Será extraño verlo a un lado del rectángulo y no encabezando la fila. Desde los números fue uno de los grandes de la categoría, por trascendencia fue un referente indiscutido, por relevancia uno de los fichajes más buscados y por ascendencia un líder apreciado y respetado.
Es el fin del camino para una de las leyendas del básquet argentino de ascenso. Es que Pablo Fernández es sinónimo de la segunda categoría nacional y la determinación de pasar a ser el Director Deportivo de Provincial, de correrse del rectángulo nacional, no pasará desapercibida incluso aunque él así lo desee.
Es que aunque tal vez quede en el carretel algo de hilo, será sólo para la primera o el ascenso local y para jugar con los amigos. El básquet de Liga con los cortos se terminó y ahora las decisiones calientes ya pasan por el celular, el escritorio, las oficinas y las negociaciones con agentes, jugadores y entrenadores.
Ya en su llegada al Rojo algunos años atrás comenzó con la labor extra juego y luego el rol convivió en algunos detalles con la función de jugador de Liga Federal. Con el sabor del deber cumplido en una cancha tras ganar Rosarina, Copa Santa Fe y ascenso a Liga Argentina, más el año compartido con su hermano Boccia en la segunda categoría nacional, llegó el tiempo de decir basta para el viejo y querido TNA, o para su versión new age Liga Argentina.
Ya en 2020, en San Isidro, Pablo se convirtió en el jugador con más partidos en la segunda categoría del básquet argentino, lo que luego estiró con su participación en Sportivo América y la reciente con Provincial, además de ser uno de los grandes anotadores históricos. Más de 600 partidos sólo en la categoría.
Los títulos con La Unión de Formosa e Hispano Americano se anotan como hitos, pero quizás lo más relevante sea el afecto recogido y brindado por profesionalismo y calidad humana desde Náutico Hacoaj hasta el Rojo, pasando por Echagüe de Paraná, La Unión de Formosa, Alma de Esperanza, Alvear de Villa Ángela, Huracán de Trelew, Monte Hermoso, Hispano de Río Gallegos, Hindú de Resistencia, San Isidro de San Francisco y Sportivo América, sin olvidar a los elencos nicoleños y a Central Entrerriano en su etapa de Liga.
Ahora la obsesión y los detalles estarán fuera de la cancha, la responsabilidad será diferente, y el foco estará en generar las mejores condiciones para que otros resuelvan. La pasión se mantiene, pero ahora ya sin los rituales de jugador de Liga se mueve a un costado del parqué.