“Marisa era una laburante de toda la vida. Cuando se quedó sin trabajo estuvo en un proyecto de limpieza y después consiguió otro trabajo. Ahora trabajaba como moza y su hijo Gonzalo en un lavadero”, fue la descripción que hizo Lisa, referente de la Mesa de Encuentro Barrial, sobre las víctimas del doble homicidio cometido al filo de la medianoche de este martes por atacantes en moto en un pasillo de Saavedra al 6200, en zona oeste.
Lisa conocía bien a Marisa Martínez porque, si bien no era una militante activa, era la hija de Matilde, su compañera en la organización de barrio Triángulo y Moderno desde hace dos décadas. “Con la Mesa de Encuentro Barrial estamos desde que era un asentamiento. Empezamos en 2001, así que tenemos recorrido. A Marisa la vimos crecer como a sus hermanas. Nos acompañaba en todas las actividades como en el Día del Niño, en los talleres del barrio, porque en la militancia el involucramiento es familiar”, continuó Lisa.
Marisa Martínez, de 35 años, y su hijo Gonzalo Ramos, de 18, fueron asesinados a sangre fría este martes pasadas las 23 cuando gatilleros llegaron en moto y abrieron fuego con una pistola de gran calibre contra su casa, de Saavedra entre Barra y Campbell.
Fueron alrededor de media docena de balazos los que dejaron malheridos a madre e hijo. A Gonzalo lo llevó un tío hasta el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), donde los médicos intentaron sin suerte estabilizarlo. Marisa llegó a la misma guardia unos minutos más tarde y nada pudieron hacer para salvarle la vida.
Los voceros oficiales no brindaron mayores detalles sobre la mecánica del crimen como tampoco sobre la cantidad y el lugar de las heridas de las víctimas, sí indicaron que la investigación quedó a cargo de la fiscal de Homicidios Dolosos, Marisol Fabbro.
Desde este martes a la medianoche circularon dos versiones por el origen del despliegue de la violencia extrema contra las víctimas. Cualquiera de las dos hipótesis deja a la vista lo ilógico y la falta de valor que se le da a la vida en esta escalada de plomo y sangre que está latente desde hace una década en el departamento Rosario, y que ya se cobró 151 vidas.
Las fuentes policiales indicaron que hacía poco tiempo que las víctimas habían sido amenazadas para que abandonaran su vivienda, a la cual se habían mudado hacía poco.
La otra versión salió del barrio y señaló que hacía un tiempo Marisa había denunciado el robo de su moto. Los policías detuvieron a un joven y, desde dentro de la fuerza, le dieron el nombre de la denunciante, afirman. Sin mayores precisiones, el trascendido culminó en que esta persona salió y fue atacar a Marisa.
“En la familia no está el tema, no se habla de cómo fue. Nosotros queremos ser cautelosos sobre las versiones que circulan porque ahora lo que importa es llevar calma y acompañar desde lo profundo del dolor. Incluso en la familia y en nosotros como organización no hay planteos de bronca sino del descreimiento del nivel de locura, de los niveles de violencia que estamos viviendo. Anoche estuvimos con Matilde y nos decía, aún hoy lo repite: «No lo puedo creer. Estamos todos locos»”, dijo Lisa consultada por los trascendidos y volvió a remarcar que desde la Mesa de Encuentro Barrial lo más importante es acompañar a la familia en estos momentos.
Asesinaron a madre e hijo en un pasillo del oeste: los habían amenazado para que se vayan de la casa