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Pablo Conde, director del Festival de Mar del Plata: «Hay que invitar al público en general»

Con trece años dentro del equipo de programadores del destacado encuentro internacional que se realizará a principios de noviembre, el conocido cinéfilo acaba de ser nombrado como su director artístico, puesto desde el cual profundizará el característico "abanico" en la propuesta del certamen

Con trece años dentro del equipo de programadores del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, Pablo Conde acaba de ser nombrado como su director artístico, puesto desde el cual profundizará el característico «abanico» en la propuesta del certamen, con el desafío de «trabajar para invitar al público en general, no sólo al especializado».

«En las películas que son eventos, como los superhéroes, hay convocatoria masiva y los festivales se han convertido en los lugares de resistencia de la cinefilia. Pero los festivales no le hablan sólo a un público específico, sino que hay que trabajar en invitar al público en general, no al especializado. El Festival de Mar del Plata tiene que servir para convocar y con esta idea de abanico en la programación, no dejar a nadie afuera», dijo Conde a la agencia de noticias Télam.

Conde se encuentra con un doble desafío. Por un lado, seducir al público con películas que sacudan la modorra de quedarse en casa, y por otro, brindar espacio a films que, de otra forma, no llegarían jamás a la pantalla grande en Argentina. Una balanza entre el cine de entendidos y el cine para un público más general. «El año pasado hubo cinco películas nominadas a los Oscar que pasaron por Mar del Plata», ejemplificó.

Este año, el único festival Clase A de América latina, categoría que comparte con Cannes, Berlín, Tokio y Venecia, se adelantó al próximo 3 de noviembre por el Mundial de Qatar que comienza el 21 de ese mes. A la fecha, el encuentro recibió unas 500 películas y espera llegar al promedio anual de 3000.

«Esto es básicamente trabajar de lo que a uno le gusta, y cuando tomo una pausa de ver películas, miro otras películas (risas). En vacaciones veo películas que no veo durante el trabajo», se sincera Conde, un cinéfilo que suele arrancar sonrisas durante sus presentaciones en las salas.

El director y programador llegó ese puesto tras el paso de Cecilia Barrionuevo, quien si bien permanecerá en el equipo, la participación en una beca internacional no le da lugar a continuar en el cargo. «Es una tarea –dijo Conde– que es cercana y lejana a lo que venía haciendo. Yo siento que es una oportunidad para seguir el modelo de festival que tiene que ver con el equilibrio y formas de ver el cine».

«La figura de Pablo apareció casi naturalmente en razón de su formación, capacidad, compromiso y particular manera de relacionarse con el cine, los compañeros y el Festival», dijo al respecto el presidente del Festival, Fernando Juan Lima. «Celebro fuertemente que Pablo sea el nuevo Director Artístico para esta edición», dijo, por su parte, Barrionuevo.

Si bien es prematuro adelantar algo sobre la programación o las actividades especiales, está la efeméride ineludible de los diez años de la muerte de Leonardo Favio, quien tendrá su lugar en el festival. Además, Conde destacó la idea de «incluir y generar comunidad» y la de tener «un festival que dure todo el año».

«Unas de las cosas que pensamos que hay que hacer es comunicar más todo y ampliar la idea y la invitación al público para que sepa que hay oferta para todos los gustos. También vamos a volver con la presencialidad en las actividades especiales, a las que puede ir cualquiera, no sólo los acreditados», indicó.

Respecto de cómo es el trabajo un programador, Conde expresó: «El trabajo para todos es el mismo. Estamos en contacto con gente de la industria, que nos envían su material, generalmente, en el proceso de finalización. Nosotros vemos todo, sumamos y vamos votando lo que puede tener coherencia a cómo está armado el festival. El trabajo del equipo es buscar las formas para conformar la programación. Se tienen en cuenta millones de detalles, como quién hizo la película o cómo se ajustan a las secciones. También temáticas, retrospectivas o algo que corte de forma transversal al festival».

En el mismo sentido, también habló acerca de cómo balancean las películas que les acercan, con las que buscan y con las que ingresan por la convocatoria general: «Hay un balance que se va dando, no hay una receta fija. Se buscan películas que sigan la mirada general del festival. Sabemos que hay películas que la cinefilia sí o sí quiere ver y ése es uno de los considerandos. En general, también tiene que ver con cómo se arma la visión general. Los festivales se hacen en grupo».

Y respecto de cuál es la mirada le intenta agregar al tradicional encuentro, planteó: «La idea es que todo el abanico del cine esté en el Festival y que cada persona pueda seguir su propia coherencia. Al mismo tiempo de intentar hacer dialogar al cine contemporáneo con el cine de antaño. Porque el cine es eso. Hoy se pierde de vista que el cine también es lo que está en el pasado, no sólo lo que está a mano en una plataforma. Es genial cuando tenés la posibilidad de descubrir cine e ideas estimulantes».

El año pasado, el presidente del Festival de San Sebastián, José Luis Rebordinos, dijo a Télam que Mar del Plata puede ser «un gran escaparate del cine latinoamericano». Respecto de esta lectura, Conde analizó: «Creo que hacemos lo posible para crecer como ventana del cine latinoamericano, pero hay una audiencia que pide otras películas también. Tenemos un problema: es descorazonador que películas como Drive My Car hoy no se exhiban en pantalla. La industria hace el difícil esfuerzo de estrenar cine europeo. Hay un caída en la exhibición muy notoria, que tiene que ver con una cuestión de mercado y el triunfo del cine en casa. El Festival de Mar del Plata tiene que tener un cine en sala al cual es difícil de acceder».

En los festivales se da la particularidad del público que niega a Netflix antes de una película producida, justamente, por Netflix. Esto expresa un poco esa muerte a la que se lleva a las salas. «Hay una confusión fuerte de todos porque todo es muy confuso. Todo pasa más rápido de lo que lo podemos procesar. Si no entendemos que muchas películas existen gracias a las plataformas, grupos de inversión o los institutos de cine, estamos en problemas. Hay películas norteamericanas que reciben apoyo estatal con exenciones tributarias. El cine forma cultura y a la cultura hay que apoyarla. Es necesario que haya apoyos desde un montón de lugares. Uno siempre quiere que el festival dure más, pero hay que entender que todo se realiza con los medios disponibles», expresó el programador.

Una crítica que reciben varios festivales es que se terminan programando las películas de los mismos directores o de los mismos grupos de cineastas. En este sentido, Conde dijo: «Sí, hay una endogamia inevitable en cómo se hace cine, pero también hay varios que filman mucho. Por un lado está bien seguir trayectorias y por el otro, hay una idea del cine que tiene que ver con esa mirada. Hay momentos en que determinados realizadores están en boga y funcionan bien para el público».

Y teniendo consciencia de que, como en el caso de Mar del Plata, son festivales realizados con fondos públicos, amplió finalmente: «Hay una consciencia real y una idea muy puntual. El Festival de Mar del Plata se tiene que pensar como un lugar de exhibición de material nacional. Hay que potenciar más la exhibición y el cine argentino. Hay muchas ideas de ampliar eso. Queremos un festival que dure todo el año».

 

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