Cultura

Un buen lugar para los libros

Oxímoron, una vidriera confortable para la escritura local

Surgida en el contexto de la crisis actual por iniciativa de editores y escritores, en la cálida librería situada en la mítica galería Rosario puede encontrarse buena parte de la producción rosarina y de la región, que va desde la narrativa y la poesía, hasta el ensayo y la historieta


La crisis surgida de la política económica gestionada por el gobierno nacional actual viene generando un paisaje urbano poblado de persianas bajas, de negocios de cualquier rubro que no tienen como esquivar la arremetida fatal de altos costos estructurales y escasas ventas. Siempre es dramático un cierre obligado, sobre todo si se trata de espacios donde lo que se ofrece son objetos culturales, libros pongamos; en ese caso, la desaparición física de una librería no deja de ser un hecho lamentable, pero cuando en ese mismo difícil contexto se abre un nuevo espacio de libros, esa apertura se torna en un suceso alentador y, si lo que allí se ofrece son libros de autores locales y regionales, el hecho es más que auspicioso.

Es el caso de Oxímoron, la nueva librería situada en los altos de la mítica galería Rosario, inaugurada hace apenas unos pocos meses con una particularidad, la de haberse conformado como cooperativa para su administración y estar integrada por editoriales y escritores, lo cual la sitúa en un lugar de referencia para conocer toda la producción literaria –poética, narrativa–, ensayística, historietística a de la ciudad, como así también de otras localidades santafesinas y, a juzgar por los contactos que se están llevando a cabo, contará en breve con obras de autores de otras provincias.

Un espacio cultural amplio

Oxímoron es, si cabe utilizar esta figura, una librería confortable, sobre todo en la disposición en que se han ubicado los ejemplares, lo que permite que cada libro se exhiba en su unicidad, poniendo de relieve su diseño de tapa y el tipo de impresión, por ejemplo, es decir su corporeidad al alcance de la mano del curioso. Y para esos curiosos, la propuesta de Oxímoron es la de poder tomar ese libro que a uno lo atrajo, sentarse en alguna de las pequeñas mesas, pedir un café y hojearlo para saber si colma alguna de las expectativas que despierta su título o su autor. De esas bondades, de los objetivos del emprendimiento cooperativo y sus potencialidades como espacio cultural amplio, entre otras cosas, habla el escritor y editor Sergio Gioacchini, titular de la editorial Ciudad Gótica y una de las caras visibles cuando se ingresa a Oxímoron.

¿Cómo fue el surgimiento de la librería? Gioacchini lo cuenta de este modo: “Estuvimos varias veces en la Feria del Libro de Rosario junto a stands de otras editoriales independientes de Rosario, todos sabíamos que teníamos buenos materiales y nos pareció que les faltaba una vidriera, un lugar donde poder exhibir en forma permanente esas ediciones y, además, que fuesen accesibles a los lectores, es decir, que no se perdieran en el cúmulo de libros de otras librerías más grandes, muchos de esos libros no estaban en todas las librerías, y si estaban, a veces estaban muy al fondo y no eran visibles. De ahí surgió un poco la idea de una librería. Ese stand de la Feria estuvo coordinado por la Cooperativa Cultural Creativa, que era la que organizaba toda la administración; seguimos reuniéndonos con otras editoriales y pensamos en conseguir un espacio para armar una librería donde estén los libros editados en Rosario y la región”. Gioacchini mencionó después quiénes integran la cooperativa y aludió a lo que se proponen, aun en un contexto complejo.

