El gobernador de nuestra Provincia, Maximiliano Pullaro, junto con otros 17 gobernadores y el presidente Javier Milei, alineados, la madrugada del día 9 de julio de 2024, firmaron el llamado “Pacto de Mayo”, para explotar los recursos naturales de nuestro país a como dé lugar, abrazados, sonriendo.
El punto 7 del pacto corre de un soplo cualquier discusión posible sobre la protección del territorio para adaptarnos al futuro climático, en un contexto de colapso progresivo, como las temperaturas actuales nos están mostrando; o de atacar las causas que nos llevaron hasta acá, acorde con el DNU 70/2023 y la Ley Bases, que pretenden dejar sin efecto las leyes ambientales vigentes.
Desconocemos qué recursos naturales están en la mira en la Provincia de Santa Fe, pero sospechamos que, a fin de ampliar las fronteras agropecuarias, irán por los humedales y los bosques, los cuales cumplen importantes funciones ecosistémicas importantísimas y albergan biodiversidad. Habrá más quemas, más contaminación, más destrucción.
Con la excusa de bajar la pobreza, que ellos mismos subieron desde el comienzo de su mandato, planean entregar los territorios naturales a privados y habilitar actividades productivas completamente incompatibles con la urgente necesidad de conservación y restauración del ambiente.
La desigualdad social está íntimamente relacionada a las problemáticas ambientales, y no se solucionará con más contaminación, más agrotóxicos, más minería, ni más fuego. Lo venimos repitiendo: en nuestro país coinciden los mapas de pobreza con
los mapas de degradación ambiental.
Es momento de comenzar a preguntarnos qué producimos, cómo lo hacemos y, sobre todo, quienes se van a beneficiar con una producción no sustentable ni sostenible, y quiénes van a ser los damnificados. No admite controversia alguna que la destrucción de los ecosistemas empeora la
calidad de vida y genera más gastos al estado, en políticas de adaptabilidad. Los negacionistas del cambio climático quieren imponer nuevamente mitos que fueron derrumbados por la comunidad científica a nivel mundial, desde hace décadas.
No es casual que, en el discurso de cierre del acto en Tucumán, el único colectivo social que el presidente nombró fue el del “ambientalismo”. Vienen por eso, y a vos que estás leyendo esto te afecta, por más que no veas el humo.
Esto no es una guerra entre cuidado eco-social y producción, sino el derecho de vivir en un ambiente sano, que nuestros gobernantes deberían garantizar a las presentes y futuras generaciones, como bien lo establece el art. 41 de nuestra Constitución Nacional. El negacionismo resulta inaceptable.
El punto 7 del Pacto de Mayo, junto al DNU citado, el RIGI de la Ley Bases y el proyecto del Gobernador de Entre Ríos Rogelio Frigerio para la creación de una agencia que administre y enajene bienes del estado, incluido el amplio sistema de humedal del Delta del Paraná, es el peor escenario posible para afrontar el presente y el futuro a corto plazo.
Hacemos un llamamiento a toda la ciudadanía a estar atentos y preparados para defender nuestros derechos. Venga quien venga, diga lo que diga, la tierra siempre se defiende, sencillamente porque no queda otra.
Comentarios