Edición Impresa

Palabras que aún cautivan

El coloquio dedicado a la extensa obra de Jorge Luis Borges realizado en Alemania dejó en claro que a pesar de las décadas, su riqueza poética atrapa sin límites. Su viuda recordó gran parte de sus trabajos.

María Kodama, de visita en la ciudad alemana de Leipzig donde académicos de todo el mundo disertaron sobre la lírica borgeana, destacó la importancia del análisis diverso de la obra de Jorge Luis Borges teniendo a la poesía como base, ya que, sostuvo, su “obra siempre fue poética”.

“Para mí Borges es esencialmente poético y nunca hice diferencias entre su prosa y su poesía –por supuesto que sí en la forma del poema, pero quiero decir la esencia– “Por eso mi alegría ante este congreso que tuvo tan buen nivel y consiguió pasar esa dificultad inicial de la división de géneros”, dijo la viuda de Borges en diálogo con la agencia de noticias Télam.

“Esa esencia “está en sus cuentos y aún en sus ensayos. Es ese latir dentro de la prosa que la hace tan peculiar”, afirmó al término del coloquio Borges Poeta, en la Universidad de Leipzig. “Ahora los escritores escriben como se habla y muchas veces no ponen atención en ese ritmo por el cual uno puede reconocerlos cuando lee sus textos porque los siente en el cuerpo, como si fueran su propia respiración”, aseveró Kodama.

Para Kodama, son los lectores y estudiosos de la obra de Borges (1899-1986) los que “tenemos la necesidad de dividir y clasificar en géneros, pero si Borges hubiera comenzado pensando todo esto –advirtió– no hubiera escrito una letra, hubiera dejado de hacer”.

A su entender, el autor de Los conjurados y El Aleph, “podía tener o no una intencionalidad pero no era ‘ab initio’, el principio era lo que sentía y después podía ponerlo o no al servicio de ese deseo”.

“Su literatura ha despertado y despierta gran interés justamente porque escapa a esa clasificación, hay algo como una corriente subterránea que se va expandiendo y toca otras cosas dentro de nosotros que van más allá de lo intelectual”, explicó la viuda de Borges.

Se trató, para ella, “de esa emoción o sensibilidad que a veces (sus estudiosos) no tienen en cuenta porque la entienden como desborde y no como ese pudor o «understatement» (perfil bajo) que Borges tenía”.

Durante el coloquio dio la sensación de que Kodama cumplía un rol de cable a tierra entre las teorizaciones sobre lo que Borges quiso decir o hacer en su obra, limitando algunos excesos de intelectualismo.

“En casa lo veía trabajar en los ensayos y en los poemas a la vez”, intervenía cuando los catedráticos se trenzaban en un intento por definir los estadíos de su trabajo creativo, inmersos en cuestiones como la autotraslación o la reiteración en su escritura.

Evidentemente, esa presencia ayudó a desgranar algo que tiene que ver con los procesos del creador en sí, con ese desarrollo creativo que si bien le fue ajeno pudo compartir como testigo: “Yo lo viví porque crecí a su lado y cuando comenzó a dictarme sus cosas”, explicó con sencillez.

Kodama, recibida en Letras, señaló: “Fueron años de lucha con él porque pensaba que era absurdo todo eso, pero es algo que yo aprecio y valoro muchísimo porque sé lo que es este trabajo y el amor que implica, la entrega de horas, de vida”.

“Es como si yo tuviera por la vida, por el azar, el doble registro, todo lo que ellos hacen (por los académicos) y el esfuerzo que eso significa; y por otro lado presencié de qué modo surgía eso porque para mí era lo cotidiano”, añadió.

Kodama definió la poesía de Borges como “algo perfecto estéticamente con una gran riqueza que supera su formación literaria”.

“Hay que ver su biblioteca, donde la mayor parte son libros de filosofía, historia de las religiones y ciencia –señaló–. Para él ésa fue la base, la materia prima con la que trabajó toda su literatura y que lo marcó para siempre”.

