Una joven de 22 años fue acribillada este jueves por la noche por el acompañante de un motociclista en la esquina de Chaco y Génova, de barrio Empalme Graneros. La víctima dialogó con sus verdugos antes de que le dispararan en ocho oportunidades y fue trasladada hasta el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca) donde informaron su fallecimiento en los primeros 10 minutos de este viernes. El asesinato a sangre fría fue registrado por una cámara de seguridad pública, indicó el fiscal del caso Patricio Saldutti, quien ordenó el análisis de este material para identificar a los atacantes.
De acuerdo con voceros policiales y judiciales, eran las 21.30 de este jueves cuando Ludmila Loreley Orellana, de 22 años y con domicilio a unas pocas cuadras, en barrio Arroyito Oeste, se acercó a dos varones. La dupla había llegado en moto desde la cuadra de Génova al 5200, dobló y el conductor estacionó por Chaco al 100 bis, en la zona noroeste.
La víctima dialogó con los agresores y, por ello, los investigadores no dudan de que conocía a quienes serían sus verdugos. Pasaron unos minutos, el acompañante se bajó, la cámara tomó cuando sacó un arma de entre sus ropas y gatilló. Ludmila no tuvo tiempo a nada, recibió ocho impactos en muslo, glúteo, tórax y pelvis.
Los femicidas huyeron por Chaco hacia el sur y la joven caminó hasta Génova hasta desplomarse. El personal de Comando Radioeléctrico y los médicos del Sies llegaron poco antes de las 22 alertados por los llamados al 911 y la trasladaron al Heca, donde la operaron y falleció a la 0.10 de este viernes, describieron los pesquisas.
El fiscal Saldutti está a cargo de la pesquisa y ordenó medidas al personal del Gabinete de Criminalística y de la Brigada de Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).
En la escena, los detectives recolectaron 8 vainas servidas calibre 9 milímetros y consiguieron la filmación de una cámara pública que está en Génova y Chaco, la cual es peritada para intentar dar con los femicidas.
A su vez, los investigadores de la AIC entrevistaron a los familiares de Ludmila, quienes indicaron que este mismo jueves había ido a visitar a su actual pareja, quien está privado de la libertad.
Con el correr de las horas, se conocieron registros de dos denuncias por parte de la víctima, ambas por violencia de género. Una fue en 2017 contra quien era su entonces pareja y la otra quedó asentada en 2019 por amenazas cometidas por otro joven, con el que tenía una relación.
Ludmila vivía en Juan B. Justo al 2000, en la zona norte, donde también funciona el comedor El Alfarero, que en agosto de 2020 fue noticia cuando uno de sus más conocidos colaboradores Jairo “Chinwenwencha” Lucero hizo numerosas notas para pedir donaciones a la población luego de que el precario predio se incendiara. Por ese tiempo, el comedor daba 200 raciones de comida.
Otro dato que recolectaron los pesquisas fue que en la cuadra donde vivía Ludmila hay un inmueble que había sido denunciado a las autoridades como un lugar usado para la venta de drogas al menudeo.
La mecánica del asesinato a sangre fría quedó registrada, aunque el móvil, por lo reciente del caso, no está definido y es por esto que los pesquisas recolectaban todos los indicios posibles que pudieran acercarlos a los asesinos. Los pesquisas indicaron que salvo el femicidio en ocasión de robo, no descartan ninguna otra hipótesis.
A 48 horas de otra ejecución
El homicidio de Ludmila Orellana se cometió a dos días y a seis cuadras de que el miércoles pasado casi al mediodía dos gatilleros mataran de ocho balazos a Sebastián Solohaga, de 27 años, dentro de un Peugeot 207 en Cabal al 1050 bis, entre Génova y Urdinarrain. Tras cometer el asesinato, la dupla huyó del lugar en un auto cuyo conductor los esperaba por Génova.
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