Los presidentes de los países socios del Mercosur coincidieron este martes, durante una cumbre en Montevideo, en reformar al estancado bloque regional, luego de que Brasil amenazara con retirarse si no hay cambios.
El mandatario argentino, Mauricio Macri, dijo a sus colegas de Uruguay, Tabaré Vázquez; Brasil, Michel Temer; y Paraguay, Mario Abdo Benítez, que el grupo fundado en 1991 debe «dejar atrás cualquier improductivo debate existencial».
La cumbre de mandatarios se celebró días después de la amenaza del futuro gobierno de Jair Bolsonaro, que asumirá el primero de enero en Brasil, de abandonar el bloque si no hay cambios que redunden en resultados positivos para el sector productivo brasileño.
«Brasil trata de fortalecer el Mercosur y decir lo que quiere o, en un caso extremo, se retira. (…) Es el momento de sentarnos y revisar el Mercosur (…) haciendo un acuerdo, tal vez, más moderno y mejor», dijo al diario O Globo en noviembre la futura ministra de Agricultura brasileña, Tereza Cristina.
El mandatario anfitrión, Tabaré Vázquez, señaló que el Mercosur debe perseguir el «perfeccionamiento del comercio intrazona», reiterando lo adelantado por los cancilleres del grupo el lunes.
Tras su encuentro, los ministros de Relaciones Exteriores de los cuatro socios coincidieron en que la postura brasileña abre una «oportunidad» para «discutir un mejoramiento y un perfeccionamiento» del bloque, que funciona como unión aduanera, pero que ha perdido dinámica en sus decisiones de comercio, y en 20 años no ha logrado cerrar un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea.
Además, el acuerdo impide que los socios puedan negociar tratados comerciales individualmente si no tienen la anuencia de los demás integrantes del bloque, por lo que los llamados a flexibilizar este mecanismo se multiplicaron en los últimos tiempos, con las economías de Argentina, Brasil y Uruguay necesitadas de mejorar sus exportaciones.
El paraguayo Mario Abdo Benítez pidió una «revisión y actualización de los órganos» del Mercosur.
Temer se despidió del Mercosur luego de un corto mandato en Brasil tras la salida del poder de Dilma Rousseff en 2015.
Luego de asumir en medio de un proceso criticado por algunos gobiernos de la región, se fue aplaudido de Montevideo.
Vázquez dijo que «no sería oportuno ignorar las circunstancias» en las que Temer accedió a la Presidencia, pero destacó su «compromiso con el Mercosur» y pidió «de corazón» un aplauso para el saliente mandatario brasileño.
La crisis de Venezuela
Uruguay traspasó la presidencia rotativa del bloque a Argentina, y el presidente Macri dejó claro que Venezuela estará en la agenda de su gestión al frente del grupo regional, que suspendió a Caracas en 2017.
Macri llamó a buscar soluciones para la crisis humanitaria en Venezuela y pidió la «restitución de la democracia» en ese país.
En América Latina está en curso una «crisis humanitaria que requiere de esfuerzos inmediatos» para «resguardar los derechos de millones de venezolanos», víctimas de una «dura represión de su propio gobierno», dijo el mandatario argentino.
Asimismo, denunció al gobierno de Maduro como «una dictadura que llevó a cabo un proceso electoral fraudulento» y pidió la actuación de sus socios del Mercosur.
Es necesario «trabajar incansablemente para la liberación de los presos políticos, el respeto a los derechos humanos, y la restitución de la democracia en Venezuela», remató Macri.
El Mercosur suspendió a Venezuela, que había ingresado como miembro pleno al Mercosur en 2012 luego de que Paraguay fuera suspendido del grupo.
El ingreso de Caracas fue polémico y se decidió en una cumbre entre la argentina Cristina Kirchner, la brasileña Dilma Rousseff y el uruguayo José Mujica, sin representación de Paraguay, miembro fundador del Mercosur.
Uruguay, enemigo de las sanciones a Venezuela en todos los ámbitos multilaterales, defendió luego la permanencia de Caracas en el bloque, pero finalmente terminó cediendo a la presión de Brasil, Argentina y Paraguay para dejar a Caracas afuera del grupo.