Por el padre llegó a la filosofía, pero la literatura fue cosa de su abuela inglesa y lo mismo la religión, “era Fanny Haslam la que le recitaba de memoria versículos enteros de la Biblia”, repasó. Y se le ocurrió algo ahí mismo, quizá influenciada por esos cuatro días de reflexión académica en el claustro alemán: “Digo que si alguna vez tuviera tiempo, mi vida es muy complicada, haría todo un trabajo sobre la influencia de su abuela en su literatura”.   

“Él la adoraba, una muchacha joven criada en Londres que viajó sola hasta Entre Ríos donde conoció al coronel Borges, con quien se fue a la frontera donde vivió con el indio”, relató.

Borges contaba fascinado que en esa época –primeras décadas del 1800– su abuela salía a caballo con una pistola de empuñadura de nácar para defenderse, y muchas de sus historias tienen que ver eso, ella fue la que le contó parte de “El guerrero y la cautiva”. “Lo interesante de este trabajo está además en su familia paterna compuesta por casi todos bibliotecarios metodistas que cada tanto cambiaban de lugar en Inglaterra para no crear raíces”, continuó Kodama.

Homenajes, respeto y admiración

Las declaraciones de la viuda del gran escritor se realizaron en el marco del primer coloquio internacional sobre la poesía de Jorge Luis Borges que se llevó a cabo días atrás en la ciudad alemana de Leipzig, luego de que 24 especialistas de siete países expusieran innovadores análisis sobre la lírica borgeana.

El encuentro se extendió durante cuatro días en la ciudad que albergó a grandes personalidades de la música, las letras y el pensamiento como Wagner, Goethe y Nietszche, donde se dieron cita filósofos, críticos y especialistas de Argentina, España, Alemania, México, Italia, Estados Unidos, Israel y Chile, acompañados por María Kodama, viuda del escritor.

La crítica neoyorquina Edna Aizenberg fue sintética al explicar a los medios nacionales lo logrado por este evento: “Este simposio sirvió para ir más allá de la idea que reinó mucho tiempo respecto a que Borges no tenía una vida, que era una cosa que flotaba en el espacio, una máscara que él mismo ayudó muchas veces a forjar, pero él se reía mucho de los críticos”.

Con esto coincidió el filósofo argentino Ricardo Forster, quien remarcó “la intensión de meterse en un campo poco trabajado y de colocar al Borges poeta en una materialidad fuera de una zona evanescente, que estuvo atravesado por el sentimiento, los fervores y las ironías”.

Para el crítico siciliano Emanuele Leonardi “hubo una atmósfera que permitió tomar las mejores cosas de cada trabajo y esa fue la función principal de este coloquio: permitirle al crítico salir de sí mismo. Como decía Felipe en Mafalda, la historieta de Quino: «Justo a mí me tocó ser yo».

En tanto que otra argentina residente en Jerusalén, la académica Ruth Fine, señaló como aporte “de este congreso el comenzar a cuestionar los lugares comunes que se generaron en torno a la poética borgeana, una faceta que no está olvidada pero sí menos estudiada, leída y difundida”.

“Otra contribución sustancial tuvo que ver con el cruce de dos escuelas distintas, una hermenéutica y otra más textual y biográfica, en un diálogo muy fructífero que en varios casos se dio por primera vez”, aseguró Fine.

El coloquio realizado dejó como corolario la edición de un volumen que reunirá esas ponencias, que será presentado en la Feria del Libro de Frankfurt 2010.

Se trata de una iniciativa llevada a cabo por la Cancillería argentina y el Seminario de Investigaciones Iberoamericanas (Iafsl) de esta casa de altos estudios alemana, con motivo de la participación de la Argentina como invitado de honor al encuentro editorial de octubre próximo, uno de los más significativos del planeta.

Comentarios

10