Anahí Salvatore es otra de las sobrevivientes de la tragedia que el martes enlutó a la ciudad. Aseguró hoy que ruega «por los que no están» y agradeció al bombero que la rescató de las ruinas.
«Ruego por lo que vi, ruego por los que no están. Quiero encontrar al bombero que se acercó con la escalera para sacarme. Me pasaba agua. Yo le decía ‘si vos me atás yo puedo salir de acá’. Quisiera verlo y agradecerle todo», expresó la mujer en declaraciones a la prensa.
Salvatore se recupera de sus heridas tras la trágica explosión que destruyó casi por completo su departamento del edificio de Salta 2141.
La mujer señaló que lo que era su casa «había volado, todo quedó en escombros», y agregó que «la única habitación que había quedado más o menos entera era el living» y otra por la cual ella se asomó a la ventana y donde fue retratada.
«Lo que más necesitaba era aire. El humo era terrible y cada vez hacía más calor», explicó Anahí Salvatore, cuya imagen aferrada a la pared de la ventana, con una remera, un pantalón de jeans y botas, se convirtió en el ícono de los sobrevivientes que pudieron ser rescatados por los bomberos minutos después de la explosión.
En ese sentido dijo que ella veía todo lo que sucedía abajo, pero sentía que hacía «cada vez más calor». «Para mí pasaron muchos minutos hasta que pude salir. Creo que estuve como dos horas. Yo estaba muy lúcida y lo único que quería era no perder esa lucidez de poder moverme. Sentía que si me acercaban una escalera podía salir. Lo que pasa es que el aire me quemaba y el calor me ahogaba. Eso era lo que más sufría, más allá de los golpes que sufrí», relató.
Incluso agregó que ella estaba lastimada, pero no sentía nada, y el único deseo que tenía era el de salir de ese infierno.
Minutos antes de la explosión la mujer se comunicó con su marido, al que le había dicho que «había un ruido extraño en el edificio».
El hombre le dijo que iba para allí, pero la explosión sucedió antes y, cuando arribó, ya todo era un caos y ambos pudieron verse desde las alturas: «Cuando estaba en la ventana, lo vi en la calle que me hacía señas. Entonces me quedé más tranquila. Por suerte ninguno de los dos estuvo entrando o saliendo del edificio», agregó Anahí.