía departamental de La Plata.
En su resolución, el juez Brizuela dispuso que ambas mujeres sean excarceladas, pero previamente debe notificarse a la fiscal de Malvinas Argentinas, Silvia González Bazzani, lo cual se concretará el lunes porque esta tarde no estaba presente en la audiencia.
El defensor oficial de madre e hija, Javier Chirinos, explicó a Télam que si la fiscal está de acuerdo con la medida, recuperarán la libertad de inmediato, pero si González Bazzani apela a la Cámara, sus asistidas deberán esperar esa resolución.
«El juez hizo lo que tenía que hacer. Fue un paso muy importante», sostuvo el abogado público, quien detalló que Brizuela impuso como condiciones que Paula y su hija permanezcan los primeros 30 días de libertad en la casa de una hermana de la primera y que no se alejen a más de 100 kilómetros mientras sigue la investigación.
Respecto de los otros tres hijos de la mujer, ordenó que no tengan contacto hasta que lo autorice la asesora de menores y le impidió cualquier acercamiento a la familia de Naiaretti.
La resolución fue celebrada con lágrimas por Paola, su hija, las dos hermanas de la primera y la directora del colegio de una de sus hijas, quienes estuvieron presentes en la sala.
En la audiencia que se había realizado el mediodía, Chirinos pidió la excarcelación de ambas, ya que a su entender se trata de un caso de «violencia de género histórica».
«Consideramos que este hecho se realizó en una situación de violencia de género histórica, de muchos años, más de 20 años que sufría Paola, esta violencia era económíca, física, tortura y prostitución. No sólo ella sino también sus hijos», explicó el defensor.
Chirinos explicó que Naiaretti no sólo realizaba amenazas de muerte a Paola y a sus hijos «sino también a los sobrinos».
Recordó que cuando fue indagada, tanto la mujer como él decidieron «contar con lujo de detalles todo lo que aconteció no sólo esa noche sino lo que sucedió durante muchos años, toda su historia de tanta violencia y vejaciones».
El defensor oficial también remarcó que en el caso de su asistida ningún organismo del Estado pudo darle una respuesta.
«Paola hizo innumerables requerimientos, no sólo a la Justicia sino a otro tipo de organismos como la Dinaf (Dirección Integral de Niñez, Adolescencia y Familia de José C. Paz) y a lugares con abogados de asistencia gratuita, y nadie le dio respuesta», señaló.
Además contó que este jueves visitó a Paula en la Alcaidía Departamental de La Plata, donde fue trasladada, y allí la mujer le pidió que «por favor que cuiden a los chicos», en referencia a sus otros tres hijos, un varón de 6 años y dos nenes de 9 y 13.
Por su parte, la fiscal señaló que la excarcelación extraordinaria era una «medida prematura» a seis días de haberse producido el crimen y que era necesario citar todavía a algunos testigos.
El martes, Chirinos había solicitado al juez la libertad de sus asistidas a través de un planteo de «excarcelación extraordinaria» con la postura de que el crimen se enmarque como un homicidio en legítima defensa desde una perspectiva de género.
Además, el defensor señaló que no hay riesgo de fuga ni de entorpecimiento de la investigación porque tras el hecho Córdoba dio aviso de lo ocurrido al 911.
Naiaretti fue hallado asesinado el sábado pasado en su casa de 18 de Octubre 889 de José C. Paz.
El llamado a la Policía
Su esposa fue la que llamó al 911 para avisar que lo había asesinado a puñaladas y como en la pelea también intervino la hija mayor del matrimonio, Milagros, de 18 años, ambas mujeres terminaron detenidas.
Las dos confesaron el crimen ante la fiscal, pero explicaron que hace años eran víctimas de violencia intrafamiliar.
«Yo maté a mi marido porque sabía que él me iba a matar», declaró la esposa, quien explicó que aquella noche la discusión comenzó porque el hombre la llevaba a prostituirse a la ruta 8 y ella le dijo que no quería hacerlo más.
Milagros también confesó una participación en el crimen cuando vio que la vida de su mamá corría riesgo.
«Yo agarré uno de los cuchillos que estaba en el piso y lo clavé a mi papá, no sé si una o dos veces y después lo solté de nuevo. Mi mamá siguió, ella lo seguía apuñalando», relató.