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Pandemia de confusión: convocan a protesta con fechas, modalidades y consignas que se chocan

Un aluvión de mensajes en redes sociales difundían información tan contradictoria, que quienes sostenían que el gobierno de Alberto Fernández oculta las supuestamente “verdaderas” cifras de contagios y muertes, salieron a disuadir una movilización a la calle

Es el 7 de mayo a las 18, saliendo a la calle pero con distancia social. Es el 8 de mayo pero desde los autos, en caravana, a las 19. Es el 11 mayo en las plazas. O es el 14 de mayo, también a pie en la calle, ¿o con ruidazo desde el balcón? O es el 25, Día de la Patria, y ¿con ruido, con auto o a pie? En las últimas horas comenzó a crecer fuerte en volumen de mensajes, a través de las redes sociales la convocatoria a una protesta contra el gobierno de Alberto Fernández. Aunque no se expresa exactamente así, es el único denominador común entre los motivos que se esgrimen, ya que resultan tan variados y confusos como la convocatoria: para unos es contra la “liberación de presos”, pero para otros eso ya quedó en el pasado, se concretó y es por la indignación: “Basta de presos libres”. Pero otros mencionan el contra “gobernar por DNU”; otros porque es “libertad o Venezuela”, y para un menor pero visible conjunto, “contra el comunismo”. Aunque en ningún posteo expresa oposición al proyecto de ley de impuesto de emergencia a las grandes fortunas argentinas, la coincidencia espacio-temporal era notoria, no de ciencia ficción. Pero algo falló: este martes, el trabajo –y arduo– de los organizadores de la “espontánea” movida era ostensiblemente tratar de poner algo de orden y de viralizar una agenda única en medio de la confusión creciente. Pero aún así también chocaban contra voces de la propia oposición viral, como el usuario de Twitter Conde el empático, quien lanzó un llamado a la sensatez: “La marcha de los barbijos me parece muy riesgosa en estos momentos. Comienza el frío + pocos testeos = el virus ta chocho con eso. Que no ven las noticias del mundo? El fanatismo los va a matar, cuídense”, recomendó. Y en similar tesitura se ubicó La Matancera AntiK, acaso obligada por la lógica: es que días atrás la usina troll esparció en redes la versión de que el éxito de la gestión de Alberto F. contra la pandemia de coronavirus no es tal, sino que en realidad el gobierno está ocultando casos de contagio y de muertes. La especie –aunque en rigor es insostenible– también impulsó un llamado de atención, ya que quienes difundían la supuesta denuncia llamaban a la par a “escuchar más a los economistas y menos a los infectólogos”. Semejante convocatoria a salir a la calle, a la luz de lo anterior, se torna criminal, por lo que los perfiles en redes que difundían ambas cosas ensayaron un reposicionamiento para compatibilizar ambas cosas. Pero no todos: “Twitteros, algunos están convocando la Marcha de los barbijos. No sean giles El gobierno de ALBERTO oculta datos verdaderos de muertes infectados por #CoronavirusEnArgentina y ustedes quieren salir? Piensen un poco”, alertó La Matancera.

 

Los choques entre propios motivaron disímiles respuestas. “Anuncian en Twitter «la Marcha de los barbijos», pero en distintas fechas. Unos convocan a participar «en todas las esquinas del país», otros «en todas las plazas del país». Ya vi tres fechas distintas. Así se les va a complicar, ameos”, marcó otra usuaria de la misma red social, de evidentes simpatías distintas . Es que algunos de los partidarios del oficialismo –y esta vez sí “espontáneamente”– comenzaron a responder con sorna a la profusión de convocatorias y consignas, aunque el gobierno haya tomado nota de la protesta anterior y también de que la que viene pueda resultar fuerte. Es que la convocatoria busca canalizar la respuesta masiva al último cacerolazo en barrios de alto poder adquisitivo, con cajas de resonancia en barrios y sectores de clase media. Si bien se montó sobre una «fake news» que le otorgaba a la Casa Rosada un poder resolutivo sobre la situación carcelaria de los presos, que es competencia de la Justicia, lo cierto es que expresó también cierto hartazgo hacia la cuarentena obligatoria de la clase media no asalariada, sobre todo profesionales, comerciantes y empresarios que arrastran más simpatía con el gobierno anterior que empatía por el actual.

