La región del nordeste de Italia de nuevo fue sacudida por un fuerte terremoto que causó al menos 15 muertos y provocó pánico en la zona diez días después de otro sismo que dejó seis muertos y devastó fábricas y monumentos históricos.
El sismo, de magnitud 5,8, se registró cerca de Módena y se sintió en todo el noreste de la península, la misma zona afectada por el terremoto del 20 de mayo, con unos 5.000 evacuados.
Tres personas murieron en San Felice del Panaro en el derrumbe de un fábrica, dos en la localidad cercana de Mirandola, una en Concordia y otra en Finale, indicó el comandante de los carabineros de Módena, Salvatore Iannizzotto.
«Superaremos este momento», anunció emocionado el presidente de la República, Giorgio Napolitano.
El jefe de gobierno italiano, Mario Monti, interrumpió una reunión para tranquilizar al país y garantizar que «el Estado está preparado y hará todo lo posible» ante la inédita emergencia prometiendo ayuda en «un plazo breve».
En el sismo fallecieron al parecer dos párrocos en derrumbes de iglesias. Uno es el cura de Rovereto di Novi y el otro el párroco de la catedral de Carpi, entre las ciudades más prósperas e históricas de la zona.
El número de muertos es por ahora provisional y las autoridades locales de la región, entre las más pobladas e industrializadas, intentan coordinar la emergencia.
«Es un desastre, un desastre», comentó atónito el alcalde de San Felice sul Panaro.
El terremoto se sintió en todo el centro y norte de la península. En Boloña, entre las principales ciudades de Italia, la estación central de trenes fue cerrada y las líneas telefónicas no funcionaron por unas dos horas.
En Mirandola, varias iglesias y la catedral sufrieron graves daños. En toda la zona, el sismo provocó el derrumbe de edificios que ya habían resultado afectados por el temblor de magnitud 6 que sacudió a la zona el pasado 20 de mayo.
Según el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología, el nuevo sismo «de magnitud 5,8» tuvo una profundidad de entre 5 y 10 km.
El temblor se sintió en Bolzano, cerca de la frontera con Austria y en Milán.
En Toscana, en particular en Florencia y en Pisa, las oficinas públicas fueron evacuadas por precaución.
La mayoría de las escuelas de la región, incluyendo a Milán, fueron evacuadas por temor de las réplicas.
Desde hace unos diez días se han registrado numerosos movimientos telúricos en la península, tanto en el norte como en el sur, sacudido el lunes por un sismo de magnitud entre 4 y 5, de acuerdo con los medios de comunicación.
En Parma, en el hotel donde se encuentra alojada la selección italiana de fútbol, cundió el pánico y numerosos futbolistas se precipitaron a la calle.
Los conmutadores telefónicos de los bomberos y la protección civil sumergidos por las llamadas quedaron paralizados y los 3.000 trabajadores de las fábricas de Ferrari, cerca de Módena, fueron enviados a casa.
En Emilia-Romaña (la región de Módena y Ferrara) unas 7.000 personas están siendo asistidas por unos 1.400 socorristas en 89 campamentos improvisados instalados en escuelas, hoteles y campos deportivos.
«Era como un trueno, se movía todo, un temblor tremendo. Las arcadas de Cento se derrumbaron», contó la enviada del diario Il Corriere della Sera.
Después del sismo del 20 de mayo, más de 417 réplicas han sido registradas, entre ellas tres de magnitud superior a 5, según cálculos de los medios.
El gobierno proclamó el estado de emergencia y autorizó fondos por 50 millones de euros para las operaciones de emergencia.