Al menos 25 disparos quebraron el silencio de madrugada en el microcentro rosarino. El blanco fue la fachada de un edificio en San Luis al 1400. Si bien en un primer momento los habitantes de la propiedad se mostraron desconcertados y negaron vinculación alguna con los posibles móviles del atentado, trascendió que en un primer piso, hace 20 años, vivió la familia de una jueza que, este martes, presidirá el tribunal de segunda instancia que revisará la condena por asociación ilícita a los Monos, Gabriela Sansó. Un dato insoslayable a la hora de ponderar el móvil de los gatilleros, pues se trata de la balacera número 13 relacionada con domicilios de funcionarios que intervinieron en la investigación o bien la sentencia al núcleo duro de la banda de La Granada. De acuerdo con fuentes policiales, un cartel –otra vez– de cartón con un mensaje escrito en birome apareció en la escena: “Dejen de meter preso a los pibes”.
Minutos después de la 1.30, los vecinos del microcentro que permanecían despiertos escucharon una serie de detonaciones que, para algunos oídos, intuían una nueva intimidación. Unas horas después, los habitantes del edificio de San Luis al 1451 amanecieron con el frente de la propiedad y el balcón del primer piso acribillados. “Sentí un fuerte estruendo a las 1.30, cerca las 2. No pensé que eran disparos, no se me cruzó por la cabeza que en la de mi casa puede haber disparos. A las 5 de la mañana cuando salía mi esposo para el trabajo nos encontramos con esta escena. Estamos devastados: no tenemos ningún tipo de asociación con nadie”, dijo una mujer que vive en el departamento más afectado: más de diez balas llegaron al 1° A y algunas atravesaron la persiana. Las otras impactaron en el frente y llegaron al interior del palier. Incluso un plomo se incrustó en la persiana de un comercio lindero. Por la mecánica del atentado era inevitable vincularlo con la saga de balaceras que tiene en vilo al poder político y judicial de Santa Fe. Y el nombre apareció: la familia de la jueza Gabriela Sansó, que presidirá junto a otras dos magistradas el tribunal de apelación que revisará la condena a –entre otros– Ariel Máximo “Guille” Cantero y Monchi Machuca, jefes de la banda los Monos, vivió en el 1° B de ese inmueble hace 20 años, según una versión extraoficial. Un nuevo ribete se suma a la gravedad institucional que define las amenazas: Sansó aún no tuvo intervención en la causa que juzga a la banda con origen en barrio La Granada, a diferencia de los jueces e investigadores que ya han sido víctima de amedrentaciones desde fines de mayo.
Según el relato de un vecino a Radio Dos, la propiedad ya había sido violentada la semana pasada, aunque en su momento no asentaron denuncia. “El jueves de la semana pasada también hubo una balacera en este mismo edificio y tuvimos que cambiar el vidrio de la puerta. No hicimos la denuncia porque acá suele haber disturbios entre la gente que sale de los bares y boliches y creímos que era parte de eso”.
Este martes Sansó revisará junto a dos juezas las condenas dictadas contra Ramón “Monchi” Machuca –condenado a 37 años de prisión– Guille Cantero –a 22 años–, y al resto de la banda. La audiencia se realizará en el Centro de Justicia Penal, edificio que fue acribillado la semana pasada.
El ataque se produce luego de que la semana pasada un joven apodado Cebolla y un adolescente apodado Tavi fueran imputados como autores de los tiros sobre un edificio de Montevideo al 1000 que pertenecía al juez Manfrín, en audiencias donde se ventilaron indicios que apuntan como autor intelectual de ese ataque y el producido casi al unísono en Italia al 2100, en otra ex propiedad de este magistrado, contra Ariel “Guille” Cantero, condenado a 22 años de cárcel en el fuero provincial y procesado en la causa narco Los Patrones en el federal, que irá a juicio en septiembre próximo. Guille fue trasladado a Resistencia, Chaco, en las primeras horas del pasado 30 de mayo, justo después de los ataques inaugurales, por orden del Tribunal Oral Federal Nº 3.
Balacera contra ex viviendas de Manfrín: peritan una pistola