Rosario suma bicisendas pero crece más el robo de bicicletas en la ciudad. En la calle, mediante amenazas y golpes a los ciclistas despojados, con grandes tenazas para cortar cadenas y lingas si están atadas, y hasta del interior de las viviendas tras ágiles saltos de tapiales y rejas. Y es cierto que aumenta el recupero de los rodados enajenados, porque hasta hay grupos en redes sociales en los que las víctimas se advierten mutuamente sobre los ofrecimientos por internet de los botines. Si hay denuncia judicial, es posible volver a pedalear con las dos ruedas propias sin exponerse. El procedimiento involucra a Fiscalía y personal de la Agencia de Investigación Criminal y se conoce como «entrega controlada»: un agente se hace pasar por interesado en comprar el artículo robado, pacta una cita para su intercambio por la cifra económica pedida, y entonces se produce la detención o demora del vendedor, en principio sospechoso de autor o cómplice del delito.
Uno de los últimos ejemplos de este mecanismo fue el viernes último, a partir de la denuncia de una mujer, el 1 de marzo, sobre el robo de su bicicleta tipo mountain bike, rodado 26 y con cambios, de la que aportó el número de serie del cuadro, identificación que obra como la patente de una moto o un auto. En su caso, se la llevaron de una cochera donde la había dejado atada con linga. Siete días después, descubrió a través de un amigo que su rodado estaba siendo ofrecido a la venta en un sitio marketplace, y este viernes volvió ante la Policía para informarlo. Llevó fotos a la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y datos que probaban la propiedad del rodado.
Fue entonces que se activó el mecanismo para dar con el usuario que se presentaba como «Fer Cristofanelli» y puso a la venta la bicicleta marca Vitus robada a Silvina Lusardi, la víctima, además conocida por su oficio de periodista.
Personal de la AIC se contactó por Facebook con el vendedor, y pactó la compra en la estación de servicios ubicada en avenida Perón y Rouillon a las 17.30. Hubo un operativo discreto en el playón de los surtidores. Antes de lo acordado, apareció «Fer Cristofanelli», quien en realidad resultó ser Fernando L., un adolescente de 16 años, montado en la Vitus de Lusardi. Le habían limado el número de serie, pero el resto de los detalles coincidían con los aportados por la víctima.
Con los protocolos del caso, y el aviso al Juzgado de Menores por la edad del vendedor, la bicicleta volvió a su dueña. En la mayoría de los casos, ese desenlace no se da.