El Premio Nobel de la Paz, históricamente el más polémico de los galardones, recayó ayer en la Unión Europea (UE) por su contribución a “la paz, la reconciliación, la democracia y los derechos humanos”, según anunció la academia sueca. Los líderes de Europa, muchos de ellos cuestionados, se autofelicitaron por el galardón, mientras que a la vez se multiplicaron voces críticas en abanico: desde la organización internacional de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) hasta el ex líder sindical y ex presidente polaco Lech Walesa, también ganador de un Nobel de la Paz, entre otros (ver aparte).
La distinción a la UE, integrada por 27 países, 17 de ellos con moneda en común, se da en un momento de gigantesco desafío, con un Viejo Continente acorralado por una prolongada crisis económica, ajustes sociales, rebrotes de racismo y desafíos diplomáticos que hacen temblar su unidad.
Mientras que para casi todos los líderes regionales el galardón fue como una bocanada de oxigeno en medio de las protestas sociales, también se volvieron a encender los debates, como ocurrió en 2009 cuando al Nobel de la Paz lo ganó el presidente de los Estados Unidos Barack Hussein Obama.
Entre los congratulados, el presidente francés, Francois Hollande, dijo que se trata de “un inmenso honor” que obliga a los líderes europeos a perseguir una Europa “más unida, justa, fuerte y que proteja la paz”.
En tanto, la canciller alemana, Angela Merkel, lo consideró, “una decisión maravillosa” que respalda su convencimiento –en el marco de la lucha contra la crisis– de que “el euro es más que una moneda”, informó la agencia de noticias DPA.
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, consideró al galardón un “gran honor” y destacó que con este premio la comunidad internacional pide a los europeos que mantengan el proyecto pese a las tensiones provocadas por la crisis.
Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, justificó el premio afirmando que “es el reconocimiento más fuerte posible de los profundos motivos políticos que están detrás de nuestra Unión”.
El secretario general de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (Otán), Anders Fogh Rasmussen, en tanto, destacó “el papel vital” que la UE desempeñó para “curar las heridas de la historia y promover la paz, reconciliación y la cooperación en toda Europa”.
Sin embargo, el premio también levantó controversia por el papel de la UE en el ámbito político y diplomático, en momentos de que el bloque trata de reforzar su papel para acabar con el régimen de Bashar al Assad en Siria y frenar el programa nuclear de Irán, pero logra magros avances debido a los enfrentamientos entre europeos.
Y hubo varios capítulos oscuros en su existencia. Nadie olvida su llegada tarde a la guerra en Bosnia-Herzegovina (1992-1995) que provocó más de 100.000 muertos y dejó al país desangrado física y moralmente.