Por la tangente, por el costado, no por el lado habitual, una vía de escape, un viaje intenso, colorido, inusual, profuso, festivo y emotivo. Así podría definirse a Pour la gallery, nombre del espectáculo cuya compañía encabeza Aníbal Pachano, mucho más que el excéntrico y ambiguo jurado del ciclo “Bailando por un sueño”, de ShowMatch, que entre el viernes y el domingo llenó seis funciones en el Auditorio Fundación Astengo y que, a pedido del público (ahora todos lo quieren ver a Pachano), pero en el teatro El Circulo, estará de regreso en septiembre, el sábado 25, a las 20, y el domingo 26, a las 19 (al menos por el momento).
La llegada del espectáculo a la ciudad, que fue un éxito desde el verano en la calle Corrientes y que por estos días recorre diferentes ciudades en el marco de una gira nacional, es una excelente oportunidad para ver un music hall de verdad, como los de antes, como los que el propio Pachano supo traer a Rosario junto con Ana Sans, a la cabeza de los inolvidables Botton Tap, compañía que en 2007 cumplió 25 años de trayectoria y que hoy está en stand by.
Pero ahora la historia es otra: Pachano es una figura mediática (otra vez Tinelli lo hizo) y convoca multitudes, aunque el producto que ofrece, como lo hizo siempre, en 30 años de carrera profesional, es de factura impecable y, a diferencia de muchos de sus colegas, llegó a la ciudad sin parches, reemplazos evidentes o, directamente, faltas de respeto al público, sino todo lo contrario.
Acompañado por un equipo de grandes artistas, Aníbal Pachano, también como lo hizo siempre, impone su singular estilo, entre glamoroso, ambiguo y ecléctico, a un show que si bien ofrece cuadros de tap, charleston, jazz, clásico, tango, flamenco o rock & roll vistos alguna vez, cada detalle está cuidado, cada movimiento, estudiado, cada intersticio del montaje, pensado para dinamizar un show que ofrece una catarata de cuadros imparable.
El espectáculo tiene a favor momentos de gran lucimiento para la extraordinaria pareja protagónica, integrada por Nicolás Armengol y Sofía Pachano, quien tiene todo para convertirse en una granfigura del musical, porque, como su compañero (la misma pareja participa del certamen de Marcelo Tinelli), canta y baila magníficamente, pero tiene carisma y ángel, algo heredado de sus padres (Pachano y Sans) y, quizás, cosechado en años de infancia en camarines y giras, sin ninguna duda, la mejor escuela para cualquier artista.
Pero eso no es todo: de la veintena de integrantes del show que se lucen en escena, merced al talento personal pero también al estupendo vestuario, refinado y lujoso, creado por Ana Sans, Verónica de la Canal y Patricia Fiaño, se destacan como figuras, Alejandro Melidoni (estupenda voz), Flavia Pereda, Fernando Avalle y el actor, cantante, imitador y humorista Maxi de la Cruz, quien participa como artista invitado.
Desde una recreación del barroco cuadro de “El tango de Roxanne”, del film Moulin Rouge, de Baz Luhrmann, hasta un pasaje en homenaje a Fellini y la música de la inolvidable Otto e mezzo, transitando por cuadros de tango, cabaret o la sutileza, brillo y alegría de otro tiempo, en una ajustadísima coreografía de “Tu vuò fà l’americano”, el “himno” italiano de Renato Carosone popularizado en los 60, en el show, todo está dosificado, bien iluminado, e incluso acompañado, en algunos casos, por proyecciones en una pantalla gigante que adquiere mayor sentido al comienzo y al final del espectáculo, cuando sobrevuela la profusa carrera profesional y personal de Pachano, y cuando muestra el backstage de lo que fue el montaje de Pour la gallery, respectivamente.
Sin embargo, tras casi dos horas de show ininterrumpidas, Pachano, autodefinido como “La Reina” (una corona gigante no deja lugar a dudas), se guarda una sorpresa para el final: con aires de capocómico y música de Queen (el humor le sienta mucho mejor que sus enojos y sus arrebatos en los programas de la tarde), hace un repaso por el momento que vive en la televisión y a nivel personal, evoca su Tostado natal y e incluso no se priva de hablar de política.
Pero no sólo eso: el espectáculo se ha convertido en una bandera para los portadores de HIV. Luego de conocida la noticia de que el artista es portador del virus de una manera poco feliz, y tal como el propio Pachano buscó aclarar, “lo negativo se ha vuelto algo positivo”. Los cerrados aplausos del público en todas las funciones y la notable conmoción del artista en la despedida del domingo por la noche, fueron la prueba más contundente de que la televisión, algunas veces y a pesar de todo, también genera cosas buenas, dado que jamás Pachano, independientemente de su indiscutible talento, podría haber reunido a más 6 mil espectadores en sólo tres noches en Rosario.
¿Mediático?
Lejos de los escándalos televisivos que, más allá de que ahora sean más evidentes porque la misma televisión se encarga de reproducirlos en todo momento, siempre los hubo, la carrera artística deAníbal Pachano se forjó en base al talento, la creatividad y, sobre todo, el trabajo de una compañía como Botton Tap, que a lo largo de su historia se convirtió en un preciado valuarte del music hall argentino, un género complejo, costoso y vapuleado. Sin embargo, Pachano desembarcó un día en Intrusos, habló de Sofovich (por entonces su productor) y lo que dijo, la polémica que se generó, bastó para que Tinelli lo convocara para integrar el jurado de la edición 2009 de “Bailando por un sueño”. Lo demás, es historia antigua, eso sí: Pachano no se priva en cada función de Pour la gallery de pedir que levanten la mano los que lo ven por primera vez; la abrumadora mayoría demuestra que pocos de los presentes sabían de su talento y creatividad antes de su aparición en la pantalla chica.