Este jueves, la portera de la Primaria 1319 “José Ortolani”, de barrio Empalme Graneros, se encontró al ingresar con una nota en papel que tenía adosada con cinta una bala. El proyectil y el texto dirigido a dos personas detenidas, vinculadas al crimen del pequeño Máximo Jerez, fue hallado por la portera del establecimiento educativo de Empalme Graneros, que decidió suspender las clases.
Pablo Javkin vinculó la amenaza con los operativos contra el narcotráfico que se hicieron en las últimas semanas. Para el intendente, esta intimidación es una respuesta al avance de la Justicia. Perotti, al igual que Javkin, apuntó a los crímenes que se comandan desde las cárceles, especialmente las federales. Desde Amsafé pidieron “no naturalizar el ruido de las balaceras en los barrios”.
“Que ningún funcionario vuelva a decir que no hay señal y que esas cosas no pasan, los hechos son más que elocuentes desde las tareas de los fiscales en hechos comprobados”, señaló el gobernador.
Para Perotti, hay que plantear el “funcionamiento del sistema penitenciario de otra manera. No es lo mismo el comportamiento ni la misma expectativa (de resocialización) de un delincuente común que alguien que viene del narcotráfico. La Argentina debería tener un piso diferente de tratamiento”, observó.
Y agregó: “Antes la sociedad tenía la tranquilidad que el condenado iba a la cárcel y empezaba su proceso de recuperación. Esto no está pasando, tenemos que mejorar nuestro funcionamiento en el servicio penitenciario, en el provincial también”.
“En la semana hubo dos hechos muy claros que pasaron desapercibidos. Una banda detenida que ingresaba cocaína desde el conurbano y ayer en Brasil detuvieron a una persona que con aviones tiraba droga en Santa Fe”, señaló Javkin. “Es muy fácil una acción como la que generaron hoy en esa escuela. Lamentablemente es algo que no se impidió. Pero vamos a tener que aprender hasta donde le damos el espacio a estas bandas para que nos usen de rehenes con extorsiones públicas”, insistió el intendente.
Juan Pablo Casiello, de Amsafé Rosario, también se refirió al tema: «No podemos naturalizar el ruido de las balaceras en los barrios, donde no se puede ir a la escuela ni estar en la vereda. La verdad es que la situación es muy preocupante y el poder político no termina de hacerse cargo: todo el mundo está pensando en las elecciones y viendo qué le conviene decir y cómo suma en relación a este drama en lugar de resolverlo”. Y agregó: «Es muy difícil y se hace muy difícil para la docencia poder dar clases porque pareciera que en esos lugares no se puede llegar ni en colectivo, sobre todo en el turno noche, porque representa un riesgo. Y si no contás con vehículo propio, tenés que ir en taxi o remís y eso representa un costo inabordable».
La institución de Génova al 6400 había sufrido vandalismos en enero de 2020, con destrozos y robos, un año después de que reclamaran por las malas condiciones edilicias. Ahora, fue blanco de la violencia –en principio simbólica– generalizada en la ciudad. Las autoridades de la escuela decidieron suspender las clases en el turno mañana, y lo comunicaron con un cartel en el ingreso del edificio. Sí resolvieron mantener el funcionamiento del comedor, con el horario extraordinario de 11.30 a 12.30.
El papel con el texto quedó en manos de personal de la Agencia de Investigación Criminal. Lo que trascendió es que lo escrito son amenazas contra dos detenidos, uno de los cuales sería un imputado por el crimen del pequeño Máximo Jerez, de 12 años, quien murió al quedar en la línea de fuego de un ataque contra un búnker de la banda conocida como de “Los salteños”. El otro destinatario de la advertencia, con la escuela como “sobre”, es de acuerdo a la misma versión el sindicado como instigador de esa balacera fatal.
Dejaron bala y nota en otra escuela, la Ortolani de Génova al 6400, que tuvo que cerrar sus puertas