Los familiares de los cuatro niños palestinos que murieron el año pasado en un ataque israelí mientras jugaban en una playa de la ciudad de Gaza lamentaron que la causa, en el fuero militar, se haya cerrado sin cargos contra los responsables y pidieron llevar el caso ante el Tribunal Penal Internacional (TPI) de La Haya.
Durante la última ofensiva israelí en Gaza, en 2014, un barco de la Marina lanzó un disparo de advertencia hacia la playa en la que varios niños estaban jugando y a los pocos segundos, sin darles tiempo para escapar, volvió a disparar matando a cuatro niños.
El miércoles pasado, la fiscalía general del ejército cerró la causa sin imputar cargos contra los responsables del ataque argumentando que “no existe sospecha de comisión de delito”.
“Me quedé sorprendido y muy triste cuando oí el veredicto. Creo que este será también el veredicto del tribunal israelí, porque es imposible que el asesino sea justo con la víctima. El asesino nunca admitirá que ha cometido un crimen”, dijo Ramez Baker, de 44 años y padre de Mohamed Baker, menor de 12 años que murió en el ataque, en el que también fallecieron tres de sus primos.
“El ejército israelí que mató a mi hijo sabe que es inmune, por eso esos criminales que mataron a mi hijo y otros niños deben ser llevados ante un tribunal internacional por crímenes de guerra”, añadió citado por la agencia EFE.
“Pido a la Justicia israelí que sea justa por una vez en su vida. Y pido a Naciones Unidas (ONU) y al Tribunal Penal Internacional que denuncien a Israel. Y pido a (el secretario general de las Naciones Unidas) Ban Ki-moon que reconsidere su decisión de excluir a Israel de la lista negra de países que violan los derechos de los niños en conflicto. Israel debería ser juzgado por crímenes contra la humanidad cometidos contra niños”, dijo Baker.
Días antes de que se conociera el veredicto, Ban Ki-moon decidió excluir a Israel de una lista de países que cometen serias violaciones contra menores en conflictos armados, algo que fue criticado por los palestinos.
“Estoy dispuesto a ir al Tribunal Penal Internacional para llevar a esos criminales a juicio”, sentenció.
Según la fiscalía, “se recopilaron testimonios de muchos soldados y oficiales” y se decidió cerrar el caso “en ausencia de sospechas de comisión de delitos”.
Agregó que se “se trató de obtener testimonios de testigos en la Franja de Gaza” que finalmente no se entrevistaron con los investigadores y presentaron una declaración.
“El incidente”, asegura la fiscalía “tuvo lugar en un área conocida como un centro de la Policía Naval y la Fuerza Naval de Hamas, que era utilizado en exclusiva por sus milicianos” y que estaba “cerrado por una valla y claramente separado de la playa que sirve a la población civil”.
“El 16 de julio la vigilancia aérea mostró un número de figuras que entraban al complejo corriendo y que accedieron a un toldo cerca del contenedor atacado el día antes (…). Después de descartar que hubiese presencia civil en el área se decidió llevar a cabo un ataque aéreo”, explica.
“Se creyó que eran milicianos de Hamas, en ningún momento se identificó a las figuras como niños”, señala el informe de la fiscalía militar, que precisa que el ataque “se llevó a cabo de acuerdo con las leyes israelíes e internacionales” y que “se tomaron las medidas de precaución necesarias para evitar daños a civiles”, como “la elección de la munición y el uso de vigilancia visual en directo”.
Periodistas internacionales que fueron testigos del suceso, como Robert Tait, del diario británico The Telegraph, negaron que la zona estuviera vallada ni hubiese suministros militares en el contenedor y han asegurado que nadie se ha puesto en contacto con ellos para que testifiquen.
Según cifras de la ONU, más de 2.100 palestinos murieron, la mayoría civiles y 540 de ellos niños, en los 51 días que se prolongó la operación militar israelí contra Gaza. En tanto, 71 israelíes murieron, 5 de ellos civiles.
