Luego de la polémica visita de Cristina Fernández a Rosario el pasado 20 de junio, la presidenta volvió a la ciudad donde eligió estar más cerca de la gente, respetando muy poco el protocolo, como fue habitual siempre en su marido y ex presidente, Néstor Kirchner, y se llevó todo el cariño necesario para seguir en la campaña de cara a octubre.
En un día con un sol radiante, antes de que Cristina arribe a la ciudad, Binner ya sentía que iba a ser un día difícil como aquel 20 de junio, cuando los militantes kirchneristas lo insultaron. En la espera del mandatario provincial para recibir a la presidenta, un grupo de más de 100 militantes que aguardaba por el aterrizaje de la jefa de Estado en el aeropuerto le propinó cánticos tratándolo de “gorila” y “vende patria”.
Tras la llegada de Cristina, las canciones se transformaron en una sola voz: “Se viene la JP”, liderada por el secretario de Comercio, Guillermo Moreno y por la ministra de Industria, Débora Giorgi, quienes cantando levantaron la efervescencia de la juventud peronista que estaba presente en el “Islas Malvinas”.
Una vez pasado el mediodía, la presidenta arribó a Ocampo y Esmeralda donde muchísima gente, tras las vallas, esperaba para saludarla. Allí, descubrió una placa que recordará este día y luego se tomó el tiempo para saludar a todas las personas que pudo, mezclándose con el público.
Carteles como “Néstor vive, aguante Cris”; “Gracias Cristina por la TV digital, gracias por la igualdad”; o el de algunos jóvenes con “Somos el futuro, defendemos el presente”, fueron los que emocionaron a la presidenta antes de entrar a recorrer el predio del Instituto.
Luego, Cristina partió rumbo al Parque España, donde en el Teatro Príncipe de Asturias tendría un “cruce” con Binner en los discursos. El momento más emotivo fue cuando Cristina recordó un diálogo que había tenido en el Instituto que inauguró horas antes, con un científico que regresó de Alemania en el 2006, y que le había regalado la foto de sus hijos.
Una vez que se retiraron los funcionarios del Parque España, en los 20 metros que recorrió tras la salida, la presidenta no paró de recibir muestras de afecto y de apoyo que seguramente le dan fuerza para los próximos comicios. El contraste, mientras Cristina estaba rodeada de gente, sacándose fotos y saludándose con el público que la aclamaba, Binner estaba a un costado, solamente acompañado de su mujer escuchando los cánticos que un sector de los militantes le dedicaba.
Finalmente, Cristina se subió a la traffic que la aguardaba, y partió rumbo hacia al aeropuerto rosarino para luego hacer escala en Ezeiza y partir rumbo a Estados Unidos.