Habitantes de la ciudad santafesina de Villa Constitución y lugareños de las zonas de islotes ubicados en la zona de la desembocadura del Río Pavón (continental) y del arroyo Los Laureles (insular) sobre el Paraná pidieron ayuda a grupos ambientalistas por un nuevo incendio en los humedales que ponía en riesgo viviendas y una escuela de la isla, ante lo que voluntarios de la Multisectorial de Humedales, junto al Movimiento Regional de Defensa de los Humedales (del cordón industrial) se hicieron eco y acudieron con sus escasos medios ante la tardanza o ausencia del Estado para sofocar el fuego.
La tarea no fue fácil para las organizaciones. El aviso se cursó el jueves último, pero ese día los voluntarios de los colectivos ambientales no disponían de los medios de transporte para llegar de inmediato, por lo que recién pudieron viajar el día siguiente.
Una vez en la zona, y tras dos horas de lancha por Los Laureles, llegaron hasta un foco de gran magnitud con varias columnas de humo blancas y gris claro, característicos de la quema de pastizales secos.
¿Nafta al fuego?
Pero hubo un hecho significativo: pudieron ver a un avión de pequeño porte amarillo que, alrededor de las 14 del viernes, sobrevoló el foco y de inmediato el humo cambió de color: de claro pasó a ser negro, indicio de probable presencia de combustible de origen fósil. Tras el paso de la aeronave, las llamas se expandieron aún más.
Un hora más tarde, los brigadistas llegaron hasta una de las viviendas en las islas que estaba amenazada por las llamas, aunque ya los lugareños habían podido extinguir ese foco, y el que ponía en riesgo el edifico de una escuela. La rotación del viento, también en este caso, ayudó a alejar el peligro. Los voluntarios se dirigieron entonces a contener el fuego que estaba llegado a otra construcción. A las 18.30, regresaron a Villa Constitución.
En el transcurso de esa jornada, apenas pudieron avistar a un helicóptero de reconocimiento oficial, pese a la necesidad de equipos y hombre para actuar, además de ver.