“Los socios de la cooperativa somos María Fernanda Trébol, Bárbara Verino, Alberto De Lorenzi, María Eugenia Prece, Juan Frilocchi, María Rosa Dariozzi, Hebe D’angelo y yo, quienes decidimos abrir este espacio. Sólo los que pertenecemos a Ciudad Gótica teníamos experiencia editorial, pero todos aportaron lo suyo; en medio de este contexto político difícil, sostener este tipo de emprendimiento es bastante complejo. También dejamos abierta la puerta para todas las editoriales que quisieran sumarse y para autores autogestivos. En este momento hay cerca de 30 editoriales que traen sus ediciones; hay que sumar a los autores individuales que traen sus libros, porque alentamos eso y creemos que las voces independientes son muy importantes y deben tener difusión y presencia. También estamos armando ciclos de charlas, porque la idea es que  Oxímoron funcione cada vez más como un espacio cultural; también se van a dar talleres y en la actualidad estamos presentando lecturas de los asistentes a talleres de la ciudad coordinados por prestigiosos escritores, donde hay gente que lee por primera vez en público, lo cual para muchos no es nada fácil y un lugar cálido contribuye mucho para eso”.

Una ida y vuelta para conocer autores

Seguramente las ganas y cierto empuje dado por el reconocimiento que está teniendo Oxímoron entre los mismos escritores y el público hace que el engranaje de las posibilidades esté aceitado: “En la librería se vende mucho a través de la página web, la gente pide algún libro en particular de autores de Rosario y nosotros se lo enviamos a cualquier parte del país; tenemos un catálogo bastante completo de autores locales y regionales, pero igual estamos abiertos a otras provincias del país, con la idea de generar un intercambio, una ida y vuelta para conocer autores y escrituras, para que se conozcan entre sí; nos piden mucho material de Buenos Aires que allá no consiguen. La idea de la librería es que puedas venir, elegir un libro, sentarte, tomarte un café y consultar lo que quieras, hojeás los libros que te interesan, tenemos una colección infanto-juvenil que funciona muy bien, y la verdad que en ese rubro las editoriales rosarinas tienen materiales excelentes, en autores, impresión y diseño…”, señala el también escritor.

 

Sobre la elección del espacio en la legendaria galería, Gioacchini apunta: “Elegimos este lugar por encontrarse en la zona céntrica, por tener una enorme vidriera y estar en muy buenas condiciones, y además esta galería se ha revitalizado, tiene todos los locales ocupados. Por eso también estamos abiertos a otras expresiones. Hacemos muestras conjuntas. Bernardo Conde Narvaez estuvo con un ciclo que incluía una muestra de plástica y música; estuvo Eugenio Previgliano tocando el piano y cantando; vino Tomás Boasso y cantó composiciones suyas, esos ciclos estuvieron muy buenos; estuvo también el ciclo que hicimos en el Museo Cochet, en Funes, en el que leyeron muchos autores y fue mucha gente. Al mismo tiempo es un espacio posible para presentaciones, tenemos un buen equipo de sonido, calefacción y aire acondicionado, se hacen vivos en las redes, por lo cual una presentación puede verse desde cualquier lugar del mundo, y las lecturas de escritores que se vienen haciendo quedan colgadas para el que quiera volver a verlas”.

¿Y qué es lo que más se vende en Oxímoron? “Lo que más se vende es lo de la colección Estación Cine (editorial Ciudad Gótica) y después lo infantil, rubro en el que se buscan algunos materiales especiales, no tan usuales, porque la oferta tiene que ver también con cosas más regionales, el río o la ciudad, por ejemplo, pero igual se vende un poco de todo, todas las editoriales venden. Lo que hacemos, que no sucede en otras librerías, es llevar una administración muy precisa y rendir lo que se vende mes a mes, tanto a las editoriales como a los autores independientes, y eso genera una confianza y una cercanía con la gente, porque todos hemos padecido cobrar seis meses después, con lo que eso significa en esta época. Creemos que la organización en ese sentido es fundamental, incluso para pedir las reposiciones; a veces los autores independientes no saben cuánto cobrar porque editaron el libro un tiempo atrás y cuando lo traen no tienen ni idea de cuánto vale, entonces averiguamos cuánto nos saldría imprimirlo y ahí armamos un precio para poner en tapa”, concluyó el creador de Ciudad Gótica Editora.

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