Otra vez una explosión causó pánico y estupor en la ciudad. Salvando las distancias de la magnitud de lo ocurrido en calle Salta 2141 en 2013 pero más destructivo que lo de marzo de este año en un inmueble ubicado en Balcarce y Brown, esta vez el impactante suceso ocurrió ayer cerca de las 5 de la mañana en las instalaciones del laboratorio Apolo, ubicado en Alem al 2900. Por causas que se están investigando –se presume que pudo haberse registrado un escape de gas en una caldera–, el siniestro dejó como saldo cinco personas heridas, la más grave con quemaduras en el 50 por ciento el cuerpo. El estallido produjo también numerosos daños materiales por lo que de milagro no se registraron víctimas fatales.
El subdirector de Defensa Civil, Gonzalo Ratner, contó que pasadas las 5 recibieron un llamado al 911 que activó el protocolo para situaciones de estas características. Al llegar al lugar junto con personal de Bomberos, la GUM y la Policía se encontraron con un escenario similar al de una ciudad en guerra, con parte del edificio de la firma que fabrica sueros medicinales desmoronado y con graves daños en las propiedades linderas, entre ellas una casa, un taller mecánico y rajaduras en las paredes de otras.
“Volver a la normalidad va a ser una cuestión lenta, hay que identificar qué elementos son periciables y cuáles no. La explosión fue tan grande que la caldera se desprendió y se desplazó hasta el taller mecánico unos quince o veinte metros. Se trata de una caldera mediana, pero decir mediana no significa que no cause daños. Están a la vista”, indicó Ratner.
Dentro de la casa lindera más afectada se encontraba Juan Carlos Sánchez, un chofer de colectivo de 62 años que sufrió graves quemaduras en la mitad del cuerpo. Fue trasladado en un primer momento al hospital Roque Sáenz Peña y luego al hospital Eva Perón de Granadero Baigorria donde hasta el cierre de esta edición se encontraba internado en terapia intensiva con pronóstico reservado pero estable. Llegó con quemaduras principalmente en los miembros inferiores, en un brazo y parte del otro. No sufrió daño de consideración en el rostro, en el torso ni en los genitales. Igual, su estado era delicado y se encontraba asistido por respirador artificial. De todas maneras, el doctor Ariel González, director del Eva Perón, confirmó que Sánchez será trasladado al Sanatorio Británico.
El panorama fue de máxima tensión y los agentes se encontraron también con otras dos mujeres que sufrieron heridas en las piernas, y otras tres en “estado de shock”. Además los médicos atendieron a un nene de 2 años y medio con quemaduras en los miembros inferiores.
Por su parte, el jefe de inspectores de Obras Públicas, Carlos Hyon, comparó la detonación como la de “una bomba”. “Esto es una bomba. Pasó, en menor medida, como en calle Salta (2141). Son las mismas características, con todo el daño colateral impresionante que ha provocado esta explosión”, describió.
La explosión hizo volar por los aires toda clase de escombros, que quedaron esparcidos por el piso y principalmente una gran cantidad de chapas. Justamente, observar las chapas retorcidas, que volaron a unos 50 o 60 metros despedidas como hojas de papel, sirvió como ejemplo para evaluar la magnitud de lo ocurrido.
“Tenemos la casa de Drumond 2960 que está quebrada por la mitad, está inhabitable y tenemos el pasillo con la pared medianera que está con problemas. Es impresionante, las cosas volaron por los aires. Te imaginas que volaron paredes de 30 centímetros y algunas de 45 centímetros”, señaló Hyon.
Por su parte, el titular de la Dirección de Protección Civil de la provincia, Marcos Escajadillo, remarcó que “éstas son empresas que necesitan respetar todas las condiciones de seguridad para poder evitar y prevenir incidentes como el ocurrido”.
“La gente de Obras Particulares va a ser la que va a evaluar si la firma puede seguir trabajando acá”, siguió el funcionario provincial.
Desde el Ministerio Público de la Acusación, el fiscal Walter Jurado –quien fue increpado por algunos vecinos al llegar al lugar pasadas las 9 de la mañana– explicó que la razón de su demora tenía sus motivos en “razones de seguridad”.
“Llegamos pasadas unas horas para no entorpecer el trabajo de los bomberos. La PDI (Policía de Investigaciones) estuvo haciendo recolección de pruebas. Tenemos que evaluar los detalles que nos entreguen Bomberos y Defensa Civil. A partir de ahí se verá cómo continúa la investigación, más que nada la cuestión jurídica”, afirmó.
El subsecretario de Control y Convivencia del municipio, Guillermo Turrin, señaló que la empresa se encuentra inscripta en los registros municipales. “Con respecto a la caldera, los elementos que están sometidos a presión requieren una inscripción en la EPE (Empresa Provincial de la Energía) y nosotros desde el municipio actuamos para que esa inscripción se cumpla. En este caso en particular las dos estaban anotadas y el contribuyente acercó también un informe de un gasista matriculado que avala el correcto funcionamiento de las tomas de gas, informe que fue pasado por Litoral Gas. La realidad en función de lo que pasó es que está todo por establecerse”, explicó.
“Sabemos por inspecciones realizadas que las calderas estaba en buenas condiciones de funcionamiento. No eran calderas obsoletas porque así fueron verificadas. Nosotros estamos trabajando con el fiscal”, subrayó Turrin.
Con diez pedidos de quiebra
Laboratorios Apolo arrastra desde hace varios años una situación tanto laboral como judicial complicada. La jueza del Juzgado de Distrito Civil y Comercial de la 1ª Nominación, María Andrea Mondelli, declaró hace poco más de un mes la quiebra por pedido de uno de los acreedores. La misma no terminó de efectivizarse ya que uno de los apoderados de la firma realizó un depósito que canceló la deuda con el acreedor. Frente a esto, la magistrada dispuso que se hiciera lo mismo con el resto de los acreedores, que serían más de diez. Bajo esta actual situación es que ocurre la tremenda explosión.
La planta estuvo tomada por el personal, ya que actualmente venía transitando por serios problemas económicos. En mayo de 2012, alrededor de 120 trabajadores reclamaron en la planta por sus puestos laborales y denunciaron que no cobraban los salarios y que la empresa estaba siendo “vaciada”.
A fines de ese año se iniciaron obras en la planta para la elaboración de suero fisiológico y dextrosa. Hacía muy poco el laboratorio había quedado envuelto en una polémica sobre la calidad del suero que se fabricaba que denunciaron los mismos empleados.
La compañía supo tener tiempos mejores y de producir más de un millón de sueros por mes, exportar a Paraguay y vender al mercado interno, pasó a producir muy poco.
El caso de Balcarce 23 bis
A fines de esta semana o principios de la próxima estaría listo el informe pericial que determinará si hay que demoler o no el edificio de dos pisos de Balcarce 23 bis, donde el 23 de marzo pasado se produjo una explosión que le costó la vida a Alejandro Bogado, morador de la vivienda. Hasta el momento se determinó que tanto la cocina como el calefón no tenían desperfectos, por lo que se presume que la pérdida de gas que causó el siniestro se acumuló por detrás de las paredes. Desde hace más de tres meses el sector está vallado a la espera de que finalicen las pericias que definirán los pasos a seguir tanto con la construcción donde se produjo la explosión como con dos casas linderas.