Por ello, en las réplicas tuiteras de quienes sí abrevan en el oficialismo presente, incluso algunas llevaron la ironía al extremo: “No critiquemos La Marcha de los Barbijos… Dejemos que el Corona haga Patria por nosotros”, postuló un cáustico tuit del usuario Alejo.

 

Otras voces, también de evidente tinte oficialista, prefirieron permanecer en la frontera de la crítica y la cordura, aunque sin dejar de lado la firmeza: “Leo que quieren hacer una «Marcha de los barbijos». ¿Tienen caca en la cabeza? Muchos son literalmente ancianos! Las personas jóvenes estamos dejando de ir a laburar, y cursar en las facultades para cuidarlos a ustedes y organizan una marcha?”, se indignó Silvina Márquez.

 

Otros optaron por la discusión de posiciones, como Andrés Lerner. “Un movimiento político que compró barbijos vencidos con sobreprecios en medio de una crisis sanitaria llama a una movilización para denostar a su adversario, bajo el lema «Marcha de los barbijos». Esto sí que es el fin de la metáfora”, marcó con sarcasmo.

 

Remarcando la situación en la capital mediterránea, donde se desató un contagio institucional –cuando eran 29 casos, pero luego se confirmaron más de treinta– Anastasia Panero fue más directa: “Hospital Italiano de Córdoba, donde transitan unas 1.200 personas por día. Y los dementes quieren marcha de barbijos. Piensen una vez en el bien común, porque ninguno de los que agita eso vive de la diaria. En serio, los que fogonean la marcha de los barbijos prefieren esto??? No lo puedo creer! Hay que estar muy mal de la cabeza”, se enojó, e ilustró con las cifras hasta el momento en que escribía.

Nico Lichtmaier también hizo hincapié en la contradicción evidente, pero como otros eligió el vitral del humor ácido: “Me pregunto si para agitar «¡Basta de cuarentena! ¡Todos a la marcha de los barbijos!» pueden usar las mismas cuentas con las que militaron «¡Alberto genocida de abuelos!», «¡Mirá cómo no respetan la cuarentena los Negros de Claypole!», o si tienen que crear nuevas”, estoqueó.

 

Con sintonía análoga, Pili tuiteó: “Lo más gracioso (no, nada gracioso) es que el epicentro de la Marcha de los barbijos y donde más va a pegar la rebelión de los rebeldones, va a ser la ciudad que peor está de todo el país y en la que gobierna la oposición. Son hijes de hermanes”.

Con todo, hasta el cierre de este reporte todavía continuaban siendo vanos los esfuerzos por aportar un único eje central, ya que hasta se habían comenzado a viralizar recetas divergentes, pero en la misma cacerola. Así Juanma Arman lanzó en un tuit una síntesis, que no parecía tal sino más una convocatoria de partidarios del presidente Jair Bolsonaro en Brasil: “7M Marcha de los barbijos contra el comunismo”, planteó en dudoso resumen.

Otros, como Nicolás Souto, permanecían fieles a presuntas situaciones más rioplatenses, entre ellas “el cagazo del gobierno”; el “miedo a las cacerolas”; el “miedo a la verdad que oculta «K5N»”. Y finalizó su tuit con una convocatoria más abarcativa: “A los que estemos hartos de la cuarentena”.

 

Con semejante desmadre, Chincheta prefirió la practicidad: “Jueves 7 de mayo, 18 horas. En la puerta de tu casa respetando la distancia social”, y “en todas las esquinas del país, respetando la distancia social”, tendió en su “Calendario”. Cernió, así, en esa modalidad de protesta la “Marcha de los barbijos”, y de toda la fumigación de consignas se centró en tres: “¡Basta de presos libres!”; “¡Basta de sobreprecios!”, y “¡Basta de gobernar por DNU!”.

Lo que no evitaron unos y otros, más allá del debate, fue la aparición de una tercera voz que, con potencia, también empezó a diseminarse: la de quienes recordaron que la “La Marcha de los Barbijos” la hicieron ellos, y más de una vez: fueron y son así las protestas de Pueblos Fumigados y del colectivo de organizaciones ambientalistas, sociales y vecinales que denuncian envenenamiento de personas, mascotas y todo ser viviente por la aspersión de agrotóxicos en campos y zonas urbanas, como práctica usual en monocultivos. Paradójicamente, el agronegocio es un sector que desde el inicio de la cuarentena se estableció como “esencial”.

La Asociación de Víctimas de Trolls denunció convocatoria a una manifestación pública en las redes

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