La investigación contra el presidente Donald Trump que podría terminar en la apertura de un juicio político sumó ayer a un segundo testigo que dice tener información de primera mano sobre la presunta presión que ejerció el mandatario norteamericano al gobierno ucraniano para debilitar a uno de sus principales rivales electorales, el ex vice Joe Biden.
Mark Zaid, el abogado del primer “informante” que desató la investigación, anunció que representa a un segundo funcionario de inteligencia y aseguró que ya declaró ante el inspector general, una suerte de asuntos internos de la comunidad de inteligencia.
El segundo testigo, sin embargo, aún no declaró ante las comisiones de Inteligencia del Congreso, especialmente la de la Cámara baja, en donde la mayoría demócrata inició una investigación para abrir un juicio político a Trump.
Poco después del anuncio de Zaid, el otro abogado del primer informante, Andrew Bakaj, aseguró a través de Twitter que su estudio de abogados está representando a “múltiples informantes”.
Esto alimentó aún más el clima de versiones y rumores que domina Washington, ya que el primer informante que destapó el escándalo denunció que más de una docena de funcionarios estadounidenses tienen información relevante para la investigación, según destacó este domingo ABC en su página web.
En medio de lo que podría ser una escalada de evidencia contra Trump, versiones periodísticas informaron que el mandatario habría responsabilizado de la llamada telefónica con su par ucraniano que desató este escándalo a su secretario de Energía, Rick Perry.
Lejos de esconder este pedido, el mandatario redobló el desafío de la oposición y la semana pasada sugirió públicamente que era necesario pedirle a China que investigue a Biden y a su familia por sus negocios con esa potencia asiática.