Son muchos los que se oponen a que las mujeres jueguen al fútbol. En su mayoría son hombres, aunque no es excluyente. En realidad, son los mismos que se oponen a que las mujeres hagan algo que no tenga que ver con la cocina o con la crianza de los hijos e hijas. Los mismos que se oponen a que las mujeres sean las dueñas de sus propios cuerpos, que decidan libremente sobre su sexualidad, que se oponen a la Educación Sexual y al Aborto Legal. Son los mismos que preguntan, “cómo iba vestida” cuando una mujer denuncia un acoso. Están en todos lados. En las casas, en las escuelas, en los medios de comunicación, y claro, en el fútbol.
Hace apenas una semana Gabriel Camargo fue noticia por sus dichos misóginos hacia el fútbol femenino. El presidente de Deportes Tolima expresó sobre la disciplina, que cada vez se instala más en Sudamérica, y sin titubear que: “Eso anda mal, eso no da nada, ni económicamente, ni nada de esas cosas. Aparte de los problemas que hay con las mujeres, son más ‘tomatrago’ que los hombres y fuera de eso, les cuento, es un caldo de cultivo de lesbianismo ¡tremendo!”.
Sus declaraciones fueron repudiadas desde todos los espacios del deporte y el dirigente podría sufrir una sanción por parte de la Federación.
Pero el machismo y el patriarcado, claro, no están sólo en América del Sur. Ahora, llegan declaraciones aún más fuertes desde el viejo continente.
¿Qué tendrá que ver el fútbol, la mujer y Dios? A simple vista, nada. Pero, para el presidente de Steaua de Bucarest, tiene mucha lógica unirlos.
El escándalo proviene de Rumania. El presidente del club Steaua de Bucarest, Gigi Becali, sorprendió al mundo del fútbol con un ataque sin sentido contra las mujeres futbolistas. Utilizó frases retrógradas como que el fútbol femenino es “contra natura” y “una idea de Satán” y anunció que “¡si me obligan a tener un equipo femenino, me retiro del fútbol!”. Rápidamente hubo rechazo masivo a estas declaraciones, entre ellas de la Federación Rumana de Fútbol (FRF).
“Desaprobamos tal comportamiento y declaraciones, que no son dignas de reproducirse, sobre un deporte que se halla actualmente en desarrollo en nuestro país”, señaló un portavoz de la máxima entidad del fútbol rumano.
“El fútbol femenino está viviendo un crecimiento impresionante en los últimos años, por lo que el objetivo de la federación es que se convierta en el deporte femenino más jugado en Rumanía”, agregó el texto de la FRF.
Ahora, el Comité de Disciplina y Ética de la Federación estudiará si las afirmaciones del titular del Steaua perjudicaron la imagen del fútbol rumano y si constituyen un “hecho discriminatorio” por el que el dirigente en cuestión pueda ser sancionado.
Gigi Becali es un millonario conocido por sus posiciones racistas, homofóbicas y sexistas, que a menudo cruzan la línea de la provocación, como en esta ocasión.
“¡Si me obligan a tener un equipo femenino, me retiro del fútbol! ¿Cómo es eso de hacer algo en contra de la voluntad de Dios? Esto va en línea con las ideas de Satán. Las chicas que jueguen al balonmano (handball) o al baloncesto (básquet), que son deportes bonitos”, afirmó Becali.
“¿Cómo puede jugar una mujer al fútbol? No está hecha para el fútbol. Sus piernas no están hechas para el fútbol”, añadió el patrón del conjunto más laureado de la historia de Rumania que parece que nunca tuvo la oportunidad de ver jugar a Marta Vieira da Silva.
Por último, Becali apeló a la Biblia para justificar sus declaraciones: “Las mujeres han sido hechas por Dios de la costilla del hombre y para el hombre. La mujer está hecha para que atraiga al hombre. Si hacemos esto, nos burlamos de las formas (de una mujer) hechas por Dios para atraer al hombre. De este modo, deformamos a la mujeres, el boxeo y el fútbol deforman a las mujeres”.
Tal vez vaya siendo hora de cuestionar algunos mandatos de la Biblia, o al menos no tomarlos desde la literalidad, para empezar a dejar de opinar sobre los cuerpos y las piernas de las mujeres.