Siguen los ecos del reto presidencial al sindicalismo, y en particular al titular de la CGT, Hugo Moyano. La semana pasada, Cristina de Kirchner utilizó la tribuna ultra K de José C. Paz para responder a lo que ella calificó como extorsiones de parte de algunos gremios. “Estoy cansada de las hipocresías, de los que dicen ayudar y vivan el nombre de Cristina y al otro día hacen todo lo contrario para que esto tenga problemas o se derrumbe”, bramó la mandataria. De cerca la escuchaban el gobernador bonaerense Daniel Scioli, y el intendente local, aquel que prometió salir a cazar traidores tras la derrota de Néstor Kirchner en las elecciones legislativas de 2009, Mario Ishii.
El propio jefe comunal fue quien antes del discurso de la Presidenta marcó la línea de lo que sería luego la embestida contra el sindicalismo. Durante su enunciación, Cristina recordó sus palabras: “Vos Mario decías que la lealtad es moneda cara; no es moneda cara, es escasa, lanzó la mandataria al tiempo que recordó el cariño que Kirchner tenía por el polémico hombre de infaltable poncho rojo. Antes, también, Ishii les había exigido a los gremialistas que se dediquen a cuidar a los trabajadores, que no se metan en política y que moderen sus reclamos para no afectar el modelo”.
Ahora, sectores kirchneristas tomaron la posta para lanzar un nuevo mensaje a Moyano. En las calles porteñas aparecieron afiches que muestran en letras mayúsculas el término lealtad, y acompañan a la imagen de Cristina y Scioli abrazados ante una multitud de gente y banderas – entre ellas una de la agrupación de jóvenes K La Cámpora-. El cartel lleva la firma del Movimiento Evita, que comandan el dirigente Emilio Pérsico y el jefe de la bancada de diputados bonaerenses del FpV, Fernando Chino Navarro.
La presencia de Scioli en José C. Paz tampoco parece ser casual. Ocurre que se produjo inmediatamente después de que uno de los laderos de Moyano, el taxista Omar Viviani, saliera a respaldar fuertemente la postulación del intendente de Tigre Sergio Massa para pelearle la gobernación al ex motonauta.
La disputa entre el Gobierno y la CGT tiene varias aristas; pero sin duda una de las principales es el armado de las listas de cara a las elecciones de octubre. Moyano pretende más lugares como legisladores para los representantes sindicales. La aspiración de máxima del camionero es colocar gente propia en las fórmulas presidencial y a la gobernación bonaerense, algo que no parece tener respaldo en el kirchnerismo, que mira cada vez con mayor desconfianza el poder sindical.
Aquella tarde en José C. Paz dejó flotando en el aire una frase que puso dudas sobre su eventual postulación a la reelección, pero que principalmente fue una advertencia a las presiones de la CGT: “Yo no estoy muerta por volver a ser Presidenta, yo di todo lo que hay que dar, a mí no me van a correr”.
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