Hay que buscar un psicológo, o en todo caso un brujo o un curandero. Newell’s es un caso para diván, al menos en este inicio de Liga. En el Coloso es invencible, tiene un aura de imbatibilidad que asusta. Pero cuando sale de Rosario es otro equipo, no importa la repetición de nombres. Se desvanece a medida que se aleja del Parque, pierde fuerza, anímicamente es frágil, y no puede ganar. Pasó otra vez, ahora en La Plata. Sin esforzarse mucho Estudiantes se quedó con el triunfo por 3-0. Y en la previa del debut en Copa Sudamericana y del Clásico, no es una buena noticia para Gabriel Heinze.
Hubo un error inicial de Heinze. La lesión de Juan Sforza le generó un problema que no tuvo solución. El DT no confió en el juvenil Esponda, el cambio natural, y dudó entre Pablo Pérez y Lisandro Montenegro. Al final optó por el pibe, y se equivocó. Iván Gómez cumplió como volante central, pero Montenegro estuvo demasiado nervioso y perdió demasiado. Y luego de unos quince minutos iniciales donde la Lepra tuvo y cuidó la pelota, aunque sin lastimar, el Pincha empezó a notar algunos espacios para atacar, y lastimó demasiado fácil.
Un increíble gol fallado por Boselli debajo del arco con una volea de zurda fue un anuncio que Newell’s no supo interpretar. Y Godoy se encargó de aprovechar todas las ventajas. El lateral desbordó a Pittón, pisó el área con tiempo para imaginar el destino de la pelota, y puso un centro a la cabeza de Ascacibar, que anotó de atropellada ante la pasividad de una defensa que cerró muy mal.
Si el primer gol fue con facilidades, el segundo fue un papelón. Godoy lanzó un lateral largo, anunciado, con pocos receptores en el área, pero nadie despejó y Aguirre tocó la pelota con la mano para entregar un penal impensado. Boselli pateó a las manos de un intuitivo Hoyos, pero tampoco hubo fortuna y el propio delantero anotó de rebote.
Newell’s se fue al descanso 2-0 abajo, con la cabeza gacha y sin patear al arco. Demasiado desfavorable para ilusionarse con una levantada, mucho más fuera del Coloso.
El Gringo intentó corregir su falla táctica inicial y mandó a la cancha a Pablo Pérez, aunque sacó a Aguirre. Y sin que Newell’s tocara la pelota, el Pincha estiró la ventaja a tres goles. Pelotazo, Ditta salió mal, y Godoy picó en soledad (habilitado con lo justo) y picó la pelota sobre Hoyos para coronar una noche soñada y mandar a la Lepra a la lona definitivamente.
Con 45 minutos por delante, lo lógico hubiera sido “guardar” a algunos titulares para evitar el desgaste en una semana donde hay que viajar a Chile y jugar ante Central, pero Heinze no quiso tirar la toalla tan rápido. Veinte minutos más tarde se dio cuenta que no tenía sentido esa postura y sacó a Pittón, Recalde y Ferreira. El partido estaba sentenciado desde mucho antes, tal vez cuando salió de Rosario y dejó como siempre el aura de imbatibilidad.