La presencia constante de personal de Gendarmería en la zona del Fonavi de Lola Mora e Hipócrates no impidió que dos sicarios ejecutaran este martes a Jonatan Jesse, de 21 años. Su muerte se suma a los 36 homicidios que en los últimos dos años tiñeron de sangre la zona sur, es la principal hipótesis de los investigadores, un puñado de los cuales se cometieron en ese barrio, acosado por la violencia junto con los linderos Grandoli (por el Fonavi del Parque del Mercado), Municipal y Tablada.
Según fuentes policiales, Jonatan Emanuel Jesse, conocido con el apodo de Yony Jota, estaba parado en inmediaciones del núcleo 13 cuando dos hombres se le acercaron y sin mediar palabra le descerrajaron dos disparos en la cara. Eran minutos después de las 23. Los matadores escaparon y Yony cayó malherido frente a la atónita mirada de su novia, una chica de 20 años. El joven fue traslado al Hospital Roque Sáenz Peña en estado gravísimo y luego derivado al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), donde murió cerca de las 5.30.
“El loco tenía una deuda con Alan Funes”, dijeron conocedores del barrio, y lo mataron porque no la canceló a tiempo. Esa afirmación fue la misma que hizo un conocido de la víctima fatal, aunque explicó que Yony había pagado. Sin embargo, los acreedores le habían advertido “que igual lo iban a ajustar”.
Voceros de la causa no confirmaron ni descartaron estos dichos que apuntan contra Funes, que fue apresado anteayer en el Fonavi de Callao al 3900, sindicado por otros dos crímenes de la saga de 36 e integrante de un clan asentado en Tablada que, en alianza con René Ungaro de barrio Grandoli, pelea territorio con la banda de Alexis Caminos del Municipal, que está en sintonía con el grupo cuyo liderazgo se atribuye a Ariel “Tuby” Segovia.
Otro nombre que manejaban los investigadores era Damián S., alias Cable, al que algunos vinculan con los clanes Ungaro y Funes. Otras fuentes cercanas a la investigación descartaron ese apodo y dijeron que ese muchacho no podía ser, porque justamente responde a las filas contrarias.
Fuentes judiciales señalaron que Jonatan no era un personaje apuntado por los investigadores como tiratiros en esa zona. “No era un pibe que haya estado investigado entre los grupos antagónicos”, describieron y aclararon que no descartan como hipótesis que este asesinato tenga relación con la saga o que la responsabilidad haya sido de alguna de estas bandas debido a la mecánica que utilizaron para matarlo.
Yony Jota trabajaba de rotisero, oficio que había heredado de su padre y que mostraba con orgullo en su perfil de Facebook. Allegados también contaron que era electricista. Tenía 3 hijos chiquitos, se había separado de su mujer y hoy tenía una nueva relación. Las versiones lo mentan como un joven trabajador que intentaba escapar de un pasado oscuro y rescatarse.
Según un vecino, tiempo atrás había incurrido en el narcomenudeo, negocio que le trajo altercados y derivó en que le balearan la casa. La misma fuente agregó que Yony se alejó del barrio, para luego volver y ser asesinado por no poder cancelar a tiempo una deuda que tenía con el círculo del hoy preso Alan Funes, dijo esta fuente y que ratificó otro habitante del barrio. Pero un allegado a Yony dijo que el joven había pagado.
En ese sector de la zona sur reinaba ayer el hermetismo y el miedo, y los testigos se mostraban escurridizos para los investigadores, dijeron voceros judiciales. “Nadie quiere hablar”, avaló un detective policial.
“Mientras las patrullas de Gendarmería detienen a pibes por llevar un par de porros o una bolsita y a los grosos no los agarran. Hay 800 gendarmes para nada”, dijo un vecino que prefirió mantener el anonimato.
El caso está en manos de la fiscal de Homicidios Dolosos Georgina Pairola. La funcionaria judicial trabaja junto con la Policía de Investigaciones (PDI) para esclarecer el asesinato, al que enmarcan en un ajuste de cuentas, tal y como definió el área de prensa de Fiscalía.
El Fonavi lleva diez crímenes
La pelea entre los clanes del Parque del Mercado y del Municipal para dominar no sólo la zona sur sino también el paravalanchas leproso lleva una década, aunque en los últimos dos años se acrecentó. En 22 meses, las disputas contabilizaron 36 homicidios. Del total, diez se produjeron en el Fonavi de Lola Mora e Hipócrates. Los asesinatos no fueron sólo consecuencia de los enfrentamientos; también se registraron ataques fatales al interior de algunas de las facciones.
En 2016, la primera víctima del Fonavi fue Tamara Bustos, asesinada el 7 de octubre. Las fuentes dijeron que la chica vendía para Tuby Segovia. Al día siguiente cayó Tuby baleado en el Heca, donde le detuvieron. El 22, Ignacio Verón fue asesinado cuando visitaba a un amigo. El 27, mataron a Franco Carballo pero se equivocaron; 20 horas más tarde, los atacantes aparecieron y enmendaron su error. La víctima fue su primo, tocayo y verdadero blanco, Franco Nicolás Carballo en barrio Tablada.
El 30 fue asesinado Marcelo Ponce en el Parque del Mercado. La víctima vivía en Lola Mora e Hipócrates y supo responder a uno de los asesinados líderes de la barrabrava de Newell’s por ese tiempo, Matías Franchetti, conocido como Cuatrerito. El 31, Mónica –mamá de un chico apodado Polaquito y vinculado en el crimen de Ponce– fue atacada a tiros cuando charlaba con la almacenera Rosa Arrotea, quien falleció el 18 de noviembre. El 26 de diciembre, Carlos Juárez fue asesinado a tiros y el 29 motociclistas ejecutaron a Cristian “Bebeto” Gorosito, miembro de la barra de Newell’s.
En 2017, los enfrentamientos se calmaron luego de que en mayo se realizara el megaoperativo Los Miserables con 33 allanamientos. Sin embargo, el 4 de septiembre Brandon Nicolás Cabrera, de 22 años, fue acribillado en la puerta de su casa. Además, hubo un ataque a balazos contra el frente de una vivienda de la torre que está en Lorenzini al 4600. A sus moradores le dejaron una nota: “Si no se van, mueren”.
Y el décimo crimen se cometió anteanoche cuando desconocidos atacaron a Yony.