Javier Saucedo tenía 24 años y trabajaba hacía unos meses en la fábrica de colchones de pasaje Cabrera al 400. Todos los días llegaba a la fábrica a trabajar y al mediodía salía a almorzar con el resto de sus compañeros. Ayer justo no cumplió con esa rutina y quedó atrapado entre las llamas de un incendio que terminó con su vida. Hace poco más de un año el incendio se había desatado en la misma fábrica, aunque entonces sin dejar víctimas.
“Entraba a las 8 de la mañana a trabajar, lo veía todas las mañanas porque vivimos en frente. Somos 10 hermanos en total”, contó el hermano de ocho años de la víctima. “Tenía dos hijas, Cielo y Mía. Mi hermano me llevaba siempre a la plaza”, agregó el pequeño, consternado por la muerte de su hermano.
El incendio comenzó alrededor de las 13.30 de ayer y aún no se establecieron las causas. Se trata de un predio que incluía varias naves industriales cuya razón social es Industrias Químicas Productos Industriales. En uno de los galpones donde se acumulan materiales e insumo, se originaron las llama, que rápidamente se expandieron por el resto de las instalaciones.
El incendio fue de tal magnitud que debieron participar cuatro dotaciones de bomberos para sofocarlo.
Tras el nuevo siniestro, los vecinos del lugar se mostraron preocupados por la presencia de la fábrica en esa zona, ya que según afirman, acostumbran a arrojar líquidos químicos por las cloacas, lo cual les provoca irritación y molestias en la vista y las vías respiratorias.
Además, recordaron el otro incendio, de mayores proporciones al registrado ayer, que se produjo el 28 de junio de 2012, y que requirió la presencia de 9 dotaciones de bomberos para controlar las llamas. En ese entonces no se registraron ni siquiera heridos, pero sí importantes daños materiales. Ayer por la tarde, y en forma preventiva, Litoral Gas cortó el suministro del combustible.
Liliana es la madrastra de Javier y explicó que su tío, Rubén, trabajaba con él. “Javier era un chico tranquilo con sus problemas como cualquiera, de su casa, dedicado a su familia. Nos hacía reír, compartía con sus hermanos. De parte de la madre tiene siete hermanos y de parte de su papá, o sea conmigo, tiene tres. El tío hace mucho que trabaja en la fábrica, Javier hacía sólo unos meses. No sabemos cuál fue el motivo por el que murió”.
Los vecinos
Bety es una vecina que vive pegada a la fábrica. “Sentí un ruido extraño y me parecía que era el tren. Escuché gritos. Me parecía raro porque los empleados salen a almorzar. Salí de mi casa, miré hacia arriba y había un humo impresionante, llamé a los bomberos, agarré a mi nieto y salí corriendo. Llegaron los bomberos y las ambulancias”, expresó.
Mabel Sanalitro nació en Pasaje Cabrera. Tanto ella como su hermano tienen problemas de salud. “Acá sufrimos pérdidas de tolueno, ruidos molestos, intoxicación, malos olores e inundaciones”, indicó. Sobre el siniestro detalló: “Estaba terminando de almorzar y me invadió el humo toda la casa, se hizo de noche en unos segundos. Salí y la fábrica estaba en llamas. Me dejó sin aire y con las piernas flojas, tengo problemas en el pulmón. El año pasado se me endureció toda la boca por el ácido que utilizan para hacer los colchones, tuve una infección terrible”, agregó.
Víctor, otro vecino, hace casi medio siglo que vive en la cortada. “Hace nueve meses aproximadamente hicimos una denuncia por aguas, por las cloacas que tiran desperdicios industriales, abarcamos todo, el expediente es bien completo y fue posterior al primer incendio. Vinieron de Inspección (municipal), pero es muy lento todo, de alguna manera veníamos pre anunciando que esto podía pasar. Ahora pasó”, concluyó.
El caso está siendo investigado por la justicia correccional en turno y esperaban el resultado de la autopsia para establecer la causa de la muerte del joven. En paralelo, los peritajes de los bomberos ayudan a determinar la causa del siniestro.
Un año antes, un hecho similar
El 28 de junio del año pasado la misma fábrica de colchones ardió en llamas. El saldo fue entonces de pérdidas materiales. Un paredón de la cancha de tenis lindera también cayó ante la fuerza del fuego, pero no hubo heridos de consideración. Los médicos atendieron cerca de 20 personas con principio de asfixia (muchos de ellos empleados que intentaron sacar parte de la producción del alcance del fuego, además de algunos bomberos) y otros con quemaduras leves. El incendio se habría provocado tras un desperfecto eléctrico cerca de las 11.30. Dos horas más tarde habían podido controlar el fuego.