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Otro allanamiento para la Chana, una de las históricas de barrio Tablada

La casa de la mujer de 50 años fue allanada nuevamente en el marco de los ocho operativos que realizó la Delegación Rosario de la Policía Federal. En una investigación conjunta del fuero federal y provincial buscaban indicios por homicidios y balaceras relacionados a la venta de drogas

En el entramado delictivo que subyace en las calles de Tablada hay personas que logran sobrevivir a lo largo de los años, pese a que la ley que predomina es plata o plomo. Uno de ellos es la Chana, como se conoce a Marta Susana B. Hoy ronda los 50 años, se encuentra con problemas de motricidad y su nombre aún suena como una de las madrinas del hampa. Este martes fue el blanco de un operativo de la Policía Federal que si bien no la detuvo ya que tiene prisión domiciliaria por graves problemas de salud, quedó involucrada en la causa. Según los investigadores en su vivienda encontraron cogollos de marihuana.

Con pasado de asaltante –en 2015 firmó un abreviado por un robo a un local de celulares– y mechera, hoy los investigadores la vinculan al narcomenudeo bajo las órdenes del clan Ungaro-Funes, donde algunos de sus integrantes ya fueron procesados por la Justicia federal por tráfico de estupefacientes. A lo largo de los años, su casa de 24 de Septiembre y Guerrico fue allanada y tiroteada en varias ocasiones, dijo un memorioso detective con el archivo policial siempre a mano.

En noviembre de 2018 su domicilio fue allanado por personal de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) que buscaba sospechosos de un ataque perpetrado en Alem al 4000; pese a que el operativo no fue positivo en ese aspecto, a la Chana le encontraron un revólver calibre 32 por la cual se le inició una causa por tenencia ilegal de arma de fuego. Pasó unos meses presa y luego recuperó la libertad.

Este martes por la noche, un nuevo allanamiento de la Policía Federal irrumpió en su vivienda, pero sólo fue notificada y seguirá cumpliendo prisión domiciliaria.

La mala pasada del GPS

El 10 de septiembre de 2014, un trío armado asaltó un local de telefonía móvil macrocentro y se alzó con un botín de cinco mil pesos, unos 30 celulares y dos computadores portátiles, entre otros elementos de valor. Pero la tecnología jugó una mala pasada a los ladrones cuando el dueño del comercio, que había sido reducido en el baño, rastreó el GPS de uno de los aparatos robados y llevó a la Policía hasta la casa de la Chana. Por ello, en junio de 2015 fue sentenciada a tres años de prisión por medio de un juicio abreviado.

El robo ocurrió por la tarde en un local de venta y reparación de celulares, ubicado en Suipacha 729. Cerca de las 19.30, dos mujeres y un hombre redujeron al dueño con un arma calibre 9 milímetros, y lo encerraron en el baño para alzarse con un botín de unos cinco mil pesos, 29 celulares, una netbook y una tablet, además de otros elementos de tecnología móvil.

Uno de los celulares robados, marca I-Phone con GPS activado, fue la pista que llevó a la Policía a pasaje Guerrico entre 24 de Septiembre y Biedma. Allí se recuperó parte del botín, se secuestró una pistola 9 milímetros que no estaba apta para el disparo y fue detenida una pareja. Oscar Z., de 35 años y la Chana.

Chana fue condenada por el delito de robo calificado por el uso de arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudo ser acreditada y privación ilegal de la libertad en concurso real, en calidad de coautora, a la pena de tres años de prisión.

El 11 de mayo de 2014, Chana había sido víctima de un atentado en su domicilio de zona sur que derivó en la detención de un joven de 21 años. La madrugada de ese día, la mujer denunció que un vecino al que tenía identificado le acribilló el frente de su casa, de donde fueron incautadas 13 vainas servidas calibre 9 milímetros.

Más atrás en el tiempo, en marzo de 2003, Chana anotó una causa por tenencia de arma, cuando la policía allanó su domicilio de Tablada y secuestró un revólver calibre 22. Para entonces, los cinco pedidos de captura que tenía de los años 90 estaban sin vigencia. Esas anotaciones se concentran en dos años, entre el 1995 y 1997 por delitos contra la propiedad, pero ninguna la llevó a condena.

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