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Oscar Medina: «Lorca jugó con todos los géneros y todos los estilos con una enorme libertad lúdica»

El destacado maestro y director local estrena este sábado en La Sonrisa de Beckett "Ojalá fuera yo una mujer", una versión del clásico "Yerma" en la que los protagonistas son dos hombres, a cargo de los actores Aquiles Pelanda y Leandro Iossa

En su libro El segundo sexo, con el que revolucionó a finales de los años 40 el pensamiento acerca del significado de ser mujer, la filósofa y escritora francesa Simone De Beauvoir escribió: “No se nace mujer, se llega a serlo”. Lo hizo poco más de una década después de que Federico García Lorca diera a conocer Yerma, la historia de esa mujer que anhela la maternidad como resultante de un deseo y un signo de poder, habilitando el autor y poeta granadino una nueva lectura sobre todas sus mujeres yermas, en el contexto de lo que llaman la trilogía lorquiana que también integran sus obras Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba.

Ojalá fuera yo una mujer, ese anhelo repetido de Yerma que dice el mismo personaje y  protagonista de la tragedia en cuestión, es el título de la nueva obra teatral que dará a conocer este sábado Oscar Medina, uno de los más destacados maestros y directores del teatro rosarino, como pocos, conocer de la obra de Lorca a la que ha sabido diseccionar y releer tanto en sus producciones como en sus experiencias de taller y espacio de formación Losdemedina.

“En el campo conviven como pareja Miguel y Juan. Es Juan el que quiere que Miguel no salga de la casa. Para Juan, «la calle está llena de machos; en la calle no hay flores que cortar, y la calle es para la gente desocupada». Miguel se percibe mujer y anhela fervientemente ser madre. Miguel se obsesiona cada vez más con un hijo. Juan está en contra del deseo de Miguel. Hay enfrentamientos, peligro, ira y al final sangre”, escribe el creador en una escueta sinopsis acerca de su aggiornada versión de Yerma en la que actúan Aquiles Pelanda y Leandro Iossa, con asistencia de dirección Giuliana Gamba, diseño y realización de vestuario y escenografía Maximiliano Venturini con asesoramiento escenográfico de Nicolás Panasiuk, y diseño de imagen y gráfica de Glenda Nobile, con dirección general y puesta en escena de Oscar Medina, propuesta que se presentará los sábados en La Sonrisa de Beckett.

“Esta adaptación de Yerma tiene sólo dos personajes, Miguel y Juan. Ojalá fuera yo una mujer transcurre espacialmente dentro de un ovalo-útero-tierra todo el tiempo, en la hora que dura la obra; ése es el territorio que los contiene y al mismo tiempo los encierra, los derrama, los precipita y así huyen, se ahogan, odian y aman al mismo tiempo”, dijo Medina, quien hace unos años, en 2015, había montado y estrenado una recordada versión de Bodas de sangre de impronta más clásica.

“En esta adaptación necesite condensar todos los textos que ligan a Yerma con Juan (su marido, otro de los protagonistas), prescindiendo de los personajes secundarios que rodean a Yerma en el clásico de 1934. Necesite trabajar las nuevas sexualidades por eso el rol interno de Yerma lo toma Miguel, apareciendo así el vínculo gay entre los dos personajes. Miguel necesita, desea, siente ser madre. Y al igual que en el clásico de los años 30, Juan se opone decididamente a esa decisión, aquí de Miguel. De esta manera, la propuesta se concentra en este vínculo que se desarrolla en una atmósfera oscura, que crece y crece hacia el gran final funesto. Más allá de todo esto, a Miguel, cueste lo que cueste y más allá de su sexo biológico, le urge el deseo de maternar», destacó el director y maestro respecto de su adaptación.

Algunos estudiosos de la obra de Lorca sostienen que sus personajes femeninos yermos son de algún modo alter egos del propio autor, como si hubiese querido contarse y expresar sus sentimientos y deseos a través de esas mujeres imposibilitadas de ser madres como pasa, entre otras, con Doña Rosita o la misma Yerma que es el gran paradigma. «Federico García Lorca, asesinado en 1936, claramente se identifica con sus mujeres en problemáticas como la soledad y el vacío del amor, del mismo modo que en el tema del encierro, la represión y el autoritarismo, que son temáticas que aparecen en muchas de sus obras», destacó Medina.

 

El creador, respecto de la saludable diversidad que se vive en el presente y acerca de la idea de lo femenino como una construcción que se da a lo largo del tiempo más allá de la cuestión biológica, se explayó: “En la actualidad, la humanidad está cambiando sus paradigmas y hoy hay personas que sienten, que transitan el deseo de maternar como también de paternar, más acá y más allá de su sexo biológico. Yo tengo 62 años y crecí en medio de una serie de paradigmas que han caducado o están caducando paso a paso, pero sin volver atrás. En un corto, mediano o largo tiempo, pero es algo que va a pasar, lo binario de hombre-mujer, tal como lo conocemos, ya no existirá; será un tiempo en el cual los documentos dirán simplemente que somos seres humanos, personas, que es lo único importante. Por eso hacemos esta obra, porque además siento que debemos todos dar la bienvenida a todas las diversidades posibles que se manifiesten”.

Finalmente, el destacado creador opinó acerca de qué pensaría Lorca de su obra Ojalá fuera yo una mujer, un material que, en ciernes, se percibe también como un homenaje al poeta que con sus obras fue un adelantado para el tiempo trágico y funesto que le tocó vivir: “Federico se permitió desarrollar toda su humanidad diversa, lo hizo a partir de todos los poemas, desde Romancero gitano a Poeta en Nueva York, y del lado de las obras, desde Doña Rosita la soltera a La casa de Bernarda  Alba y su obra póstuma El Público. Lorca jugó con todos los géneros y todos los estilos con una enorme libertad lúdica. Pero a sus 38 años, el franquismo lo mató por ser librepensador e inmenso poeta y dramaturgo, tan telúrico y a la vez tan universal. Por eso siento que Federico respetaría y gozaría hoy de todos los montajes de sus obras de teatro que ahonden en la libertad de las sexualidades; eso es lo que vuelve a Lorca un autor completamente contemporáneo”.

Y cerró: “Yerma, en el clásico de 1934, nace biológicamente mujer. Miguel, en Ojalá fuera yo una mujer de 2021 nace biológicamente hombre y asume su identidad de género como una mujer, porque hoy entendemos que las personas se autoperciben, se sienten; las personas, los seres humanos, toda la humanidad no tenemos límites deseemos lo que deseemos”.

Para agendar

Ojalá fuera yo una mujer se conocerá este sábado, a las 21, en La Sonrisa de Beckett, de  Entre Ríos 1051, donde seguirá en cartel, al menos por el momento, los restantes sábados de octubre en el mismo horario. Las entradas generales a 500 pesos se reservan por WhatsApp 341-5042996 y redes sociales de la obra Instagram y Facebook: Ojalafuerayounamujer

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